Dos mujeres en la India usan una aplicación en el celular para recordar las fechas de vacunación.

Por Nadim Mahmud 

Nota del editor: Nadim Mahmud es cofundador y Jefe de Investigación de Medic Mobile, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción de herramientas móviles de salud en países en vías de desarrollo.

(CNN) – En el verano del año 2007, el campo de la salud en los teléfonos móviles (mHealth, en inglés -salud móvil) apenas comenzaba a gestarse. El viento monzón, sin embargo, atravesaba con fiereza el territorio de Bangladesh y ocasionaba un preocupante brote de cólera. Yo me encontraba trabajando en el hospital de la capital Daca en aquel momento. Más de mil pacientes ingresaban en camilla cada día y eran ubicados en carpas improvisadas desde el estacionamiento hasta la calle.

Allí vi fallecer por primera vez a un paciente. Un hombre de 53 años, esposo y padre, consumido y gravemente deshidratado. Recuerdo luchar por colocarle una intrevonsa, temblando mientras en mi cabeza retumbaba una idea escalofriante: “Parece un cadáver”. Murió a los diez minutos y entonces descubrimos que su familia había viajado durante tres días para que fuera tratado en la capital. No tenían idea de que una clínica satélite había sido desplegada a apenas veinte minutos de su hogar. Fue tal la tragedia que durante años pensaría de qué forma podría haber sido evitada.

La solución existía y aguardaba ser descubierta. La clave: aprovechar la explosión comunicacional de la que hoy somos testigos.

Es fácil olvidar que la revolución móvil es un fenómeno global. De las más de seis mil millones de líneas de teléfonos móviles, el 76% se halla en países en desarrollo. Desde la rural Malawi hasta la bulliciosa Hyderabad, la cobertura y penetración de móviles es sorprendentemente avanzada.

Al observar el potencial con el que podíamos ofrecer servicios de salud, cofundé Medic Mobile con la esperanza de construir nuevos modelos de asistencia sanitaria desde simples plataformas basadas en mensajes de texto.

En esta dirección fue posible establecer sistemas de emergencia, enviar recordatorios medicinales, posibilitar cuidados prenatales, realizar seguimientos a poblaciones y emitir anuncios masivos detallando los horarios y coordenadas de clínicas satélite.

En Kurnool, India, por ejemplo, donde la vacunación durante el primer año de edad se mantiene en torno al 60%, hemos trabajado con un centro de inmunización local en el diseño de un recordatorio móvil para padres. Trabajadores locales de la salud registraron a las mujeres embarazadas con sus números de teléfonos móviles. Una vez que el sistema era actualizado con la fecha de nacimiento del niño, automáticamente programaba mensajes de texto que eran enviados a la familia cuando era necesaria la vacuna. El sistema también mandaba mensajes informativos sobre la importancia de la inmunización y de la enfermedad que se combatía. Tras seis meses de pruebas piloto, los cambios en los porcentajes de vacunación eran evidentes. Las madres ingresaban a la clínica sonriendo con el bebé en un brazo y el teléfono en el otro.

Cuando me concentro en ayudar a comunidades en países en desarrollo, advierto que las innovaciones en salud móvil también impactan a personas cerca de mi hogar.

Trabajando en los hospitales de Stanford, puedo atestiguar cómo estas herramientas adquieren importancia en Estados Unidos.

El desarrollo de la salud móvil en los Estados Unidos significa innovar con las más avanzadas tecnologías, desde aplicaciones para controlar la diabetes hasta pequeños dispositivos de diagnósticos, todos apuntando a capitalizar el potencial de las últimas tablets y smartphones. Las posibilidades son asombrosas.

Es interesante que las innovaciones en salud móvil en los Estados Unidos pueden actuar como banco de pruebas para herramientas que seguramente serán desplegadas en África, América del Sur y Central y el Sudeste Asiático en los próximos años. Y muchos avances que ganen terreno en el extranjero quizás regresen como métodos rentables de solucionar aquellos problemas de nuestro cargado sistema de salud.

Me gusta pensar que los caminos a la innovación son convergentes. Imaginemos un mundo en el que, teniendo un iPhone 5 o un antiguo Nokia 3100, puedas acceder desde cualquier lugar a tu información médica, reprogramar una cita con el doctor, monitorear los signos vitales de tus seres queridos, recibir resultados de exámenes, administrar recordatorios medicinales, etc.

Ese día puede estar cerca.