(CNN) — Roman Williams, arzobispo de Canterbury y líder de la Iglesia anglicana, con más de 85 millones de miembros a nivel mundial, anunció este viernes que dejará su puesto a finales de este año.
Williams ha sido arzobispo de Canterbury, máximo cargo de la Iglesia de Inglaterra, durante 10 años. Según su página de internet, Williams ejercerá como profesor en el Magdalene College de la Universidad de Cambridge a partir de enero.
Williams declaró que “servir como arzobispo de Canterbury a lo largo de la última década ha sido un enorme privilegio; tomar esta decisión no fue fácil”. Agradeció a los que contribuyeron con su ministerio con “visión, esperanza y entusiasmo”.
La oficina del arzobispo informó que la reina Isabel II conoce la decisión y, como máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra, designará formalmente al sucesor.
El secretario general de la Comunidad Anglicana, Kenneth Kearon, dirigió un escrito a los líderes principales de la iglesia para informarles de la renuncia de Williams, según el sitio de internet del Servicio de Noticias de la Comunidad Anglicana.
El mandato de Williams “coincidió con un periodo turbulento, de cambios y desarrollo en la Comunidad Anglicana; durante este tiempo, su escrupuloso liderazgo”, según palabras de Kearon.
Algunos temas como la homosexualidad y la ordenación de mujeres como obispos, causaron conflictos públicos y una profunda división en la Comunidad Anglicana.
Aunque Williams se pronunció en contra de los matrimonios homosexuales y lanzó advertencias sobre los “peligros de imponerlos” al resto de la población, se le percibe en general como liberal y se le atribuye la presión para que se apruebe a fines de este año la polémica ordenación de mujeres como obispos.
El tema de los derechos de los homosexuales ya ha marcado a la comunidad anglicana en Estados Unidos.
Andrea Minichello Williams, miembro del Sínodo General y líder del grupo británico Christian Concern, urgió a la Iglesia de Inglaterra a “dar el paso definitivo” para encontrar un sucesor que hable claro respecto de los temas que causan división. En un comunicado, expresó: “Existen muchos asuntos que están confrontando a nuestra nación y que han llevado a cuestionar el lugar que ocupa la fe cristiana en la sociedad británica. Este es, por tanto, un momento crucial para que la Iglesia establecida en este país demuestre el liderazgo, la claridad y el rumbo que muchos piden”.
Entre los posibles sucesores de Williams está el arzobispo de York, John Sentamu, nacido en Uganda. Sentamu solicitó asilo a Gran Bretaña en los setentas para escapar del régimen de Idi Amin. Aún ostenta los valores conservadores característicos de los obispos africanos, como demostró recientemente cuando acusó a los activistas por los derechos de los homosexuales de querer imponer una “dictadura” de sus valores. Sentamu, segundo en importancia en la Iglesia de Inglaterra, es sumamente popular y escribe una columna los domingos en el nuevo periódico The Sun.
A través de un comunicado publicado en su página de internet, dijo que recibió “con gran tristeza” la noticia de la renuncia de Williams. Le rindió honores diciendo que es “un líder extraordinario y capaz que ha fortalecido los lazos del afecto”. Como reflejo de la controversia que ha rodeado a Williams, Sentamu agregó: “A pesar de su esfuerzo valiente, incansable y santo, ha sido difamado por gente que no debería haberlo hecho”.
Nacido en Gales en 1950, Williams estudió Teología en Cambridge y fue docente antes de incorporarse a la iglesia. Se convirtió en obispo de Monmouth en 1991 y en 2002 fue designado el arzobispo número 104 de Canterbury.
Millones de personas alrededor del mundo lo vieron oficiar el matrimonio del príncipe Guillermo y Catalina, duquesa de Cambridge, en abril.
Nima Elbagir, Richard Allen Greene y Pierre Meihan contribuyeron con este reporte