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(CNN) — Cuando las herramientas de la ciencia se aplican a las reliquias religiosas, los resultados son casi siempre lo mismo: la ciencia dice que las reliquias no son lo que sus seguidores afirman.

La más famosa de todas ellas, el Sudario de Turín, ha sido considerada una falsificación de la Edad Media, e incluso la Iglesia católica no ha insistido en que el sudario haya sido utilizado para envolver el cuerpo de Jesús.

Así que, cuando lo arqueólogos búlgaros anunciaron hace dos años que habían encontrado los restos de Juan el Bautista, Tom Higham estaba escéptico.

Recibió una sorpresa.

Higham, un científico de la Universidad de Oxford y un ateo que no cree en “ningún tipo de religión o dios o cualquier cosa como esa”, fue llamado a realizar pruebas a seis pequeños fragmentos de hueso hallados en una isla llamada Sveti Ivan (San Juan).

Los restos resultaron pertenecer a un hombre que vivió en Medio Oriente en el mismo tiempo que Jesús, dijo Higham.

“Obtuvimos una fecha de cuándo exactamente pertenecía, exactamente a la mitad del primer siglo”, dijo Higham, un experto en datación por radiocarbono.

Esto no es una prueba de que pertenezcan a Juan el Bautista, porque no hay datos de ADN de los primeros santos cristianos, dijo el arqueólogo que encontró los restos.

Sin embargo, el mero hecho de que las pruebas no hayan probado que los huesos eran falsos ya es inusual por sí mismo.

El arqueólogo Kazimir Popkonstantinov lidera el equipo que encontró los restos bajo un altar de una basílica del quinto siglo en Sveti Ivan, una isla en el Mar Negro frente a Sozopol, en la costa sur de Bulgaria. Los huesos estaban en un relicario con una pequeña caja de arenisca.

En la caja están escritas las palabras en griego: “Dios, salva a tu siervo Tomás. Para San Juan. Junio 24”.

La fecha es el día festivo cristiano en honor a Juan el Bautista, por creerse que ese día es su cumpleaños.

Cuando los huesos fueron hallados en 2010, Popkonstantinov dijo que era “lógico suponer que los fundadores del monasterio hicieron lo posible para traer las reliquias de su santo patrono”.

Higham, el subdirector de la Unidad del Acelerador de Radiocarbono de Oxford, se involucró porque un colega conocía a los arqueólogos búlgaros. National Geographic también estaba interesada, así que proveyó de fondos para hacer pruebas más extensas de las que Higham originalmente había planeado, y realizó una película sobre el proyecto.

La datación por radiocarbono mostró que los restos pertenecían precisamente al periodo que le correspondería a Juan el Bautista, dijo Higham, mientras que las pruebas genéticas mostraron que era de un hombre y que todos los fragmentos óseos pertenecen a la misma persona.

Las pruebas de ADN realizadas por sus colegas en la Universidad de Copenhagen sugieren que la persona tiene probabilidades de ser originaria de Medio Oriente. Una prueba nuclear del ADN más detallada podría arrojar la localización más adecuadamente, dijo Higham, pero “eso cuesta mucho dinero”.

Hay evidencias históricas razonablemente buenas de que Juan el Bautista, quien en la creencia cristiana bautizó a su sobrino Jesús, existió, dice Paul Middleton, experto en Estudios Bíblicos en la Universidad de Chester.

Los cuatro evangelios y el contemporáneo historiador judío Josefo dicen que Juan fue decapitado por orden del gobernante Herodes Antipas, Middleton dijo cuando los huesos se encontraron. Los seis pequeños huesos están lejos de ser las únicas reliquias que pretenden pertenecerle.

Cuatro lugares, desde una mezquita en Damasco, Siria, hasta un museo en Múnich, Alemania, afirman tener su cabeza, mientras que el Museo de Topkapi, en Estambul, Turquía, asegura tener su brazo derecho.

Un monasterio en Montenegro dice tener su mano derecho, mientras que otro en Egipto posee una cripta conteniendo reliquias del santo.

Tom Higham afirma que puede realizarle pruebas para ver si encajan.

“Tenemos un genoma completo. Es posible que podamos intervenir un paso más allá y ver si hay alguna similitud” en el material genético de todas las reliquias.

“Nos hemos interesado mucho en esto. No está más allá de los límites de lo posible, y sabemos que las reliquias que se desplazaron fuera del Medio Oriente entre el cuarto y quinto siglo”.

Pero, para él, el proyecto es sólo científico.

“Soy ateo”, dice. “Lo veo como un problema arqueológico de datación. Tenemos algunos huesos y estamos tratando de tener tanta información como estos puedan darnos”.

Simon Hooper y Susannah Palk contribuyeron con este reporte.