(CNNMéxico) — Un centro de sostenibilidad, críticas y una nueva estrategia por parte de algunas organizaciones para presionar a los gobiernos a adoptar medidas en favor del medio ambiente y reducir la pobreza es el ‘legado’ de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
Mientras que el gobierno brasileño destacó la iniciativa para construir el Centro Mundial de Desarrollo Sostenible Río+ en colaboración con el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD, por sus siglas en inglés), asociaciones sociales, índigenas y ambientalistas calificaron el evento como un “fracaso”.
El centro, que estará en Río de Janeiro, es uno de los “grandes legados concretos” de la Río+20, dijo la ministra del Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, en conferencia de prensa.
La funcionaria destacó que en este proyecto también participarán la sociedad civil, las universidades y las empresas.
“(El Centro Río+) facilitará la investigación, el intercambio de conocimientos y promoverá el debate internacional sobre desarrollo sostenible”, señaló el PNUD en un comunicado.
Esta institución contará también con el apoyo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, el principal organismo de fomento del país.
Sin embargo, representantes de la Cumbre de los Pueblos expresaron su decepción por los resultados de la conferencia que se realizó a puerta cerrada. Esta agrupación de la sociedad civil realiza una reunión paralela a las negociaciones de los gobiernos para poner en su agenda algunos temas sociales.
“Me gustaría iniciar nuestra charla expresando nuestro profundo desencanto, nuestra profunda frustración en relación al documento oficial presentado”, dijo la activista brasileña Iara Pietrovsky, integrante de la Cumbre, al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Ban reconoció el “papel clave” de los movimientos sociales en el desarrollo sostenible, a la vez que defendió la declaración de Río.
El jefe de Naciones Unidas pidió a los representantes de la Cumbre de los Pueblos que no rechacen la economía verde, puesto que “no es una ideología”, sino “una herramienta” del desarrollo sostenible, por lo que les invitó a sumarse para dotarla de una dimensión social.
Por otra parte, líderes de Greenpeace, Oxfam y grupos de trabajadores sindicalizados anunciaron una nueva estrategia de lucha por el desarrollo sostenible tras considerar como un “fracaso” la Río+20.
Éstas organizaciones civiles, aliadas en diferentes plataformas, señalaron que aumentarán las presiones para que los gobiernos adopten medidas en favor del medio ambiente y de la reducción de la pobreza.
Además, pretenden participar activamente en las negociaciones que iniciará la ONU para definir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por Colombia.
Los ODS, metas que los gobiernos se impondrán para asuntos vitales como el agua, la biodiversidad y la seguridad alimentaria, están inspirados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que la ONU definió para asuntos como el hambre, la educación y la salud hasta 2015.
Barbara Stocking, dirigente de Oxfam, aseguró que las ONG trabajarán sobre una de las pocas cosas positivas que deja el documento de la Río+20, que fue la decisión de los gobiernos de 193 países de comenzar las negociaciones para establecer estos objetivos.
El director internacional de Greenpeace, Kumi Naidoo, calificó como “algo criminal” el que un centenar de gobernantes no haya dedicado ni media hora a intentar mejorar un documento que varios de los propios mandatarios calificaron como poco ambicioso.