Por Ruben Navarrette Jr.
Nota del Editor: Rubén Navarrete Jr. es colaborador de CNN y columnista para otros medios.
(CNN) — Antes, cuando los estadounidenses pensaban en México, se imaginaban una fiesta en donde volaban las margaritas, los mariachis tocaban y todos los días era 5 de Mayo .
Ya no más. Espantosas historias de balaceras al azar, decapitaciones masivas y daños masivos se han convertido en algo común. A los gatilleros les da lo mismo dispararle a docenas de adolescentes en una disco con metralletas y lanzarlegranadas de mano indiscriminadamente a la gente en un festejo. Parece que los mexicanos se han hecho casi inmunes a la carnicería.
Como resultado de esos actos crueles de terrorismo, y los esfuerzos del gobierno por combatirlos, más de 47,000 han muerto en 5 años y medio. Muchos de los muertos, de acuerdo con las autoridades, estaban conectados con las drogas, pero otros eran civiles inocentes, incluyendo mujeres y niños, quienes pareciera que estuvieron en el lugar equivocado a la hora equivocada.
Muchos mexicanos le echan la culpa, erróneamente, al presidente mexicano Felipe Calderón por todas esas muertes. El argumento dice que, si Calderón hubiera dejado en paz a los cárteles, México no estaría bajo fuego.
Calderón es un objetivo conveniente porque ha hecho que destruir a los cárteles de la droga mexicanos sea su misión personal. Estamos hablando de media decena de cárteles de drogas, cada uno de los cuales obtiene cientos de millones de dólares anualmente en un país tan pobre que el trabajador promedio tiene suerte de ganar $8 dólares al día. Los clientes de los cárteles son, en su mayoría, estadounidenses.
¿Calderón está ganando esta guerra? Es difícil de decir.
Es cierto que algunos cárteles han sido debilitados; oficiales gubernamentales dicen que el cártel de drogas de La Familia está casi destruido. Lo que no dicen es que, de las cenizas, ha renacido un nuevo grupo llamado Los Caballeros Templarios.
Entonces continúa el horror.
Hace poco, en un caso muy famoso, la policía mexicana encontró 49 cuerpos mutilados en un pequeño pueblo entre las ciudades de Monterrey y Reynosa, cerca de la frontera de México con EU. Cabezas, brazos y piernas fueron cortadas, haciendo que a las autoridades se les dificulte identificar a los muertos.
Es como una tragedia de Shakespeare en el que cada acto es más sangriento que el anterior y siguen sin parar. Parece que una nueva generación de traficantes de drogas que pretenden ser jefes, están involucrados en un terrible concurso para ver quién es el más depravado.
En lo que respecta a la culpa, los mexicanos deben al menos enfocarla correctamente.
Calderón es el responsable por su decisión de usar al Ejército mexicano como el arma principal del gobierno en contra de los cárteles, en parte porque parece que muchísimos policías locales en México parecen ser corruptos o corrompibles. Y entonces, cuando acusan al Ejército de tener mano dura con los civiles y de violar los derechos de los ciudadanos mexicanos, como lo han hecho en años recientes, esa culpa si es de Calderón.
Pero los mexicanos también tienen algo de culpa, por darle poder a los capos de la droga. Por décadas, los mexicanos han suavizado el tráfico de drogas en la industria fílmica, musical y de otros aspectos de la cultura popular. Existen muchos corridos que cuentan la historia del muchacho que salió de la nada y se convierte en un poderoso líder de un a organización criminal poderosa basándose en su inteligencia y su fuerza.
Recientemente, Kate del Castillo, actriz mexicana, quien casualmente interpretó a una poderosa jefa de un cártel de drogas en la serie de “La Reina del Sur” de Telemundo, escribió en Twitter que tiene más fe en Joaquín “El Chapo” Guzmán que en el gobierno.
Guzmán es líder del poderoso cártel de Sinaloa, y estuvo en la lista de Forbes como una de las personas más ricas del mundo.
Hasta existen los santos de las drogas, a los que algunos mexicanos les rezan para, inspirados en personajes parecidos a Robin Hood, ven como protectores de los pobres en contra del gobierno. Claro, la Iglesia Católica no reconoce a estos santos, pero este hecho no los hace menos populares. Uno de los narco santos más populares es Jesús Malverde, quien tiene su nombre por un bandido, al que cuenta la leyenda, mataron las autoridades a principios de la década de 1990. Conocido como el bandido generoso o el ángel de los pobres, Malverde es un héroe popular para algunos en el estado de Sinaloa.
México es un caos, y muchos mexicanos están en shock. No saben qué hacer o si puedan hacer algo.
Bueno, pueden hacer esto: pueden dejar de convertir a los asesinos y a los terroristas en héroes populares. Pueden dejar de escribir poemas y canciones que honran a los traficantes de drogas y en cambio, empezar a alabar a los oficiales que ejercen las leyes, a quienes valientemente tratan de llevar a estos criminales a la justicia. Y pueden apoyar a su gobierno y estar al lado de su presidente para pelear una batalla que necesita ser peleada.
Es tiempo de tomar responsabilidad por la guerra de las drogas, así como de las circunstancias que la hicieron necesaria.
La gente en ambas partes de la frontera tuvo algo que ver para llegar a este desastre. Se necesitarán personas de ambas partes para limpiarlo todo.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Rubén Navarrete Jr.