(CNNMéxico) — A mes y medio para las elecciones en Venezuela, el candidato opositor, Henrique Capriles, está inmerso en un maratónico recorrido por el país en el que busca conquistar votantes para acortar la desventaja que las encuestas le dan frente al presidente, Hugo Chávez.
Casi un mes después de que oficialmente el 1 de julio iniciaron las campañas, el semanario Sexto Poder reportó que la tendencia del voto favorecía 41% a Chávez por 35,17% del opositor Capriles, según divulgó CNN en Español.
Capriles lleva más de medio año impulsando su propuesta de cambio, progreso y reconciliación nacional por los rincones más recónditos del país, pero fue desde el inicio de la campaña en julio cuando aceleró la marcha con la intención de dar tres veces la vuelta al país antes de los comicios del 7 de octubre, reportó la agencia EFE.
En un solo día, el líder opositor puede recorrer entre cinco y once comunidades, a veces, incluso, de distintos estados. Este fin de semana estuvo en casa y recorrió cinco municipios del estado de Miranda (centro) que gobernó durante los últimos cuatro años combinando caminatas, saludos improvisados desde un camión y mítines.
“Este chamo (muchacho) no camina, trota”, comentaba entre risas un vecino de mediana edad del pueblo de Yare que apenas podía seguir el paso del exgobernador y abogado de 40 años, que se mostró cercano y accesible.
Tener tan cerca al hombre que aspira a ser el próximo presidente de Venezuela no es algo habitual y los vecinos de la región de Valles del Tuy se entregaron a Capriles, quien apenas podía avanzar entre los seguidores.
“Es un hombre demasiado humanitario, se ve, no está montado en un carro como los demás sino que él camina, va casa por casa, visita a su gente, a los más humildes y no está con distinción de colores”, dijo Margarita Herrera, ama de casa de 53 años, a EFE.
Al ritmo de animadas canciones de campaña, esta vecina del pueblo de San Luis esperó pacientemente más de dos horas la llegada del candidato, incluso bajo una intensa lluvia que dejó a los varios cientos de presentes completamente empapados.
Una de ellas, Lisette García, maestra de 27 años, se sobresaltaba cada vez que un movimiento le hacía presagiar la llegada de su “querido” exgobernador, al que, confesó, ha seguido en distintas ocasiones tal y como lo probaba la camiseta y el bolso estampados con una foto en la que se la veía abrazada al líder opositor.
Le gustan sus valores, su juventud y la confianza que transmite pero admitió, además, que cuando lo ve “no pueden faltar abrazos y besos”. “Es superatractivo, por eso casi todas las mujeres nos volvemos locas”, dijo.
El impacto de Capriles que causa en las mujeres es palpable en sus recorridos, donde las muchachas se le cuelgan del cuello o le mandan apasionados besos, en unos gestos que el joven opositor trata de corresponder cariñosamente.
“Flaco, voltea pa’ que te enamores”, se leía en una pancarta en uno de los discursos de formato breve de Capriles, que contrastan con las largas alocuciones de Chávez.
Así como el rojo en las concentraciones chavistas, el atuendo imprescindible para secundar una concentración opositora es, sin duda, “La Prohibida”, nombre que se ha extendido para denominar a la gorra con los colores de la bandera venezolana que Capriles luce y reivindica especialmente desde que el Poder Electoral instó a sacársela por incumplir la normativa electoral.
Wilmer Hernández, vendedor ambulante de 35 años, asegura que desde la prohibición, la gorra se vende “cada vez más”.
Hernández sigue la ruta electoral de Capriles desde julio aunque, curiosamente, explica que siempre ha votado por Chávez pese a que cada vez está “más convencido” de cambiar su voto.
El chavismo, de hecho, no dejó de estar presente durante la jornada mediante espontáneos “viva Chávez” que algunos vecinos lanzaban a la comitiva de Capriles o de grupos que recibían con abucheos a los militantes opositores en la entrada de mítines.
“Estando aquí simplemente les estamos diciendo que este es un municipio chavista y que esa gente son minoría aquí”, dijo Juan Carlos Cabrera, trabajador social de 35 años, quien portaba un cartel de Chávez.
Enérgico, cercano y de discurso breve, Capriles pretende marcar distancias con Chávez, en el poder desde 1999 y que aspira a su tercera reelección consecutiva, de cara a la crucial cita electoral del 7 de octubre.
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