TRÍPOLI (CNN) — Luego de una histórica jornada de elecciones parlamentarias, las autoridades de Libia iniciaron el domingo el conteo de los votos que determinará el futuro político del país.
Las autoridades iniciaron el traslado de urnas desde distintos puntos en el país hasta el centro de conteo en Trípoli, la capital, informó Nuri Khalifa Al-Abbar, vocera de la Comisión Electoral Nacional de Libia.
El conteo inició desde la noche del sábado en los centros de votación.
Este domingo o el lunes podrían ser anunciados algunos resultados preliminares de la votación, afirmó la funcionaria, según un reporte de la agencia estatal LANA.
Casi 1,7 millones de libios —el 60% de los 2,8 millones de votantes registrados— acudieron a las urnas, aseguró Al-Abbar. Se espera que la participación aumente este domingo, cuando fueron abiertas ocho casillas en las que los electores no pudieron sufragar el sábado debido a brotes de violencia.
Las celebraciones en Trípoli iniciaron el sábado y continuaron durante la noche, después de la votación parlamentaria, que muchos vieron como los primeros pasos de la nación norafricana para construir un país libre y democrático.
La principal plaza de la ciudad —una vez llamada Plaza Verde por la filosofía política que Moammar Gadhafi plasmó en su Libro Verde, pero conocida ahora como Plaza de los Mártires por quienes cayeron en la revolución del año pasado— se convirtió en el epicentro de las celebraciones, abarrotado de carros.
Familias enteras y jóvenes manejaban vehículos ondeando banderas y haciendo sonar sus sirenas. Varios entonaron el canto revolucionario “alza alto tu cabeza, eres un libio libre”.
La última vez que Libia sostuvo una elección fue hace casi medio siglo y para mucha personas, el acto de emitir un voto fue una novedad después de 42 años de gobierno de Gadhafi.
Además de la significativa participación entre los votantes, la elección también confirmó un gran interés entre de la gente por ser parte del incipiente gobierno. Más de 3.500 candidatos contendieron para ocupar uno de los 200 asientos de la asamblea, cuyos ganadores se espera que sean anunciados al final este fin de semana o la próxima semana.
Más de 13.000 soldados estuvieron en las calles el sábado, en el cual se registraron algunos incidentes.
Dos casillas fueron incendiadas en la ciudad de Benghazi, en el oriente del país, informó Alexander Graf Lambsdorff, jefe de la misión de observación electoral de Estados Unidos. En otras dos ciudades, las urnas no abrieron hasta las 14:00 horas, solo seis horas antes de cerrar.
En la ciudad oriental de Ajdabiya, cinco centros de votación abrieron, pero otros cuatro en las afueras no.
El viernes, la artillería antiaérea disparó a un helicóptero de la Fuerza Aérea libia que transportaba urnas de la ciudad de Benghazi a áreas cercanas, informó el Ministerio del Interior. Una persona murió. Aún se desconoce quién está detrás del ataque.
La semana pasada, manifestantes atacaron un almacén e incendiaron boletas y otros materiales electorales.
Este fue uno de varios incidentes contra las elecciones realizados por libios del este, quienes ven una distribución desigual de asientos en la asamblea nacional. Los 200 lugares fueron colocados por población, reservando 100 para la región occidental de Tripolitania, 60 para Cyrenaica en el este, y 40 para el sur.
La desconfianza se debe a los muchos años de gobierno de Gadhafi, durante los cuales la región oriental denunció descuido y marginación. Benghazi emergió como uno de los bastiones rebeldes durante el levantamiento libio, pero muchos de sus habitantes ahora sienten que la revolución ha sido usurpada por el Consejo Nacional de Transición basado en Trípoli.
Mohammed al-Sayeh, miembro del Consejo, consideró que los incidentes eran “menores” y dijo que no había falta de confianza entre este y oeste.
“Libia siempre estará unida”, dijo. “Esta es la primera elección justa y democrática”.
El voto parlamentario es una prueba de fuego para la Libia posGadhafi. La nueva asamblea nacional recibirá la misión de nombrar un gobierno transicional y elaborar una nueva Constitución.
Moni Basu contribuyó con este reporte