Por Carlos Alberto Montaner
Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Su último libro es la novela “La mujer del coronel”.
Me tocó pasar la jornada electoral en un popular restaurante de Miami rodeado de venezolanos convocados por Alexis Ortiz y Pedro Mena, dos líderes del exilio representantes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), quienes hicieron una espléndida labor en los comicios recientes. Me tocó, también, ver a muchos venezolanos que lloraban ante el triunfo de Chávez, pues algunos encuestadores esta vez los habían convencido de que la oposición conseguiría derrotarlo. Hasta media hora antes de conocerse los datos oficiales, circulaba la información de que varias encuestas al pie de urna le daban la victoria a Capriles.
¿Por qué ganó Chávez pese a su lamentable labor como gobernante? Vladimir Gessen, un notable psicólogo y político venezolano supone que Henrique Capriles perdió las elecciones porque no supo o quiso mantener la sensación de unidad nacional con que ganó las primarias. Debió hacer la campaña –escribió–, junto al resto de los líderes a los que derrotó en las elecciones internas convocadas por la MUD.
Sin rechazar esa hipótesis, mi impresión es que hubo otros cuatro factores decisivos:
1. Chávez, con su característico estilo de caudillo latinoamericano ha conectado emocionalmente con una parte sustancial de los venezolanos. Fuera de ese ambiente puede resultar un tipo ridículo, incluso cómico, pero en esa atmósfera mucha gente lo percibe como un fenómeno casi religioso.
2. Ha creado una fuerte relación clientelista con una parte del electorado venezolano perteneciente a los copiosos sectores D y E del país. Como el argentino Perón y el PRI mexicano demostraron, se puede gobernar mal durante mucho tiempo y seguir siendo popular y exitoso. Los niveles sociales bajos conforman las dos terceras partes del electorado venezolano. Ésa es su cantera de votos y lo será mientras esperen dádivas del pintoresco líder.
3. Las inmensas ventajas preelectorales de Chávez hacen muy difícil derrotarlo. Es el amo de la televisión y la radio, medios a los que encadena cada vez que desea. Por cada minuto de televisión al alcance de Capriles, Chávez disponía de cincuenta.
4. Chávez poseía y utilizaba los recursos ilimitados que le proporciona el petróleo por medio de PDVSA, su gran financista, más todos los instrumentos del Estado.
En esas circunstancias, lo asombroso es que un joven político latinoamericano, con mínimos recursos y en una clarísima desventaja, Henrique Capriles Radonski alcanzara prácticamente el 45% del voto popular, algo más de seis millones de venezolanos, convirtiéndose en el adversario, hasta ahora, que más respaldo ha suscitado entre sus compatriotas y en la cabeza de una oposición mucho mejor vertebrada.
Si la MUD consigue mantener la unidad de los demócratas y Capriles logra vencer la desmoralización que usualmente generan estas derrotas y persuade a los venezolanos de que ha sido una proeza reunir a casi la mitad del país tras la causa democrática, ésa es la fuerza política que gobernará a Venezuela en un mediano plazo.
La próxima cita electoral es en diciembre próximo. En esa fecha se discutirán las gobernaciones de los estados regionales y la composición de los parlamentos de estas entidades federales. Para la oposición es muy importante mantener algunas de la zonas de poder que ya controlan e incrementar la autoridad sobre nuevos espacios geográficos, mientras se preparan para el día en que puedan conquistar la presidencia. Henrique Capriles, que hoy es inmensamente conocido, popular y respetado en el país, haría muy bien en continuar la campaña por toda la geografía en beneficio de los candidatos de la oposición, para ayudarlos a triunfar y para mantener la vigencia de su liderazgo.
¿Cuándo será ese día del gran triunfo? No está lejos. Con la oposición con un 45% del voto es sólo cuestión de tiempo. Esa es casi la mitad del país. No obstante, a corto plazo depende del grave cáncer que padece Hugo Chávez. Cuando Franco, ya muy viejo, agonizaba, los españoles hablaban de “la solución biológica”. En Venezuela acaso suceda algo parecido. No sé si será la solución, pero probablemente será el punto de partida del fin del chavismo. El caudillo se llevará a la tumba su legado.
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Carlos Alberto Montaner)