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(CNN) — Los adolescentes tienden a retraerse dentro de sus habitaciones cada vez que intentas preguntarles cómo están, y se ocultan con sus amigos tanto que cada vez pasan menos tiempo con su familia. Pero un nuevo estudio revela que quizá no sea así.

En cerca de 200 familias estudiadas, en general, los hijos pasaban más tiempo con sus padres en los primeros años de su adolescencia. Cuando llegaron a los 15 años, el tiempo compartido comenzó a disminuir.

El tiempo que los adolescentes pasan específicamente con su padre podría traer importantes beneficios, según el estudio realizado por la Universidad Estatal de Pennsylvania. Mientras más tiempo pasaban solos con sus papás, más alta se tornaba su autoestima, y mientras más tiempo compartían con sus padres dentro de un grupo, desarrollaron mejores habilidades sociales.

“El estereotipo de que los adolescentes pasan todo su tiempo metidos en su habitación o con sus amigos es, en realidad, tan solo un estereotipo”, dijo Susan McHale, directora del Instituto de Investigación de Ciencias Sociales en Penn State. “Nuestra investigación demuestra que, ya entrados en los años de la adolescencia, los jóvenes continúan pasando tiempo con sus padres y este tiempo compartido tiene implicaciones importantes en los ajustes psicológicos y sociales de los adolescentes”.

Los investigadores estudiaron a familias que tuvieran al menos dos hijos, en un periodo de siete años.

“Es muy raro contar con información longitudinal sobre un periodo tan largo para cuatro miembros de una familia”, dijo Ann Crouter, decana de la escuela de Desarrollo Humano y Salud en la Universidad de Pennsylvania.“Se requiere de una increíble cantidad de tiempo y esfuerzo para poder llevar a cabo un estudio de este tipo”.

Los investigadores advierten que el estudio no es representativo para todo el país, ya que las familias estudiadas son “casi exclusivamente europeas-americanas, de clase media trabajadora que viven en ciudades pequeñas, o en pueblos rurales”. Se requieren más estudios y mayor diversidad de muestras de la población en Estados Unidos.

El estudio, publicado en el diario Child Development, identificó que los niños pasan cada vez menos tiempo con sus padres en ambientes grupales a medida que avanzan en su preadolescencia y adolescencia. Pero el tiempo cara a cara con ellos aumenta a los 12 años y luego se mantiene relativamente igual, antes de comenzar a descender un poco mientras se acercan a los 15 años, según Crouter.

Los padres pasan alrededor de siete u ocho horas a la semana reunidos en grupo con sus hijos de entre ocho y 15 años, según el estudio. Las madres llegan a pasar aproximadamente una hora y 15 minutos a solas con los niños, y más de hora y media con el segundo hijo cada semana. Los padres obtienen poco más de una hora de tiempo personal con ambos hijos cada semana.

Numerosos estudios han encontrado beneficios para los niños que pasan más tiempo con sus familias, tales como un menor número de conductas delictivas y menos probabilidad de ceder ante la presión del grupo con el que se relacionan, señala el estudio.

En este estudio, los hallazgos en relación a los padres resultaron ser muy interesantes, dijo Crouter.

Mientras que el pasar más tiempo conviviendo con el padre demostró que traía beneficios clave para la autoestima y la “competencia social”, el tiempo compartido con la madre no mostró las mismas correlaciones.

“En las familias que cuentan con ambos padres, el papel de la madre como proveedora de los cuidados está tan bien ensayado que su participación puede fácilmente pasar desapercibida y no reconocida”, señalan los investigadores.

Los niños cuyos padres pasan tiempo con ellos “pueden desarrollar mayor autoestima en general, debido a que sus padres van más allá de las expectativas sociales para dedicar toda su atención a ellos”.

Además, el tiempo con el papá a menudo implica “bromear, molestarse, y otras interacciones juguetonas”, dice el estudio. “Los padres, en comparación con las madres, se involucren más en las actividades de ocio” y tienen más interacción como amigos con sus hijos, lo cual es “crucial para el desarrollo social de la juventud”.

También existe la posibilidad de que el tiempo con el papá vaya de la mano con el desarrollo de la autoestima por otra razón: algunos padres pueden estar más “involucrados” con los hijos, quienes “presentan un sentimiento de autovaloración y competencia más elevados”, sugieren los investigadores.

Los investigadores refieren a otro estudio que encontró que los papás se ven más afectados por las personalidades de sus hijos, en comparación con las madres. En algunos casos, los padres pueden pasar más tiempo con los jóvenes más sociables. Así que, en algunos casos, el hecho de que los padres pasen más tiempo con los hijos depende de que éstos sean más sociables, no la causa de esa actitud.

“¡Esto no quiere decir que las madres no son importantes!”, dijo McHale. “Los jóvenes que fueron parte de esta muestra en general eran chicos bien ajustados, lo que sugiere que hubo cosas dentro de su familia que en conjunto eran positivas”.

Un estudio anterior mostró que los niños que pasaban más tiempo con sus madres eran menos propensos a la depresión, correlación que no estuvo presente con los padres.

Los padres que tienen un hijo y una hija suelen pasar más tiempo a solas con el hijo del mismo sexo, demostró el estudio de Penn State.

Y ambos padres suelen pasar un poco más tiempo con los segundos hijos, reforzando las conclusiones de estudios anteriores que sugieren que los padres aprenden de sus experiencias con sus primogénitos, por lo cual son capaces de mantener una relación más estrecha con los niños más pequeños durante los años de la adolescencia.

Otros estudios han roto los estereotipos sobre los padres, incluido aquel que habla de la cantidad de tiempo que comparten con sus hijos.

El Instituto para el Trabajo y la Familia encontró que los padres pasan mucho más tiempo con sus hijos menores de 13 años en comparación de lo que se hacía décadas atrás. A partir de 2008, los padres que trabajan pasan cerca de tres horas al día con sus hijos, mientras que las madres trabajadoras pasan casi cuatro horas al día con ellos.