Por Faith Karimi
(CNN) — El primer ministro etíope, Meles Zenawi, murió, informó la televisión estatal este martes, poniendo fin a semanas de especulaciones sobre su paradero y estado de salud.
La estación de televisión dijo que Zenawi falleció este lunes debido a una infección no especificada. El viceprimer ministro Hailemariam Desalegn está ahora a cargo, dijo el medio.
La noticia se produjo casi una semana después de que un portavoz del gobierno, dijo que Zenawi estaba “recuperándose bien” del tratamiento para una enfermedad no especificada.
El líder no había aparecido en público desde hace dos meses.
Zenawi, de 57 años, llegó al poder hace dos décadas y fue considerado una gran fuerza para el cuerno de África.
La nación había liberado poca información sobre su paradero, lo que provocó rumores y acusaciones de la oposición de que estaba muerto o frente a una enfermedad potencialmente mortal.
El gobierno ofreció una conferencia de prensa el mes pasado y anunció que Zenawi estaba recibiendo tratamiento por una enfermedad no especificada.
Él esta “recuperándose bien, descansando y realizando sus deberes como primer ministro y jefe de Estado”, reiteró el vocero del gobierno Bereket Simon la semana pasada. Se negó a dar detalles exactos sobre el paradero Zenawi o la naturaleza de su enfermedad.
La ausencia de Zenawi fue un tema candente en la nación. Los ciudadanos salieron a las redes sociales para hablar sobre su paradero y las teorías conspirativas de cambio.
La ausencia de Zenawi fue más evidente el mes pasado cuando Etiopía acogió una cumbre de la Unión Africana en su capital, Addis Abeba. Zenawi, un jugador clave en las conversaciones sobre las tensiones entre Sudán y su rival vecino Sudán del Sur, no asistió.
Etiopía, que es un aliado clave de Occidente a menudo elogiado por el uso eficaz de los fondos de ayuda, está rodeado de naciones inestables como Somalia y Sudán.
Zenawi, un exlíder guerrillero, es parte de un grupo que derrocó al dictador Haile Mariam Mengustu en 1991. Al político se le atribuye el progreso económico y el mantenimiento de la paz en un país rodeado de países inestables.
Sin embargo, grupos de derechos humanos han acusado a su gobierno de mano dura y una serie de abusos, incluida la limitación de la libertad de prensa y tomar medidas enérgicas contra los partidos políticos de oposición.
El año pasado, Etiopía encontró a dos periodistas suecos culpables de apoyar el terrorismo y los condenó a 11 años.