(CNN) — Una hamburguesa cultivada en un laboratorio ¿suena a ciencia ficción? Hasta hace poco quizá lo era, pero muy pronto la carne cultivada en el laboratorio podría venderse en tu supermercado.
La carne sintética o de probeta implica tomar una pequeña cantidad de células de un animal vivo y hacerlas crecer en trozos de tejido muscular en el laboratorio, que, en teoría, pueden ser comidos como carne para consumo humano.
Además de evitar la matanza de animales, los científicos creen que podría ayudar a reducir el impacto ambiental de la producción de carne.
La tecnología para crear carne artificial existe desde el cambio de siglo (la NASA alguna vez consideró desarrollarla para sus astronautas), pero hacerla un producto comestible y comercialmente viable no había sido posible. También queda por ver si los consumidores la aceptarán como una alternativa a la carne de ganado.
Pero ahora, un científico de Estados Unidos dice que está más cerca que nunca de lograr el avance tecnológico. Además, cree que sí existe un mercado para esta carne cultivada en laboratorio.
Gabor Forgacs, originario de Hungría y quien trabaja en la Universidad de Missouri, es un especialista en ingeniería de tejidos que trabaja en la creación de tejidos y órganos de repuesto para humanos. Él descubrió que la misma tecnología puede ser utilizada para producir carne para el consumo humano.
Se convirtió en el primer científico en Estados Unidos en generar y públicamente comer algo de la carne diseñada, en la conferencia TEDMED de 2011.
Su empresa, Modern Meadows, ya atrajo a varios inversionistas desde que fue lanzada en 2011, incluso, dijo Forgacs, el financiamiento del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Al menos inicialmente, su carne diseñada probablemente será un producto “de nicho”, con un precio cercano al de la Kobe, que actualmente cuesta entre 125 y 395 dólares el kilo.
“Al principio, este producto no será para las masas; va a ser para personas preocupadas por la ecología y para personas que no comen carne por razones éticas”, dijo Forgacs.
Pero él no es el único científico que trabaja en carne cultivada en laboratorio. Un grupo de investigadores dirigido por el profesor Mark Post, de la Universidad Maastricht, en Holanda, promete un lanzamiento de alto perfil para su hamburguesa sintética a finales de este año.
“No será tan fácil como algunas personas imaginan”, dijo Forgacs. “No estoy compitiendo con él (Mark Post)”.
De hecho, en lugar de intentar competir para producir carne, Forgacs dijo que su primer producto cultivado en el laboratorio será cuero, “similar hasta cierto punto, pero no tan controversial y no necesita la misma legislación que la carne (comestible)”.
En lo que se refiere a producir carne, Forgacs dice que la parte más difícil es crear tejido muscular que sepa, se vea y se sienta como carne de animal.
“Una idea es que será un ingrediente para una gran cantidad de alimentos básicos que tienen como base la proteína animal; por ejemplo, hacemos algo que tiene la consistencia de carne molida y eso puede ser utilizado para el paté, las albóndigas”, explicó.
“Toma la analogía de la harina. No comes harina, no es muy sabrosa, pero comes muchos productos que contienen harina y son muy deliciosos”.
Forgacs dice que la carne cultivada en laboratorio está volviéndose cada vez más necesaria, a medida que el mundo se esfuerza por hacer frente a una industria cárnica insostenible.
Las preocupaciones por el bienestar animal, ante la gran cantidad de animales de granja hacinados, el uso de agua, las tierras de cultivo para la alimentación animal, los desechos y las emisiones de gases de efecto invernadero asociados con la producción de carne hacen de este sector uno de los problemas ambientales más significativos actualmente.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el 18% de las emisiones de efecto invernadero globales corresponden al sector de la ganadería y la demanda de carne se duplicará en los próximos 40 años.
La carne cultivada en laboratorio produce entre un 78% y 96% menos emisiones de gases de efecto invernadero que la carne producida convencionalmente dentro de Estados Unidos, según una investigación publicada en 2011 en la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña. También tuvo un uso de la tierra 99% más bajo y un uso de agua entre 82% y 96% menor.
“Las reglas del juego de la producción de carne no son las mismas que hace 100 años”, explicó Forgacs. “No es sustentable. Estamos destruyendo este planeta con la producción intensiva de carne. El 70% de la tierra de cultivo hoy en día está conectada de alguna forma a los animales, ya sea por el cultivo de comida para ellos o por el pastoreo. Nos quedamos sin tierra”.
“Lo que hacemos es una idea transformacional. Vamos a producir algo que no es exactamente lo mismo, pero será rentable y mucho menos dañino para el ambiente”, añadió.
Lo que aún no es seguro es si los consumidores aceptarán o no un producto de carne cultivada en el laboratorio.
Neil Stephens, un sociólogo del Centro Cesagen en la Universidad Cardiff, de Gran Bretaña, estudia el surgimiento de carne cultivada en el laboratorio y entrevistó a varios investigadores que trabajan en esta tecnología.
“¿Esto es carne o es otra cosa?”, cuestionó Stephens. “Algunos quieren que sea carne y que sea reconocida como cualquier otra carne. Otros piensan que es mejor que sea vista como un tipo nuevo de carne y, como tal, que esté bien que tenga distinto sabor o color. Luego está una minoría que siente que es un sustituto de carne, muy parecida a la carne, pero que no es carne”.
Stephens dice que sin un producto disponible para que las personas lo vean, lo huelan y lo prueben, es difícil que avance cualquier debate sobre cómo clasificarla.
“Si alguna vez se vuelve un producto comercial, seguirá siendo pequeño. No llenará de golpe el supermercado. Llevará tiempo que gane aceptación”, dice Stephens.
Muchos de los científicos que trabajan en carne cultivada en laboratorio todavía ven su investigación como marginal y se esfuerzan por hacer que la carne sintética sea aceptada como una realidad, de acuerdo con Stephens.
Sea cual sea el resultado final, la carne cultivada en laboratorio ya no está en el ámbito de la ciencia ficción. “Ya viene. No cabe duda de que alguien logrará un gran éxito y si nosotros lo hacemos, entonces será mucho mejor”, dice Forgacs.