Kingston, Massachusetts (CNN) — Hace dos semanas, un tumor fue encontrado en el pecho de Charlie, el perro de 6 años de edad propiedad de Sara Polcari.
Dado el historial de cáncer de Charlie —en marzo le amputaron una pierna para deshacerse de un tumor— el veterinario recomendó una cirugía inmediata.
La época en la que sucedió no pudo haber sido peor. Acababan de correr a Polcari de su trabajo y ahora ella y su esposo tenían una cuenta de 850 dólares por pagar y seis meses de embarazo.
“Es como, ¿qué vamos a hacer? ¿ahora? ¿en serio? ¿justo en este momento?”, dijo Polcari. “Es muy difícil ver tus cuentas y no tener esa gran cantidad para que Charlie saliera adelante, simplemente fue muy inesperado”.
Los Policari pudieron pagar la amputación de Charlie recaudando dinero a través de amigos y familiares. Pero ahora, no sabían qué más hacer.
Ahí fue cuando el veterinario les habló de Fairy DogParents, una organización no lucrativa que ayuda a los dueños de perros a pagar por las necesidades de sus mascotas en tiempos de dificultades económicas.
“Llenamos la solicitud en línea, y recibí una llamada esa noche diciendo que les encantaría ayudarnos”, recordó Sara Polcari.
Desde que empezó en el 2009, Fairy DogParents ha ofrecido ayuda a casi 400 perros en Massachusetts: 150.000 dólares en comida para perro y cuidados médicos.
“Es para evitar que los perros terminen en albergues o que los sacrifiquen cuando sus dueños no pueden pagar sus cuidados”, dijo Marlo Manning, quien fundó Fairy DogParents. “Las penurias financieras son una razón común para que la gente lleve a sus animales a un refugio. Y una vez que lo hacen, no es una decisión que puedas echar atrás”.
De acuerdo con datos de la Sociedad Americana para la prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA por sus siglas en inglés), entre 2 y 2.5 millones de perros entran a los albergues cada año, y entre 1 y 2 millones de ellos son sacrificados.
“Yo nunca tuve que escoger entre ocuparme por mis perros o por mí misma”, dijo Manning, de 39 años. “La mayoría de las personas a las que ayudamos están haciendo lo mejor para levantarse. De pronto sucede una crisis con su perro. Y simplemente es una cosa más que no pueden pagar”.
“Es emocionalmente desgastante para ellos porque piensan: ‘¿si ni siquiera puedo cuidar de este perro, qué derecho tengo para tenerlo?’ Entonces nosotros queremos quitarles esa carga y decirles: ‘sí tienen derecho a tenerlo. Supera esto y nosotros te ayudaremos’. Y entre todo eso, les damos un rayito de esperanza”.
Manning sabe cuánto puede costar la enfermedad de un perro. Ella y su esposo adoptaron a su primer perro, Ladybug, en un albergue en el 2005, cuando Ladybug tenía 10 años.
Durante los 4 años que pasó con la pareja, el cachorro desarrolló una buena cantidad de problemas de salud, incluyendo vértigo, demencia y al final cáncer.
Con el tiempo, los costos de la medicina de Ladybug, cuentas de veterinario y comida especial sumaron unos 300 o 400 dólares al mes, dijo Manning.
“Después de experimentar un despido, pensé: ‘realmente estoy contenta de haber tenido a Ladybug cuando podíamos mantenerla. Si hubiera pasado en otro momento, no sé qué es lo que hubiéramos hecho. No habríamos renunciado a ella y mucho menos ella a nosotros’”.
Después de que murió Ladybug, Manning tenía cientos de dólares en medicamentos para mascotas y comida prescrita. Con la ayuda del veterinario, ella lo donó a otro dueño de un perro que necesitaba la ayuda. Pero se quedó con las ganas de hacer más.
Cuando Manning fue a recoger las cenizas de Ladybug a la oficina del veterinario, le preguntó al staff si sabían de alguna manera para patrocinar al perro de una familia menos afortunada. No sabían, pero le hablaron de un artículo en el periódico local que discutía la creciente necesidad de ayudar a las mascotas.
“En la portada del periódico local había una historia acerca de perros atados en el frente de los albergues porque la gente ya no podía mantenerlos. No podían pagar por su comida o sus medicinas”, recordó Manning. “Con Ladybug, con sus restos a mi lado, me derretí en segundos y no pude parar de llorar. Dije: ‘tengo que hacer algo’”.
Cuando Manning fundó Fairy DogParents su meta era ayudar a tres familias en su primer año. Excedió esa expectativa por 24.
“Tenía un agujero en el corazón, tenía que llenarlo”, dijo Manning. “Y no lo podía llenar consiguiendo otro perro. Tenía que encontrar una manera de patrocinar a otras personas que no podían mantener a sus mascotas”.
“Ya que Ladybug venía de un albergue, tenía un doble significado para mí. Uno era mantener vivo su recuerdo. Y el otro era evitar que otro perro acabara en un albergue con un sistema sobrecargado”.
Los dueños de perros pueden solicitar ayuda financiera vía internet, la cual es patrocinada por donaciones privadas. La organización puede subsidiar hasta 800 dólares al año para el cuidado agudo o crónico de un perro y 300 dólares al año para necesidades generales.
Para los perros que exceden esos límites, el grupo también organiza recaudaciones de fondos en línea.
“El dinero se le da directamente al veterinario o a la farmacia”, aseguró Manning. “El dueño del perro es responsable por al menos el 15% del costo total”.
Los perros deben ser castrados o esterilizados para que puedan recibir la ayuda.
El solicitante promedio obtiene un máximo de 2,000 dólares. El grupo prioriza a las mascotas más grandes, a la gente con discapacidades y gente cuyos beneficios de desempleo hayan expirado.
“Mucha de la gente que patrocinamos ya ha perdido tanto que lo único con lo que cuenta son sus perros”, dijo Manning. “Muchos de ellos han perdido sus trabajos. Han perdido sus casas. Algunos hasta han perdido a sus parejas o a sus seres queridos. Y el perro, para ellos, es algo así como un lazo con una época más feliz. Y no quieren tener que tomar esa devastadora decisión”.
Muchas veces, las familias que buscan al grupo de Manning se enfrentan con escenarios de vida o muerte relacionados con sus perros. Manning dice que el 75% de los patrocinios que su grupo ofrece han pagado por algún tratamiento de emergencia que le perdonó la vida a los perros.
“Estamos completamente sorprendidos, nos ayudaron a pagarlo todo”, dijo Policari. “Fue una bendición y nosotros estaremos por siempre agradecidos de que Charlie tenga su segunda oportunidad”.
Para Manning, quien también tiene un trabajo de tiempo completo en una firma de investigación de mercado, darle esas segundas oportunidades a otras mascotas es un tributo a la memoria de Ladybug.
“Cada fotografía que ves de un perro que hemos ayudado, cada historia que contamos, es un final feliz. Este perro está con su familia y nunca tuvo que ir a un albergue”, dijo Manning. “En su hogar es feliz para siempre. Y es por eso que nos llamamos Fairy Dog Parents, porque así como en Cenicienta, estamos ocultos y nosotros solo nos aseguramos que llegue al baile”.
¿Quieres involucrarte? Aquí la página de internet de Fairy DogParents en www.fairydogparents.org donde puedes encontrar una forma de ayudar.