(HLN.com) – Este fin de semana, hace 100 años atrás, 1.514 personas murieron cuando el Titanic se hundió en el Océano Atlántico norte en la mañana del 15 de abril. Mientras que los entusiastas han ideado muchas maneras de conmemorar este evento, desde cuentas de Twitter históricas hasta películas en 3D, no se ha hablado mucho sobre los perros que acompañaban a sus amos en el fatídico viaje.
Una exposición en la Widener University Art Gallery en Pensilvania, pone el énfasis en las increíbles historias de los perros del Titanic, con fotos de los animalitos y cuentan qué fue de sus destinos. Sólo tres de los 12 perros confirmados a bordo sobrevivieron a la tragedia, pero el hecho de que los animales sobrevivieron a las gélidas temperaturas y al caos general de esa noche, es verdaderamente notable.
¿Cuál fue el secreto para la supervivencia de estos perros? Al parecer, el tamaño. El Dr. J. José Edgette, Ph.D. curador de la exposición, e historiador del Titanic por 20 años, dijo a Yahoo! News que los tres perros que se salvaron eran muy pequeños, lo que significa que pudieron ser fácilmente puestos en las balsas salvavidas, sin que se noten. De acuerdo con Edgette, dos perros eran de raza Pomeranians, una de ellas se llamaba Lady y fue envuelta en una manta por su dueño, sin que otros pasajeros y miembros de la tripulación se dieran cuenta.
“Sobrevivió debido a que todos asumieron que era un bebé”, dice Edgette”.
El tercer perro era un Pekinés llamado Sun Yat-sen, que pertenecía a la familia Harper, de la firma editorial de Nueva York, Harper & Row. Curiosamente, compartió su nombre con el fundador y primer presidente de la República de China.
El hecho de tener un perro a bordo ya demostraba el tipo de privilegio especial del viajero, dice Edgette y explica que sólo a los pasajeros de primera clase se les permitió llevar a sus mascotas. “La tripulación fue muy respetuosa y a los pasajeros de primera clase se les dio lo que querían para mantenerlos contentos”, dijo. Algunos de estos propietarios, incluso sacaron pólizas de seguro de sus queridas mascotas. Lamentablemente, la mayoría de estos reclamos no fueron pagados, ya que los nueve perros que fueron dejados en las jaulas de la nave, obviamente, perecieron.
Si usted se está entristeciendo de sólo pensar en todas las mascotas que se perdieron en el desastre, tenemos más para contarle: “Una historia particularmente triste es la de un Gran Danés, propiedad de Ann Elizabeth Isham, de 50 años, relata Edgette. Al oír que su perro era demasiado grande para ser salvado, Isham huyó en un bote salvavidas para ir por su perro. Cuando, días más tarde, los equipos de rescate peinaban el área, testigos oculares dijeron que vieron el cuerpo de una mujer aferrada a un perro grande. “Se supone que el cuerpo que se recuperó era el de la señorita Isham”, dice Edgette.
Aunque sea triste, Edgette dice la exposición se centra en un aspecto a menudo olvidado de la tragedia. “Quería incluir cosas que la gente normalmente no conoce”, dice. “Todo el mundo sabe acerca del iceberg, cómo se hundió el barco, pero no van más alla… sin embargo, hay cientos de otros aspectos a los que les tenemos que prestar atención”, concluye.