Por Rubén Navarrete Jr.*
(CNN) — En una fábula popular, un escorpión le pide a un sapo que le ayude a cruzar un río. En un principio, el sapo se niega porque le da miedo que el escorpión lo pique. Pero el escorpión le dice que si le pica, los dos se hundirían. El sapo accede, pero a la mitad del camino, el escorpión lo ataca y los dos se ahogan. ¿Por qué lo habrá hecho el escorpión?, se preguntaba el sapo, a lo que el escorpión respondió diciendo que no lo pudo evitar, que está en su naturaleza.
Moraleja: algunas criaturas no pueden controlar sus impulsos naturales, aunque ello signifique ir en contra de sus propios intereses.
Es el caso de los republicanos cuando hablan de inmigración, tal y como hicieron los cuatro aspirantes de ese partido a la candidatura presidencial durante el debate que sostuvieron en Mesa, Arizona la semana pasada.
Sí, en Arizona, el estado en el que en el 2010 empezó esa ponzoñosa tendencia de aprobar las leyes de inmigración más duras en el país; aunque meses después, un tribunal federal derribó la mayor parte de la medida argumentando que ese estado se había excedido en su autoridad al tratar de inmiscuirse en la regulación de la política federal de inmigración.
La estricta ley de inmigración de Arizona, conocida como la SB 1070, esencialmente sanciona la apariencia étnica de las personas, ya que establece que cualquier oficial local o estatal debe corroborar el estatus migratorio de cualquier persona que considere que se encuentra en el país de manera ilegal. En Arizona, eso significa que se apunta a los latinos. Este hecho no es sólo ofensivo, sino también irónico, ya que población hispana ha habitado ese estado desde antes de que Estados Unidos se hiciera con la propiedad de dicha tierra, durante la guerra contra México en 1847.
Por tanto, era de esperarse que se les preguntara a los republicanos acerca del tema de inmigración en el debate. Pero, ¿sus respuestas tenían que ser tan pobres? ¿no podían tan sólo por una noche dejar de dirigirse únicamente a las personas que rechazan la presencia de los migrantes, y ser un poco más considerados y sinceros acerca de cómo es posible que llegáramos a este escenario y qué haremos para resolverlo?
Si el Partido Republicano no hace algo por abordar de una mejor manera el tema de la inmigración, será una cuestión de vida o muerte. No ganarán más elecciones presidenciales si continúan despreciando de una manera tan cruel, arrogante, simplista y deshonesta a los votantes latinos.
El factor demográfico no está precisamente de su parte: oficiales del Censo de E.U. estiman que para el 2050, el 30% de la población será latina. Se espera que 10 millones de latinos emitan su voto en las elecciones de 2012, y cada año otros 500,000 latinos nacidos en los EE.UU. alcanzarán la mayoría de edad.
Sin embargo, está en la naturaleza de los republicanos hablar acerca de la inmigración de una manera en la que disminuyen el papel que desempeñan quienes emplean a inmigrantes ilegales, y los pintan como los que les quitan el empleo a los americanos que trabajan duro. Niegan que, como hace poco dijo el senador de Florida Marco Rubio, algunas de sus ideas son “duras, intolerables e inexcusables”, y refuerzan la narrativa que dice que a Arizona la inundaron ilegales y que ellos no tuvieron nada que ver, pero ahora tienen que hacer todo lo que puedan para asegurar la frontera con México y correr a los intrusos -la administración de Obama ya ha deportado a 1,2 millones de personas, y contando, la cifra más alta del último medio siglo-.
Pero ningún aspirante republicano hizo referencia a estas situaciones. Ninguno de ellos tuvo el varlo de decirle a la gente reunida en Arizona no lo que quería escuchar, sino lo que necesitaba escuchar.
Cuando una persona del público que se identificó como Jerry Lott, originario de la localidad de Key Man, en Arizona, hizo uso de la palabra y señaló que el estado es “objeto de ataques de la federación por el simple hecho de querer asegurar la frontera”, ninguno de los candidatos lo corrrigió. Ni uno solo de los aspirantes le dijo que el gobierno federal no busca evitar la llegada de más inmigrantes, sino procurar el respeto a los derechos humanos de quienes ya viven en Estados Unidos y que merecen un mejor trato.
Sí, se trata de los mismos republicanos que, en materia de política exterior, tratan de convencer a los votantes de que ellos enfrentarán a los criminales y tiranos en el hostil escenario internacional.
Sin embargo, es obvio que ni siquiera tienen el valor de presentarse ante una audiencia pública y amistosa para hablar con la verdad.
*Nota del Editor: Rubén Navarrete Jr. es colaborador de CNN y columnista para otros medios.