Por Vincent Valk
Supongamos por un instante que pudiéramos hacer desaparecer las emisiones de 300 millones de automóviles que hay en el mundo, que causan el efecto invernadero, sin tocar un solo coche.
¿Cómo lo haríamos? ¿Un programa masivo y mundial de “dinero por chatarra” (cash for clunkers) para que todo el mundo maneje autos híbridos? ¿Impuestos a las millas viajadas? ¿Algo que tenga que ver con energía solar y eólica?
No. Pero podemos pintar nuestros techos de blanco.
La tecnología de techos fríos puede ayudar también a los dueños de edificios a bajar costos de energía; alrededor de 360 dólares por año por cada 1000m2, de acuerdo a una presentación realizada en Julio en la conferencia del laboratorio Lawrence Berkeley National (LBNL por su sigla en inglés) en California. Esto no es mucho dinero, pero suma, sobretodo si afuera hace calor. Esta tecnología en la India podría reducir el consumo de energía en más del 90%, según otra presentación en la misma conferencia.
Si el 80% de los techos en áreas urbanas en climas tropicales y zonas de clima templado fueran pintados de blanco (u otro color fresco, que refleje luz no visible) podría contrarrestar 24 mil millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono. Esto es el equivalente a 300 millones de autos o 500 plantas de carbón de mediana envergadura.
Mientras que la implementación de los techos blancos a gran escala tendría un gran impacto a nivel global, el impacto local variaría dependiendo del clima. Un estudio de 2003 hecho en 11 áreas metropolitanas de EE.UU. por LBNL reflejó que el ahorro anual neto de energía en Phoenix sería de 37 millones pero sólo 3 millones en Philadelphia.
Son las comunidades locales las que están tomando la iniciativa de implementar la tecnología de los techos fríos y las oportunidades son ilimitadas. Techos y pavimento (ambos de color oscuro) son el 60% de las áreas urbanas. Los techos solamente contribuyen con el 20 a 25%. Hay literalmente millones de metros cuadrados de techos negros en todo el mundo y la pintura blanca no es algo de difícil adquisición. El desarrollo de energía solar a escala para autos puede tomar años, mientras que la iniciativa de los techos puede crecer velozmente y sin necesidad de nueva infraestructura.
La ciudades ubicadas en climas templados o cálidos son especialmente atractivas para esta propuesta. California, por ejemplo, fue la que requirió desde el 2005 que en las construcciones con los techos nuevos y chatos éstos sean pintados de blanco. La movida tuvo sentido” dice Arthur Rosenfeld, autor de una investigación sobre cambios globales. Australia también implementó los requerimientos de reflectividad solar en sus más recientes códigos de edificación.
La regulaciones por ahora cubren a los nuevos techos solamente pero si se tiene en cuenta que la mayoría de estos tienen que cambiarse cada 20 años, se llegará a tener un impacto mayor, dice Rosenfeld.
“Nuestro objetivo principal no es pintar los techos de la gente,” dice Juan Carlos Pe, fundador del Proyecto Techos Blancos “queremos que la gente agarre un pincel y haga algo por su comunidad. Queremos ayudar dando el soporte y las herramientas necesarias para que este cambio suceda en todas partes”
Si, en realidad esto llegara a suceder, será como si desaparecieran 300 millones de autos, al menos en términos atmosféricos. Esto es genial, aunque seguiremos atascados en el tránsito.
Nota del editor: Las expresiones de este artículo son las de Vincent Valk. Si desea más información explore The Global Innovation Showcase creada por New America Foundation y Global Public Square.