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Por Sebastián Castro

Hay gente que nació para trotar mundos y ayudar a otros. Tal es el caso de Meradith, quien aún con un productivo trabajo como “compradora profesional de zapatos”–sí muchachas, ese trabajo existe–para la prestigiosa tienda de departamento Neiman Marcus, sentía un inexplicable vacío en su vida. Es por eso que un buen día decidió darle un vuelco de 180 grados a su rutina y partió hacia el trópico. Terminaría en un pequeño pueblo llamado Potrero, en el Pacífico costarricense. Años y mucho trabajo después, es la directora y fundadora de Abriendo Mentes , una organización que se dedica a la enseñanza del inglés a través de un “enfoque multicultural”. Esas dos últimas palabras y excelentes referencias me convencieron que valdría la pena hacerles un reportaje. Días después, me daría cuenta que iban mucho más allá del “A, B, C” (léase en inglés).

Meradith y Drew–su novio y socio en Abriendo Mentes comenzaron el proyecto sin saberlo. Siendo esta una región turística, muchos padres querían que sus hijos aprendieran inglés, a lo cual ambos accedieron gustosamente. Día a día, más niños llegaban hasta que el restaurante donde daban las clases no daba abasto. Fue entonces cuando se les ocurrió una idea. “Si vamos a enseñar inglés, hagámoslo como se debe”. Así nacería Abriendo Mentes.

Cinco años después, cuentan con la participación de más de 200 niños por sesión, involucrados en actividades que van mucho más allá de la enseñanza del idioma. Parece más como una agenda educativa diseñada por las Naciones Unidas que un programa de inglés. En la mañana clases de baile al mejor estilo “Bollywood” a manos de instructores de la India, y por la tarde las actividades deportivas. Pero no fútbol sino Lacrosse, un deporte practicado principalmente en el noreste estadounidense. Todo con instrucciones en inglés. Lo más sorprendente, los niños entienden a la perfección aún cuando en promedio reciben muchas menos horas de inglés que en la escuela local. La diferencia está en el método. Aquí disfrutan, por tanto QUIEREN aprender.

La grabación fue de las más divertidas a la fecha. A veces uno se topa con estos mágicos lugares, donde todo el mundo parece emitir energía positiva. Los niños estaban extasiados de “salir en tele” y tanto Meradith como los voluntarios, que con sus nacionalidades representaban casi todos lo continentes, nos trataron con un cariño y disposición que ojalá podamos contrarrestar con nuestro reportaje final.

Habrán organizaciones que enseñen a una mayor cantidad de niños y que tengan muchísimo más recursos, pero me pregunto si alguien podrá nombrar alguna que enseñe a niños de bajos recursos de un pueblo remoto en el trópico a asimilar otras culturas, aprender de ellas y de esta manera beneficiar a su comunidad. Como dice el refrán, “Aquí no dan pescado, enseñan a pescar.” Tal vez el mejor resultado de Abriendo Mentes lo resume una frase que me dijo Berenice, una de las niñas participantes al preguntarle qué quería hacer cuando creciera: “Voy a la ciudad, me hago profesora de inglés, y me devuelvo a ser la directora de Abriendo Mentes” A sus once años, me lo dijo todo en inglés.