(CNN) — Conozco a mi mejor amiga, Natalie Palmer, desde tercero de secundaria.

Sigue siendo mi mejor amiga 21 años después. Compartimos algunos momentos decisivos: su boda y el nacimiento de sus dos hijos; la revelación sobre mi homosexualidad ; la pérdida de mi madre a los 23 años; nuestra reunión con compañeros de la universidad 20 años después. No podría imaginar pasar cualquiera de estos hitos sin ella a mi lado.

Aunque tengo una querida hermana, fácilmente considero a Natalie como a una hermana de otra madre. Más importante aún, estableció el estándar para este tipo de relación que he llegado a valorar y celebrar: el lazo entre hombres homosexuales y sus amigas heterosexuales.

Juzgando por representaciones populares, la conexión de una mujer heterosexual con un hombre homosexual sólo ofrece el beneficio superficial de un entusiasta amigo de compras o un descarado estilista. Pero a través de la lente de la realidad y una inspección más cercana, estas relaciones son más profundas y amplias. Y parece que hay una aceptación cada vez mayor de este dúo único.

En 1998, Estados Unidos se regocijó con una versión ficticia de este par cuando NBC presentó Will & Grace, la primera serie de televisión en horario estelar que presentaba a personajes principales abiertamente homosexuales.

“Creo que Will & Grace probablemente hizo más para educar al público estadounidense que casi todo lo que alguien ha hecho hasta ahora”, dijo el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en una entrevista en mayo con Meet the Press. “La gente teme a lo que es diferente. Ahora, comienzan a entender”.

“Desde la perspectiva de los hombres homosexuales, las mujeres ofrecen una amistad íntima que generalmente está libre de las complicaciones del interés sexual”, escribió el consejero profesional con licencia John R. Ballew, de Atlanta, Estados Unidos, en su sitio web. “Para las mujeres heterosexuales, los hombres homosexuales ofrecen una amistad masculina que está libre de juego. Las mujeres pueden relajarse y ser ellas mismas con los hombres homosexuales en una forma que usualmente no es posible con los hombres heterosexuales”.

Pero eso no significa que nuestras relaciones sólo traten de zapatos y sombras para los ojos. Will & Grace subrayó las dinámicas y complejidades que existen dentro de este lazo único, desde la dificultad que el hombre homosexual tiene para decir ante el público que es homosexual (incluso con su mejor amiga) hasta decidir tener un hijo juntos cuando ninguno de los caballeros con armadura brillante de ambos ha aparecido. La frivolidad de la comedia hace que sea más fácil de asimilar para muchos espectadores.

En los últimos 14 años, la presencia de personajes homosexuales en los medios explotó, desde Queer Eye for the Straight Guy hasta Girls Who Like Boys Who Like Boys de Sundance Channel, Glee y la próxima comedia de NBC The New Normal.

También ocurrió un cambio radical en las actitudes estadounidenses: una encuesta realizada por Gallup concluyó que más del 50% de los estadounidenses ahora creen que las parejas homosexuales o lésbicas deberían tener el derecho de casarse, comparado con el 27% que sentía lo mismo en 1996, cuando Gallup preguntó sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Muchos de mis amigos homosexuales me dicen que aprecian el espacio seguro y libre de juicios, que las amigas heterosexuales proporcionan en sus vidas. Sin embargo, algunos afirman que el dúo de hombres homosexuales y sus amigas puede sonar muy superficial: prefieren no ser vistos como compañeros de compras a la Carson Kressley (personaje de Queer Eye for the Straight Guy) o un experto del “escuadrón de glamour”, siempre mimando a su “diva”.

“Lo que siempre me ofende sobre la relación estereotipada, especialmente después de Will & Grace, es la noción de que el hombre homosexual se convierte en un producto”, señala el escritor homosexual, Thomas Rogers en Salon. “El hombre homosexual permite a las mujeres sentirse exóticas, como si de repente encontraran una mascota emocionante o un atuendo elegante que les permitirá conseguir entradas para espectáculos en Broadway”.

Joe Forester, de 23 años, tiene cuatro mejores amigas heterosexuales. A pesar del cliché, dice que nunca se ha sentido como “el estereotipo del chico homosexual”.

Como las queridas amigas de Carrie Bradshaw en Sex & the City o como los cambiantes caballeros que entran y salen de las vidas de las superpopulares Real Housewives of Atlanta, aconsejo a mis amigas sobre moda y cosméticos. Y a petición suya, incluso intervengo con un consejo o dos para mantener a sus hombres felices.

Pero aún más importante que la moda o el sexo, es la seguridad emocional lo que principalmente me conforta dentro de estos lazos especiales, sobre todo durante los peores momentos de la vida. En 2005, mi amiga Nichole, tomó mi mano mientras estabamos sentados viendo la cremación de mi novio, quien murió repentinamente de un infarto a los 36 años.

“Pasaron muchos días y muchas botellas de vino”, recordó Nichole. “Simplemente llorábamos y reíamos y llorábamos y reíamos y llorábamos”.

Estas amistades me llevaron al proyecto en el que trabajo, un libro y documental sobre las relaciones entre los hombres homosexuales y sus mejores amigas heterosexuales.

Entrevisté a docenas de estas parejas para el proyecto, incluyendo a Robin y Peter, dos entrenadores y amigos que viajaron de Estados Unidos a Sudáfrica para ayudar a redefinir el concepto de familia durante el periodo postapartheid del país, y la era del cambio de régimen; y Sheila y Chuck, periodistas experimentados que pensaron que sus momentos de diversión se habían terminado cuando Chuck fue diagnosticado con sida.

Veinte años después, Chuck sigue vivo y es padrino de Charles, el único hijo de Sheila como madre adoptiva.

El residente del Valle de San Fernando en Estados Unidos, Eddie Satterfield, cuya mejor amiga es la actriz ganadora del Premio de la Academia, Mo’Nique, recuerda algunos momentos particularmente difíciles en su amistad. Dos de sus exesposos estaban celosos de su relación con Mo’Nique, incluso aunque él fuera homosexual, dice Eddie, quien es amigo de la comediante desde 1989, cuando eran operadores telefónicos en Baltimore, Estados Unidos.

“Tuve que retroceder y dejar que ella viera lo que yo supe desde el principio”, dijo Eddie. “A veces ser un buen amigo significa retroceder, incluso aunque sepas que tu amigo sufre”.

Mo’Nique ahora está felizmente casada por tercera vez con Sidney Hicks, pero el desacuerdo que tuvo con Eddie durante el divorcio de su segundo esposo casi termina su valiosa amistad hasta que Eddie la cortejó de nuevo con emotivos mixtapes (casetes con recopilaciones de canciones).

“Nos abrazamos, lloramos, reconciliamos y comenzamos donde nos quedamos”, dijo Mo’Nique. “No somos los mismos. Soy más reservada. Y aunque lo que pasó no es algo que podamos deshacer, amo a Eddie y lo quiero en mi vida”.

Como muestra el rompimiento y reconciliación de Eddie y Mo’Nique, las amistades entre hombres homosexuales y mujeres heterosexuales no son diferentes de las amistades entre personas del mismo sexo o relaciones entre hermanos. Contienen crisis emocionales y sirven como redes de apoyo; y, como Will y Grace, aquellos lo suficientemente afortunados para tenerlas recurren el uno al otro en un lazo platónico de toda la vida.

¿Tienes una amistad especial con alguien que tiene una orientación sexual diferente? ¿Qué mantiene a ese lazo fuerte? Opina aquí: