Por Richard Allen Greene
(CNN) — Las desgracias llegan de tres en tres, incluso para el papa.
La semana pasada el mayordomo de Benedicto XVI fue arrestado bajo cargos de haber filtrado documentos secretos del departamento papal; el director de su banco fue destituido por incompetente y un grupo de manifestantes protestó justo frente a su puerta para exigir que revele todo lo que sabe acerca del sonado caso de una persona desaparecida.
Sin duda se trata de mala publicidad para el Vaticano, pero según los expertos, podría ser aún peor. Podría afectar la sucesión papal.
El mayordomo de confianza del papa, Paolo Gabriele, fue arrestado un día antes de que el consejo del Banco Vaticano despidiera al director de la institución, Ettore Gotti Tedeschi.
Dos días más tarde, cientos de personas congregadas en la plaza de San Pedro gritaban: “¡Verdad!, ¡Verdad!” mientras sostenían fotos de Emmanuela Orlandi, hija de un empleado del Vaticano desaparecida en 1983, cuando tenía 15 años de edad. El exorcista en jefe del Vaticano dijo que sospechaba que la chica había sido secuestrada con fines sexuales y agregó: “La investigación debería efectuarse dentro del Vaticano.”
Probablemente fue una coincidencia que se llevara a cabo la manifestación en ese preciso momento, ya que las teorías sobre una conspiración alrededor de la desaparición de Orlandi han existido por décadas y las investigaciones policiales no han dado frutos, según el reverendo Thomas Reese, autor del libro Dentro del Vaticano.
Pero los escándalos alrededor del mayordomo y el banco son significativos y revelan la batalla secreta que se libra tras puertas cerradas, agregó.
El efecto de cada uno de estos acontecimientos es el mismo: debilitar la autoridad del brazo derecho de Benedicto XVI.
Según los expertos, el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, está involucrado en una lucha de poder con su predecesor. “La razón de tal lucha es que el secretario de Estado tendrá una gran influencia en el próximo cónclave, en el que se elegirá al siguiente papa”, explicó Giacomo Galeazzi, periodista del diario italiano La Stampa.
Galeazzi precisó que el exsecretario de Estado del papa Juan Pablo II, el cardenal Angelo Sodano está tratando de neutralizar a Bertone para postular a uno de sus protegidos antes de que Benedicto XVI muera.
El periodista predijo que “las fugas de información cesarán una vez que Bertone abandone el cargo de secretario de Estado”. Y agregó que Bertone “hizo lo que se hace normalmente en estos casos: trajo a su equipo, a la gente de su confianza y los colocó en puestos estratégicos en el Vaticano”.
Reese declaró que “hay quienes ligaron su suerte a la del anterior secretario de Estado con la esperanza de convertirse en arzobispos o cardenales, cosa que no sucedió. Por ello están molestos y no quieren a Bertone”.
Una de las causas de los escándalos del mayordomo y el Banco Vaticano es que la Santa Sede ha sido mal administrada durante décadas. “Los clérigos no van a la Escuela de Negocios de Harvard. Bertone es teólogo, y no tiene un título en administración”, dijo Reese. Y añadió que Benedicto XVI no es mejor. “Es un profesor de alemán. Es un ideólogo, no un gerente; a pesar de ello dirige una organización con 1,200 millones de miembros”.
Reese agregó que existe una facción dentro del Vaticano que desea que el próximo papa sea “un buen administrador que ponga orden en el negocio”. Refirió que luego de haber tenido dos papas no italianos—Juan Pablo II, de Polonia, y Benedicto XVI, de Alemania—“muchas personas creen que debería ser italiano”. Sin embargo, el perjudicar a Bertone podría ser contraproducente para esa facción, advirtió. “Bertone es del Vaticano y es italiano. Algunas personas podrían pensar que necesitamos a alguien de fuera que logre un consenso y haga que las cosas funcionen”.
Reese no tiene una postura definida sobre la procedencia del próximo papa, sin embargo, tiene opiniones tajantes respecto a lo que el sucesor de Benedicto XVI debería hacer: “El Vaticano necesita urgentemente una reestructuración. En muchos sentidos aún funciona como una corte europea del siglo XIX”.