AFGANISTÁN (CNN) — El secretario de Defensa, Leon Panetta, llegó a Afganistán este miércoles, es el primer alto mando estadounidense que visita el país desde que un soldado fue detenido bajo sospecha de asesinar a 16 afganos, entre hombres, mujeres y niños en sus casas el domingo 11 de marzo.
Panetta realizará una visita de dos días en medio de la furia de afganos por la matanza del fin de semana.
Se espera que se reúna con líderes tribales y ministros de gobierno, pero su agenda no incluye visitar la zona de la provincia de Kandahar, donde ocurrió la matanza.
Este miércoles ocurrió una fuerte explosión que mató a ocho personas en la provincia de Helmand, donde se encontraba Panetta, quien no sufrió daño alguno.
La explosión en la carretera destruyó un minibús, y dejó a las víctimas irreconocibles, según el gobierno de Helmand. Las autoridades culparon a terroristas del ataque
En un incidente separado, una motocicleta explotó en Kandahar, y mató a un agente de seguridad de inteligencia afgano que trataba de desactivar la bomba, informó la agencia de medios del gobierno. Otros tres, incluido un civil, quedaron heridos. No estaba claro si la bomba se relacionaba con los asesinatos del domingo.
El Talibán ha amenazado con decapitar a estadounidenses en respuesta por la matanza, mientras que funcionarios afganos han expresado su indignación al respecto. El presidente Hamid Karzai la llamó un “acto de terror imperdonable”.
Pese a algunas protestas por la violencia local, el país no ha reaccionado como lo hizo el mes pasado cuando tropas estadounidenses quemaron copias del Corán y materiales religiosos islámicos. Funcionarios militares dijeron que los materiales habían sido retirados de prisiones afganas porque contenían mensajes extremistas.
El presidente Barack Obama llamó al incidente un “error” y se disculpó por él, pero sus esfuerzos no evitaron los disturbios y los ataques que dejaron al menos a seis tropas estadounidenses y docenas de afganos muertos.
La primera parada de Panetta en Afganistán será el campo Bastion y la base adyacente Leatherneck, donde se reunirá con los máximos jefes de las tropas británicas y estadounidenses, y hablará con un grupo de cerca de 200 soldados. De ahí viajará a una base de operación cercana para reunirse con más tropas antes de volar a Kabul.
Su llegada ocurre un día después de que fuerzas afganas fueron tiroteadas durante el funeral de víctimas de la matanza, mientras manifestantes molestos por las muertes bloquearon una carretera en el sur del país.
En Washington, Obama dijo el martes que había planes de cambiar el curso de la guerra en Afganistán.
La matanza del domingo, en la que murieron nueve niños, tres mujeres y cuatro hombres en dos poblados, tensó las relaciones entre Washington y Kabul.
El Talibán ha combatido a fuerzas estadounidenses y de la OTAN así como a fuerzas afganas del gobierno desde la invasión de Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre. Tras la matanza del domingo, describieron a las tropas estadounidenses como “enfermos mentales salvajes”. En un comunicado emitido el martes, dijeron que se vengarían por los asesinatos y que decapitarían estadounidenses por todo el país.
El Ejército de Estados Unidos ha dicho que el sargento acusado de los asesinatos actuó solo. Dos altos mandos militares dijeron a CNN que imágenes de cámaras de seguridad mostraban al sospechosos yéndose y volviendo solo a la base.
Hay otra imagen que lo muestra tendido boca abajo en un campo. Luego se le ve levantarse y caminar de regreso a la estación, de acuerdo con un funcionario militar estadounidense que tiene acceso directo a esta información. No está claro de dónde se tomaron las imágenes.
El soldado, cuyo nombre no ha sido revelado, aún no recibe cargos. Él se entregó tras cometer la matanza y podría enfrentar la pena de muerte, de acuerdo con Panetta. El parlamento afgano exigió un juicio público, pero funcionarios estadounidenses dijeron que ellos realizarán la investigación y el juicio.
Funcionarios han descrito al sospechoso como un sargento de la unidad de infantería asignado a las Fuerzas Especiales en la provincia de Kandahar, el corazón del Talibán y foco principal de la estrategia de contrainsurgencia liderada por Estados Unidos en Afganistán.
Investigadores analizan si el alcohol pudo haber sido un factor importante en el ataque. Los exámenes toxicológicos realizados al sospechoso aún no están listos, según dos altos mandos militares.
El sospechoso estuvo de servicio tres ocasiones en Iraq y luego fue trasladado a Afganistán, de acuerdo con el Ejército estadounidense.
En el 2010 sufrió un accidente al volcarse el vehículo que conducía, según un funcionario del Departamento de Defensa, que habló bajo condición de anonimato. Tras el accidente, el sargento fue diagnosticado con daño cerebral pero se consideró que estaba en condiciones de prestar servicio.