Los científicos pretenden poder pronosticar las plagas de langostas al igual que el clima.

Por John D. Sutter, CNN

Nuakchot, Mauritania (CNN) — En su puesto en el desierto del Sahara, los científicos trabajan arduamente para agregar un problema de proporciones bíblicas al pronóstico del tiempo: Los enjambres de langostas.

El Centro Nacional de Lucha contra la Langosta en la capital de Mauritania, un enorme y arenoso país en África Occidental, emplea toda clase de tecnologías –desde dispositivos computarizados llamados “eLocust” hasta imágenes satelitales y reportes de nómadas en el desierto con teléfonos celulares, para tratar de predecir cuándo y dónde se congregarán miles de millones de estos insectos.

Se pretende poder pronosticar las plagas de langostas al igual que el clima.

No es una tarea fácil. La langosta del desierto –un insecto similar al saltamontes– ha diezmado las cosechas de Mauritania durante 3,000 años, contribuyendo a la inseguridad alimentaria y la pobreza. Se dice que cuando las langostas plagan un área, los árboles se convierten en esqueletos, desprovistos de corteza, y el suelo queda completamente raído, masticado hasta las raíces.

“A veces pueden ocultar el cielo”, dice Sidi Ould Ely, un investigador en el Centro.

Cuando miles de millones de langostas plagan un área —decenas de millones pueden ocupar un kilómetro en un enjambre– los agricultores pierden sus cosechas y alimentos. Incluso el ganado muere. En 2004, miles de personas fueron afectadas por una inmensa plaga.

Beida Ould Beilil, un agricultor del norte de Mauritania, recuerda bien ese evento. Las langostas acabaron con la corteza de sus árboles y cubrieron el cielo “como una nube”, explica.

“Nadie puede parar las langostas, excepto Dios”.

Dios… o tal vez los científicos.

Pronosticar estos eventos puede salvar vidas, de acuerdo con los científicos del Centro de la Lucha Contra la Langosta, quienes se reunieron con CNN en diciembre.

El grupo de investigación, liderado por Mohamed Abfallahi Ould Babah, ha reunido lo que Babah afirma es la base de datos más grande sobre langostas del desierto en el mundo, mostrando cuándo las condiciones para los enjambreso “invasiones” son óptimas y dónde ocurren.

En general, estos eventos catastróficos suceden en áreas del desierto donde ha llovido considerablemente y, por consecuencia, hay abundante vegetación que sirve de alimento para los insectos. El Centro monitorea estas áreas con imágenes de satélite. Sus 150 trabajadores utilizan aparatos ‘eLocust’ para actualizar información en tiempo real de avistamientos de langostas en el campo.

Además, el Centro ha involucrado a pastores nómadas de Mauritania que rondan el desierto con manadas de cabras, ganado y camellos, y que últimamente cuentan con teléfonos móviles. El Centro les ha proporcionado un número gratis al cual llamar cuando avistan langostas. Toda la información ayuda al Centro a pronosticar cuándo puede ocurrir el siguiente enjambre.

Sin embargo, aún existen grandes misterios en el proceso. Nadie sabe con exactitud por qué las langostas se reúnen en enjambres.

Koutaro Maeno, un investigador japonés que viajó a Mauritania para estudiar estos insectos, afirma que los enjambres están relacionados con el hecho de que cuando las langostas empiezan a sentirse hacinadas, cambian de forma y color.

Las langostas “buenas”, que no se congregan en enjambres, son pequeñas y verdes.

Las langostas “malas” empiezan amontonarse unas con otras –el término científico para estos insectos es gregario, y son agresivos unos con otros– se vuelven más grandes y cambian su color a tonos aterradores rojo y negro.

Sus antenas negras las hacen ver como pequeños demonios.

Otros teorías sobre por qué se reúnen en enjambres afirman que se sienten amenazadas cuando su población crece sustancialmente y escasea el alimento; y, ya que las langostas pueden ser caníbales, escapan unas de otras para no ser comidas, o se persiguen en busca de alimento.

Esta teoría es respaldada por los trabajos de Iain Couzin, profesor asociado de la Universidad de Princeton que visitó Mauritania para conducir una investigación de campo sobre las langostas y su conducta en grupo.

Couzin explicó así la situación: “Fue una gran sorpresa. Fue una situación que descubrimos por accidente. Las langostas trataban de comerse unas a otras. Parece ser en enjambre en el que todas cooperan pero en realidad es una horda egoísta y caníbal. Todos tratan de comerse a todos, y tratan de evitar ser comidos”.

“El resultado es que corres de aquellos que vienen hacia ti y tratas de alcanzar a los que escapan de ti. Eso crea estos tremendos enjambres que se desplazan a través del desierto. No hay comida en el desierto de cualquier manera, así que hacen lo que parece más conveniente en su precaria situación”.

El Centro de la Lucha Contra la Langosta en Nuakchot ha tenido éxito en pronosticar las plagas, usando su base de datos y combinándola con la información obtenida de los satélites, dispositivos eLocust y reportes de tribus nómadas.

El año pasado, por ejemplo, Babah reveló que el centro identificó una potencial plaga y trató el área con insecticidas para prevenir que ocurriera un desastre.

En otros aspectos, el grupo no ha tenido tanta suerte. Algunas dificultades se deben a que las imágenes de satélite utilizadas por el Centro no son de alta resolución y son incapaces de identificar plagas de langostas en tiempo real; solo pueden identificar las condiciones en el suelo que podrían causar un enjambre.

Babah señala que se necesitan más fondos económicos para tener imágenes con mejor resolución y un monitoreo más frecuente.

Científicos de las universidades de Oxford y Princeton también están interesados en el problema.

El conocimiento sobre estos enjambres seguirá aumentando, dijo Babah. Solo el 5% de la información en las bases de datos del Centro ha sido analizado por los investigadores, dijo.