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Los presidentes de Honduras, Guatemala, El Salvador y delegados del resto de países centroamericanos hicieron un llamado a la comunidad internacional para que se sensibilice ante la magnitud de la tragedia que han ocasionado las lluvias e inundaciones en la región. “Estamos padeciendo el mayor desastre natural de nuestra historia reciente en materia de infraestructura dañada y de pérdidas de la producción”, dijo el presidente salvadoreño Mauricio Funes durante la reunión con sus homólogos, donde se analizó el impacto de las lluvias.

Funes considera necesario que la comunidad internacional contribuya a la reconstrucción. Por eso, los mandatarios acordaron convocar en diciembre próximo a una cumbre de donantes y organismos financieros internacionales.

El objetivo, aclaran los presidentes que firmaron la declaración denominada comalapa, no es solamente obtener fondos, sino que la comunidad internacional se sensibilice sobre la magnitud de la tragedia.

El Salvador calcula que las pérdidas rondarían los 650 millones de dólares. Es decir, tres puntos del Producto Interno Bruto (PIB), aunque no descartan que la cifra llegue a un 4 0 5 % del PIB.

Sin embargo, para la reconstrucción será necesario 1,500 millones de dólares. “Una cosa son los daños y pérdidas que deja un episodio de esta naturaleza y otra es la inversión que se necesita para hacer frente a la rehabilitación y reconstrucción de todo lo dañado” agregó el mandatario salvadoreño.

Los miembros del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) también coinciden en la necesidad de modificar los procesos de reconstrucción y que el esfuerzo no sea destruido, en el futuro, por nuevos fenómenos naturales.

“Necesitamos construir una estrategia de carácter regional, pero también llevar a cabo un proceso de rehabilitación y de reconstrucción pero sobre todo este último con nuevos parámetros de tal manera que lo que hoy reconstruimos no resulta después dañado o botado por un nuevo fenómeno climático” concluye el mandatario salvadoreño.

Las lluvias provocadas por el sistema de baja presión 12E dejó en Centroamérica una estela de muertes. En El Salvador 34 personas perdieron la vida y 2 más aún están desaparecidas, en Guatemala 39 fallecidos, en Honduras 29 y Nicaragua 14.