Por Ann Colwell, de CNN
(CNN) — La vida de Abelardo Joya cambió radicalmente en cuestión de segundos en septiembre de 2010. Un avión de fumigación sobrevoló su pequeña granja rociando sus plantas de cacao, yuca y plátano con el herbicida utilizado en la erradicación de cultivos de coca. Secas y marchitas, sus plantas ya no tienen la capacidad de producir comida.
Joya, sus cuatro hijos y su mujer embarazada, Olga, huyeron a un barrio pobre de una ciudad a ocho horas de camino, pero con la esperanza de poder regresar algún día a su tierra rica y verde. Ellos son parte de los más de 3 millones de desplazados en Colombia.
Los fundadores de Give Us Names (Danos Nombres), una organización sin fines de lucro con sede en Atlanta y dedicada a llamar la atención internacional sobre la difícil situación de los campesinos desplazados de Colombia, quieren asegurarse de que el mundo escuche la voz de Joya.
“Somos una organización que cree en contar historias para construir un puente sobre el vacío entre Estados Unidos y el mundo en desarrollo,” dijo Dan Roge, el codirector y editor de Give Us Names.
Give Us Names estrenó en septiembre su primer documental Leaving La Floresta o Dejando La Floresta. Esta producción cuenta la historia de Joya y busca, según sus realizadores, unirse a los esfuerzos para acabar con el desplazamiento causado por fumigaciones de cultivos ilícitos en Colombia.
Estas fumigaciones son financiadas en gran parte por el Plan Colombia, un programa de asistencia de 7,500 millones de dólares que comenzó en 1999 durante el gobierno de Bill Clinton. El Plan Colombia apoya los esfuerzos del país en su lucha contra el narcotráfico a través del financiamiento de operaciones antinarcóticos.
“El programa de erradicación aérea administrado por el gobierno de Colombia ha tenido éxito extraordinario,” aseguró James Story, director de la Sección de Antinarcóticos de la embajada estadounidense en Bogotá. Según Story, el cultivo de coca y la producción de cocaína en Colombia han disminuido respectivamente 40% y 60% desde que comenzó el Plan Colombia. Agregó que los homicidios han disminuido un 50% y el terrorismo y los secuestros en más de 90%.
El desplazamiento en Colombia es extraordinariamente complejo, explicó Story. El funcionario enumeró la pobreza, las inundaciones, los problemas con los títulos de propiedad, los conflictos por la tenencia de la tierra, el cultivo de coca, el terrorismo como resultado de narcotráfico y el reclutamiento forzado de niños como algunas de las causas principales que obligan a la gente a abandonar sus hogares.
“Cuando dejamos de lado las discusiones científicas y estériles sobre el tema de los desplazados, de lo que estamos hablando realmente es de seres humanos que están siendo arrancados de su fuente de sustento,” dijo Roge. “…hablamos de las cosas que saben hacer, las cosas que les dan valor… y eso es un tema de dignidad profundamente humano y trágico.”
Según un reporte de la organización de Naciones Unidas de 2010, Colombia tiene la tasa de desplazamiento interno más alta del mundo.
“Cuando estábamos investigando sobre las principales crisis humanitarias del mundo, Colombia surgía una y otra vez en el tope de esa lista,” explicó Caleb Collier, codirector del documental.
Give Us Names pasó meses en Colombia viajando, investigando y filmando. “Queríamos algo específico, queríamos una historia para contar. Buscábamos a alguien que abriera su vida para nosotros y nos contara sobre el tema del desplazamiento”, dijo Collier.
A través de una organización con la que coopera, Give Us Names conoció a Joya unos meses antes de que sus cultivos lícitos fueran fumigados. Esta relación ayudó a que el trabajo se concentrara en el desplazamiento causado por las fumigaciones. El documental muestra que en el terreno del vecino de Joya el cultivo de coca —la planta a partir de la que se procesa la cocaína— quedó intacto después de la fumigación con el herbicida.
“Si su vecino cultiva coca, se hace todo el esfuerzo posible para rociar solo las plantas de coca”, dijo Story. “Hay algún desvío. Es mínimo; menos de 150 metros”, agregó.
El funcionario antinarcóticos añadió que hay un sistema implementado en Colombia que permite a la gente presentar quejas formales ante las autoridades municipales. Si esas reclamaciones son verificadas, los campesinos reciben una compensación económica por cualquier cultivo legal que haya sido dañado por las fumigaciones.
Según Story, pocas quejas reciben compensación por razones como la presentación extemporánea del reclamo, mezcla de cultivos ilícitos con los lícitos o falta de evidencia sobre la aspersión o sobre los daños en el terreno. Según datos de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia, en 2004, solo una queja de 874 recibió indemnización. En 2009, 4,442 quejas fueron presentadas. El gobierno pagó indemnizaciones en 107 casos.
Hay pocas estadísticas sobre cuál es el porcentaje de desplazamiento causado por las fumigaciones. CODHES, una organización de defensa de los derechos humanos, calcula que entre 60% y 70% de los desplazamientos del departamento de Guaviare en 2007 y 2008 estuvieron vinculados con las fumigaciones erróneas.
“Tratar de establecer el número exacto de personas quienes han sido desplazadas por un evento fumigación es muy difícil,” afirmó el funcionario antinarcóticos.
Story hizo un cálculo aproximado de menos de un cuarto de punto porcentual. De los casi 3.5 millones de desplazados esto representa cerca de 9,000 personas.
Story también dijo que USAID ha invertido 2.5 millones de dólares en zonas como La Floresta, donde trabaja con 5,000 desplazados.
“Con seguridad, nuestro programa ha gastado más de 1.2 millones de dólares destinados a proveer reparación a la gente afectada por errores en la aspersión de cultivos,” dijo el funcionario. “Es una cosa muy rara y desafortunada que ocurre. Cada caso individual en sí es una tragedia”, dijo.
El documental Leaving La Floresta también examina las soluciones alternativas. Give Us Names acompaña a otras organizaciones para llevar a los campesinos desplazados a comunidades de tipo cooperativo.
“Esperamos algo mejor para Abelardo,” dijo Collier. “Y porque esperamos algo mejor para Abelardo, vamos a trabajar para asegurarnos de que funcione. Somos narradores, pero además, somos personajes dentro de esa historia”, aseguró el cineasta.
Give Us Names insiste en que no critica al gobierno de Colombia.
“No los atacamos de ningún modo”, aseguró Collier. “Decimos que desde nuestro punto de vista de ciudadanos estadounidenses, vemos que nuestra política no se está llevando de la manera que debería. Entonces, hablamos con el gobierno de Colombia, el gobierno de los Estados Unidos, con las organizaciones y vemos cuáles son las mejores vías para avanzar”, dijo.
Acción Social, la entidad gubernamental que asiste a la gente desplazada, dice que las fumigaciones aéreas no son consideradas un factor de desplazamiento forzado.