Por Fareed Zakaria*
(CNN) — En la campaña electoral de Estados Unidos, no se está hablando mucho de política exterior, excepto de un tema: Irán. Todos hablan del nuevo poderío y autoconfianza de Irán, con sus pruebas de misiles, su avance en el programa nuclear, sus acciones en Iraq.
Mitt Romney, el republicano que hasta ahora destaca rumbo a la candidatura de su partido, describe Irán como “la mayor amenaza que enfrenta el mundo en la próxima década”. Newt Gingrich ha comparado el desafío iraní con el ascenso de la Alemania de Hitler. Los comentaristas más moderados también observan la creciente influencia y el poder que ejerce Irán en Medio Oriente.
En realidad, la verdadera historia sobre el asunto es que Irán es débil y cada vez más débil. Las sanciones han empujado a su economía a un descenso en picado. El sistema político está fracturado y fragmentado. En el extranjero, su aliado más cercano y el régimen que constituye prácticamente su único apoyo, Siria, se está viniendo abajo. Las monarquías del Golfo Pérsico se han unido contra Irán y apuntalando sus relaciones con Washington. La semana pasada, Arabia Saudita cerró su compra más grande de la historia de armamento estadounidense.
La medida más simple para evaluar la fortaleza de Irán es su moneda. Cuando Barack Obama se convirtió en presidente, se podían comprar 9,700 riales con un dólar. Desde entonces, el dólar se ha apreciado en un 60% en comparación con el rial, lo cual quiere decir que ahora se pueden comprar 15,600 riales por dólar.
El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, dijo hace poco ante el Parlamento que las más recientes sanciones fueron “las más amplias… que hayan existido” y que “este es el mayor ataque económico en la historia de un país… todos los días, todas nuestras actividades bancarias y comerciales, y nuestros acuerdos son monitoreados y bloqueados. “El precio de los alimentos básicos ha aumentado 40% en los últimos meses”, informó esta semana Reuters.
La reacción del gobierno iraní a las perspectivas derivadas de las sanciones que podrían impactar a sus exportaciones petroleras muestra su desesperación. En primer lugar, uno de sus almirantes amenazó con bloquear el Estrecho de Ormuz, refiriéndose a la expresión persa de que esto sería tan fácil como “beber un vaso de agua”. Sin embargo, uno de los principales comandantes de las Guardias Revolucionarias, una fuente fundamental de poder de Irán, rápidamente se retractó, al afirmar que Teherán no tiene la intención de bloquear el estrecho. (El estrecho de Ormuz es el canal de salida de cerca de la mitad de la producción petrolera mundial, que Irán amenaza con cerrar si EU y Europa endurecen las sanciones).
Honestamente sería una locura hacerlo ya que Irán lo padecería más que cualquier otro país. Bloquear el estrecho provocaría el cierre casi total de las exportaciones y las importaciones de Irán; con el 60% de la economía de Irán procedente de las exportaciones del petróleo, eso conllevaría al gobierno a una parálisis.
Mientras tanto, el programa nuclear de Irán avanza. Esto es inevitable: la tecnología nuclear tiene 70 años; Irán tiene una gran comunidad científica, y ve un programa nuclear como un emblema de la seguridad y orgullo nacional. Sin embargo, ¿pensamos que Corea del Norte es tan fuerte y en ascenso dado que posee algunos cuantos dispositivos nucleares ordinarios?
El gobierno de Obama ha puesto gran presión sobre Irán en distintos frentes, mucho más presión que la que el gobierno de Bush haya sido capaz de mostrar. Esto se debe, en parte, a que la presión ha sido ejercida, en la medida de lo posible, con otros países. Estados Unidos no compra petróleo proveniente de Irán. Pero las naciones europeas, Japón y Corea del Sur lo hacen, y si se alinean a una nueva ronda de sanciones, Irán enfrenta la posibilidad real de una caída en picada de su economía.
El gobierno de Obama parece haber concluido que el régimen iraní no está listo o no es capaz de hacer una reconciliación estratégica con Occidente. El régimen está demasiado dividido y el ayatola Ali Khamenei, la máxima autoridad, el Líder Supremo, es demasiado rígido ideológicamente. Así que por ahora Washington quiere ejercer presión sobre Irán con la esperanza de que esto obligue en algún momento al régimen a entablar negociaciones serias.
Esta estrategia es entendible. Pero también se arriesga a desarrollar presiones que podrían tomar su propio curso -con explosivas consecuencias. El precio del petróleo aumenta durante una crisis económica mundial debido solamente a estos riesgos políticos. Sin una estrategia cuidadosamente considerada, estos riesgos aumentarán. Los países débiles cuyos regímenes enfrentan presión a veces pueden provocar más problemas que las naciones poderosas.
*Nota del editor: Fareed Zakaria es periodista de CNN y de la revista Time especializado en asuntos internacionales. Escribe periódicamente en el blog Global Public Square, sobre temas de relevancia mundial, con contextos e historias propias.