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Por Rodrigo Aguiar

(CNNMéxico) — Aunque con la liberación de la semana pasada de los últimos 10 agentes uniformados cautivos de la guerrilla de las FARC se cierra un capítulo en el secuestro por motivos políticos en Colombia, cientos de familias aún esperan la liberación de sus seres queridos, a quienes piden que el gobierno no olvide.

Seis policías y cuatro militares fueron rescatados el 2 de abril por helicópteros brasileños y trasladados a la civilización desde un remoto lugar en la selva, donde la guerrilla los liberó como “un gesto de paz”. Organizaciones civiles denuncian que todavía quedan cientos de personas en cautiverio.

“El gobierno nos habla de alrededor de 200 personas secuestradas, una organización no gubernamental, País Libre, nos habla de unas 405 personas” afirmó en entrevista con CNNMéxico Carlos Andrés Santiago, cofundador de la organización no gubernamental (ONG) Colombia Soy Yo (CSY), que lucha por la liberación de los rehenes.

“Hay certeza de que son cientos de personas que siguen secuestradas y desaparecidas, personas que fueron secuestradas hace 10, 20 o 25 años de quienes hasta ahora no se sabe nada”, según Santiago.

Según CSY, a los secuestros de la guerrilla y otros grupos irregulares se une el secuestro perpetrado por la delincuencia común, bandas que a veces “venden” a los secuestrados a grupos irregulares, al no poder negociar de manera satisfactoria un rescate.

La guerrilla de las FARC también “utiliza a civiles secuestrados como esclavos”, ante la imposibilidad de los familiares de pagar por las liberaciones. Según Santiago, hay casos de mujeres que son utilizadas como esclavas sexuales o como cocineras, y otros secuestrados que son obligados a combatir para las FARC.

Colombia Soy Yo nació después de la Movilización Mundial contra las FARC del 4 de febrero de 2008, en ese año reunieron a 14 millones de personas en 200 ciudades alrededor del mundo. Cuenta con 300 voluntarios por todo el país.

“Prefiero que me digan que está muerto”

La gran mayoría de las familias de los cientos de personas que permanecen en cautiverio ni siquiera han recibido una prueba de vida. Aunque la guerrilla de las FARC renunció a finales de febrero al secuestro extorsivo, en ningún momento afirmaron que van a dejar de secuestrar a políticos, por lo que la táctica sigue siendo válida para el grupo, el cual aún tiene una deuda moral con la sociedad colombiana, según Santiago.

“Ellos no pueden hablar de que renuncian al secuestro extorsivo, cuando aún hay cientos de personas que están en cautiverio extorsivo, cuyos familiares nada saben”, aseguró Santiago.

Hay familiares de secuestrados que dicen: “Hace 20 años no sé nada de mi hijo, no sé donde está, prefiero que me digan que está muerto a no saber nada”, afirma Santiago.

La liberación de la decena de oficiales provocó que el tema del secuestro volviera a los medios de comunicación, pero existe el temor de que se deje de cubrir el tema, según manifiesta CSY.

“Los que valen son los militares”

La ONG puso como ejemplo el caso de Ingrid Betancourt, quien “mientras estuvo secuestrada, toda la Unión Europea y Francia exigían su libertad”, lo que llevó a las primeras planas el problema.

“Desafortunadamente para las familias, existe cierto estatus entre los secuestrados”, según la ONG. “Aunque la comunidad internacional se alegra porque 10 oficiales secuestrados volvieron a casa, hay cientos de familias que siguen en la incertidumbre, y de quienes podría ya no hablarse en los medios”, afirma Santiago.

“Para el gobierno, los únicos que valen son los militares”, dijo a CNNMéxico Myriam Torres de Mora, madre del joven Juan Camilo Mora, secuestrado el 19 de enero de 2006. “Aquí hay secuestrados de primera, segunda y tercera clase”, afirma.

Un grupo de familiares creó el 4 de abril una asociación de secuestrados y desaparecidos llamada Los que faltan, con la intención de hacer visibles casos de civiles en poder de la guerrilla, explica Torres.

El principal objetivo de la nueva asociación es “trabajar por todos porque hay muchachos uniformados que no aparecen en una lista”, asegura, dijo a CNNMéxico Amalia Márquez, esposa de Ismael Enrique Márquez, presidente de la asociación, ambos padres del abogado Enrique Márquez Díaz, secuestrado por las FARC en 1999.

¿Dónde están?

Alexander Bayona Camacho está en cautiverio desde hace más de 4,400 días. El joven fue secuestrado el 18 de marzo de 2000 por guerrilleros de las FARC cerca de la ciudad de Palmira, en el departamento del Valle del Cauca, en el suroeste de Colombia.

Alexander, junto con Alberto González García, eran estudiantes de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia, cuando fueron secuestrados por la guerrilla. Según Vladimiro Bayona, padre del joven, aunque se supo de ambos estudiantes durante el primero año y medio de secuestro por lugareños que afirmaron haberlos visto en manos de la guerrilla, desde entonces nada se ha sabido.

La situación de la familia de Bayona es similar a la de la familia Torres de la Mora. “A Juan Camilo lo secuestraron el 19 de enero del año 2006 en Bogotá. Se lo llevaron a trabajar, como necesitan personas, y él es administrador de empresas y tiene una especialización en finanzas”, afirmó su madre, Myriam Torres.

El caso de Juan Camilo Torres es similar al del abogado Márquez Díaz, considerado por su familia como un esclavo de la guerrilla. El abogado fue secuestrado en Bogotá por las FARC el 11 de febrero de 1999. Hasta hace tres años, la familia ha sabido de él por voz de otros secuestrados liberados.

También existen casos de militares en activo que siguen secuestrados, y que no forman parte de las listas de secuestrados por las que las FARC ha negociado, como el del cabo segundo del Ejército Héctor Carrillo Velásquez, secuestrado desde hace más de 5.700 días.

Desde el 27 de julio de 1997, cuando fue secuestrado cerca de la población de San Antonio de Atenas, en el departamento del Caquetá, los familiares del Cabo Carrillo —considerado por la Fundación País Libre como el secuestrado más antiguo de Colombia— no han sabido nada de él. El gobierno no lo considera secuestrado, sino desaparecido.

“Ojalá estos sean los últimos secuestrados”

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, confió la semana pasada en que la liberación de los últimos uniformados en poder de las FARC sea el principio del fin del uso del secuestro por parte de la guerrilla.

“No es suficiente. Queremos unas muestras más fehacientes de su verdadera voluntad de terminar con este conflicto”, aseguró Santos, durante una visita a un hospital donde fueron trasladados los liberados. “Ojalá estos sean los últimos secuestrados”, dijo.

En años recientes, la guerrilla llegó a tener en cautiverio decenas de uniformados en un intento por intercambiarlos por guerrilleros presos, pero el gobierno no accedió a las peticiones del grupo. La mayoría de ellos fueron liberados unilateralmente, y otros mediante operativos militares, como en el caso de Ingrid Betancourt.

Los rebeldes izquierdistas han estado enfrentados con el gobierno colombiano desde los años sesenta. Debilitado en años recientes ante la muerte de los principales líderes, el grupo continúa realizando secuestros y atacando a fuerzas de seguridad.

El grupo difiere con esta lectura y afirma que “no está débil” y que “sigue en pie de lucha”. Márquez, uno de los integrantes de la cúpula, en un video grabado el pasado 24 de marzo y difundido el pasado sábado 7 de abril, negó “el fin de la guerrilla”.

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