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TOKYO (CNN) — La empresa japonesa de electrónicos Panasonic informó que suspendió las operaciones de tres plantas en China después de que dos de ellas fueron dañadas por las violentas protestas antijaponesas ocasionadas por el enfrentamiento territorial entre los dos países.

Los gobiernos de Beijing y Tokio se enfrentan por la soberanía de un grupo de pequeñas islas en el Mar Oriental de China, que Japón llama Senkaku y China llama Diaoyu.

Parte de las instalaciones de Panasonic en Qingdao en la provincia de Shandong y Suzhou, provincia de Jiangsu, fueron dañadas por los manifestantes antijaponeses el sábado, informó la compañía, por lo que suspendió la actividad en las fábricas hasta el martes. También dejó de laborar una planta en Chuhai, en la provincia de Guangdong, donde algunos empleados han protagonizado una huelga por la isla.

El anuncio de Panasonic llega en tanto el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, se reunió con altos funcionarios japoneses en Tokio para discutir una serie de temas, entre ellos las tensiones en torno a las islas.

Miles de manifestantes chinos arrojaron botellas y huevos a fuera de la embajada japonesa en Beijing el fin de semana, expresando su enojo por el anuncio de Tokio de que estaba adquiriendo varias de las islas a una familia japonesa.

China declaró que la compra es “ilegal” y envió seis buques de vigilancia para llevar a cabo patrullajes el viernes alrededor de las islas en un esfuerzo para subrayar su reclamo de soberanía.

Los barcos entraron brevemente en aguas territoriales japonesas a pesar de las advertencias de no hacerlo, dijo la Guardia Costera japonesa. Las islas situadas en el Mar Oriental de China entre Okinawa y Taiwán, están bajo control japonés, pero China dice que han sido parte de su territorio “desde tiempos antiguos”.

Las autoridades rara vez permiten protestas en China provocando la sospecha de que las manifestaciones en todo el país durante el fin de semana fueron aprobadas por el gobierno. En Beijing la policía caminó a lo largo de los manifestantes que fueron vistos pidiendo a los espectadores unirse.

El sábado por la noche medios estatales de comunicación chinos apelaron a la moderación, condenando la violencia y dando un discurso sobre patriotismo. En señal de la creciente preocupación por las grandes multitudes, las autoridades de las ciudades cancelaron actividades y eventos deportivos.

“La violencia no puede ser tolerada, simplemente porque las protestas están dirigidas a Japón”, dice un editorial publicado por el Global Times, un periódico afiliado al Partido Comunista.

La mañana del lunes las calles que llevan a la embajada japonesa en Beijing perecían bloqueadas por las autoridades.

Rumbo a Japón el fin de semana Panetta reconoció las tensas relaciones entre China y varios de sus vecinos por la competencia de los reclamos territoriales.

“Los países están buscando recursos, no habrá preguntas en cuanto a quién tiene jurisdicción sobre las áreas”, dijo, de acuerdo con un comunicado del Pentágono. “Lo que no queremos es cualquier tipo de conducta provocadora resulte en conflicto”.

Panetta se reunirá en Japón con “altos dirigentes militares y civiles, entre ellos el ministro de Defensa el general Liang Guanglie”, de acuerdo con el Pentágono.

La animosidad entre China y Japón sobre las islas en disputa es muy fuerte.

Esto ha llegado a representar lo que muchos chinos ven como un tema pendiente: reparar el impacto de la ocupación japonesa en amplias zonas del este de China durante los años 1930 y 1940.

China dice que su reclamo se remonta a cientos de años. Japón dice que no vio rastro de control chino de las islas en una investigación de 1885, por lo que formalmente es reconocido como territorio soberano japonés en 1895.

Japón vendió las islas en 1932 a los descendientes de los colonos originales. La rendición japonesa al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 sirvió para nublar el tema.

Las islas fueron administradas por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos después de la guerra. Pero en 1972, Washington las regresó a Japón como parte de su retirada de Okinawa.

Junko Ogura reportó desde Tokio y Jethro Mullen desde Hong Kong. Stan Grant contribuyó con este reporte desde Beijing