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LA HABANA (CNN) — El papa Benedicto XVI llega a Cuba este lunes en la segunda etapa de una gira que ha utilizado no sólo para difundir la fe, sino para tratar cuestiones políticas.

Benedicto XVI llegará a la isla desde México, donde denunció la violencia por la lucha entre cárteles, en una visita programada a sólo meses de las elecciones presidenciales. También criticó el sistema político marxista de Cuba, diciendo que “ya no corresponde a la realidad”.

Los comentarios del papa, hechos a periodistas a bordo del vuelo de Roma a México, desataron especulaciones sobre lo que va a decir una vez que se dirija al pueblo cubano de forma directa.

El ministro de Relaciones Exteriores de la isla, Bruno Rodríguez, en respuesta al comentario papal, dijo que su gobierno considera que “el intercambio de ideas útiles” y se sigue perfeccionando su sistema.

Benedicto XVI tiene previsto llegar la tarde del lunes a la sudoriental ciudad de Santiago de Cuba, y tomará un vuelo a la capital cubana el día siguiente, donde celebrará una misa en la Plaza de la Revolución este miércoles.

Se esperan grandes multitudes en ambas ciudades, donde los preparativos para la visita incluyen capas frescas de pintura para edificios y la instalación de carteles que anuncian su llegada.

El viaje está programado para el 400 aniversario de Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cuba, pero la incertidumbre se cierne sobre lo que se dirá, con quién se reunirá el pontífice, y lo que la visita significará para los cubanos.

“Para mí, estoy muy feliz de que venga”, dijo Juana DeArmas, dueña de una tienda en La Habana Vieja. “Yo estaba aquí cuando (el papa) Juan Pablo II vino, y siempre hubo un montón de turistas”.

La visita se espera que sirva para dar un impulso al turismo, en apoyo a la economía mientras muchos cubanos buscan tomar partido de recientes reformas aprobadas, que poco a poco han engrosado el número de empresas privadas en el país.

Catorce años antes, un muy diferente a Fidel Castro saludó a un muy diferente pontífice, cuando miles fueron presentados ante el papa Juan Pablo II, quien hizo un histórico primer viaje papal a Cuba en 1998.

Después de haber sido invitado por el entonces presidente Fidel Castro, Juan Pablo II urgió al país “a abrirse al mundo y que el mundo se abra a Cuba”.

“Hubo una especie de historia de amor entre Juan Pablo II y América Latina”, dijo el analista del Vaticano John Allen. “Simplemente no es lo mismo con el Papa Benedicto XVI”.

En México, un arzobispo pidió a los fieles dejar de hacer comparaciones entre Benedicto XVI y el anterior papa, que atrajo a multitudes en toda América Latina y visitó todos los países de la región antes de su muerte en 2005.

En Cuba, aunque Juan Pablo II ayudó a mejorar las relaciones iglesia-gobierno, las relaciones actuales de la isla con la religión siguen siendo complicadas.

Décadas antes, la revolución comunista de Castro intentó acabar con la influencia religiosa en Cuba, hubo confiscación de propiedades de la iglesia y fueron expulsados los trabajadores religiosos, algunos de los cuales habían apoyado a los anticastristas.

El país era oficialmente un estado ateo hasta la década de 1990, cuando se reformó la Constitución. La Navidad fue reconocida como un día de fiesta y a miembros del Partido Comunista se les permitió practicar abiertamente su fe, si tuvieran una.

Funcionarios de la iglesia dicen ahora que la isla es alrededor del 60% católica, aunque pocos practican la religión abiertamente.

Sin embargo, el acceso a la televisión estatal por parte de los religiosos y la administración de escuelas religiosas siguen estando restringidas en gran medida, lo que podría ser un punto de énfasis durante la visita del pontífice, según observadores.

“Estas visitas papales puede tener un impacto”, dijo Allen. “Parece que con Raúl, Cuba está dando pasos pequeños hacia la normalización”.

Muchos en la isla parecen escépticos de que el viaje produzca resultados duraderos. Si bien la iglesia ha sido elogiada por su papel en las recientes reformas, también recibió fuertes críticas por parecer demasiado complaciente con el gobierno. Grupos de derechos humanos dicen que la mayoría de los presos políticos ha dejado prisión, pero continúa el hostigamiento contra activistas.

Benedicto XVI tiene previsto reunirse con el presidente Raúl Castro y con el cardenal cubano Jaime Ortega, en Santiago de Cuba este lunes, y de nuevo en La Habana, junto con la familia del presidente, que podría incluir a Fidel Castro, quien dejó el poder en 2006 por problemas de salud.

El presidente venezolano Hugo Chávez también llegó a la isla este sábado, según la televisión estatal cubana, que informó de que se someterá a un tratamiento de radiación.

No está claro si Benedicto XVI se reunirá con Chávez, quien lucha contra el cáncer.