El Cairo (CNN) — La defensa comienza su caso en el juicio contra el expresidente egipcio, Hosni Mubarak, a quien se acusa de corrupción y de ordenar la muerte de cientos de manifestantes durante el levantamiento del año pasado que derivó en su expulsión.
El exministro del Interior de Mubarak, cuatro de sus ayudantes, y sus dos hijos también enfrentan un juicio por varios cargos en un caso que se ha denominado el “juicio del siglo” en Egipto.
Fiscales y abogados de derechos civiles han pedido que Mubarak sea condenado a pena de muerte.
Sin embargo, su abogado Fareed El Deeb, sigue confiando en que le sean retirados los cargos a Mubarak.
“No hay evidencia en contra de mi cliente, la información y los rumores son falsos. Tengo la intención de contrarrestar todas las mentiras que le imputan los abogados que quieren nada más que la fama”, dijo Deeb.
El juicio concluirá el 16 de febrero y se espera que el juez fije una fecha para el veredicto final.
La semana pasada, el abogado Sameh Ashour, que representa a algunas de las familias de las víctimas, dijo en el juicio que “160 agentes de policía dispararon 4,800 balas de las ametralladoras durante la revolución. Las ambulancias fueron utilizadas para transportar armas a los agentes”.
A principios de este año, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso emitió un comunicado expresando su “profunda preocupación” por la petición de la fiscalía de una sentencia de muerte a Mubarak y pidió a Egipto considerar su edad y mala salud.
Mubarak, de 83 años, ha sido llevado a la sala del juicio todos los días en una camilla. Alemania y Francia también hicieron declaraciones de “preocupación”.
Abogados familiarizados con el caso dijeron que es poco probable que Mubarak y sus compañeros acusados reciban la pena de muerte, en parte debido a la dificultad de probar que el presidente ordenó los asesinatos, dijeron los abogados.
Los analistas coincidieron en que es más probable que reciba una pena de prisión, mientras que algunos egipcios celebrarían una sentencia de muerte a su exlíder, especialmente en un momento de gran tensión, como es el 25 de enero próximo, el primer aniversario de la sublevación.