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(CNN) – Una religión popular en África es una amenaza para la vida de los leopardos salvajes.

Para la Iglesia Bautista de Nazareth, también conocida como Shembe, los leopardos son vistos como un símbolo de orgullo, belleza y riqueza, mientras que sus pieles son consideradas un atuendo esencial para los líderes de la iglesia, quienes las usan alrededor de sus cuellos durante las ceremonias tradicionales.

Una mezcla de cristianismo y de la cultura Zulu, el Shembe es uno de los grupos religiosos más reconocidos y extensos de Sudáfrica con cerca de 5 millones de miembros. Existe el miedo entre los conservacionistas en el sentido de que conforme la iglesia aumente el número de sus seguidores, los leopardos africanos, que ya son parte de las especies “casi en peligro” por la Unión de la Conservación de la Naturaleza Internacional (IUCN por sus siglas en inglés), serán orillados a la extinción.

“Al visitar algunas de estas reuniones (de la iglesia), te das cuenta de que no son 92 o 100 (pieles de leopardo). Hablamos de miles de pieles de leopardo”, dijo Tristan Dickerson, conservacionista de la Reserva Phinda Game en la provincia de KwaZulu-Natal.

Dickerson conoció sobre el Shembe por primera vez cuando ayudaba en una investigación policiaca, después de encontrar una pila de al menos 92 pieles de leopardo durante una redada en un pueblo. Muchas de esas pieles habían sido transformadas en ropa para el grupo de la iglesia.

Aparte de morir a manos de granjeros que tratan de proteger a su ganado, cada año 150 leopardos son asesinados legalmente como trofeos para los cazadores. Aunque también los matan para ganar dinero de su uso en medicina tradicional y vestimenta ceremonial.

“Lo que observamos es que son constantemente vigilados, en lugar de ser el objetivo ‘accidental’ para el comercio ilegal de su carne”, dijo Dickerson. “Colocan veneno dirigido a los leopardos porque existe una gran demanda por recuperar su piel”.

La especie felina está protegida por La Convención del Comercio Internacional de las Especies en Peligro (CITES por sus siglas en inglés), y la venta o posesión de sus partes es ilegal en Sudáfrica. Aquellos que la usen como vestimenta tradicional, incluyendo a la realeza Zulu y los individuos de alto perfil como el presidente Jacob Zuma, se les pide tener permisos emitidos por el Estado. Pero en las reuniones de la iglesia de Shembe el comercio con pieles se hace abiertamente, sin ninguna aplicación de ley.

El intento de Dickerson por resolver el conflicto entre la tradición y la conservación lo llevó a China, en donde ha tratado de encontrar una alternativa de piel para los miembros de la iglesia.

“Fui a Beijing para pasar una semana ahí, me reuní con representantes de fábricas para tratar de desarrollar esta piel de acuerdo a la cantidad y calidad necesaria”, dijo Dickerson.

La calidad es crucial, porque aunque los líderes de la iglesia acepten el concepto, tiene que ser aprobada por todos los miembros. Dickerson dice que los seguidores de la iglesia solo cambiarán a los objetos falsos si los líderes dicen que es algo aceptable.

En un viaje reciente a Ekuphakameni, Sudáfrica, en donde se fundó la congregación, Dickerson visitó una reunión de la iglesia y mostró sus muestras de piel a uno de los predicadores más importantes.

“Es hermoso, pero no es verdadera”, dijo el predicador Mhlanubanzi Mjadu. “Es como una cobija. Después de un rato se desgastará. La verdadera piel de leopardo puede durar hasta 20 años”.

Mjadu dijo que no tenía idea que comerciar con partes del leopardo era ilegal y no sabía que el leopardo estaba en peligro de extinción. Agregó que él, por ser un integrante mayor, no podría usar una vestimenta falsa, pero que analizaría la posibilidad de utilizar la piel falsa en la iglesia ya que los fieles van en aumento y los precios del leopardo también. “Ayudará a la congregación y protegerá al leopardo de la extinción” comentó.

Dickerson también espera que los seguidores de la iglesia que no puedan pagar por la piel original tendrán una alternativa atractiva y barata, sin embargo, hasta ahora no hay mucho entusiasmo. En la reunión en Ekuphakameni las pieles verdaderas se vendían por 440 dólares cada una.

“Si logramos que uno de los lideres las utilice y lo transmita a los seguidores esto será aceptado en el futuro, y ya no serán las pieles de leopardos sino una nueva alternativa’. Esa declaración será el pináculo de este proyecto”, dijo Dickerson.