Por Girish Gupta
Nota del Editor: Girish Gupta es un periodista británico independiente con sede en Caracas, Venezuela. Su trabajo se ha publicado en TIME, Reuters, BBC y muchos otros medios.
CARACAS, Venezuela (CNN) — De pie en su puesto de comida, bajo carteles del presidente venezolano Hugo Chávez, en un barrio pobre de Caracas Miguel Bigello, de 70 años transmite su ambiguo apoyo para Barack Obama.
“Pese a todas las muertes que ha provocado, él no ha tocado a América Latina”, dijo. “El otro hombre —Mitt Romney— es demasiado radical. Él peleará aquí por el petróleo”.
El anciano es un ávido partidario de Chávez, su “comandante”, y en la pequeña cabaña de madera se encuentra una escultura del rostro del “Che” Guevara, así como también un cartel que representa al héroe de la independencia latinoamericana, Simón Bolívar.
Bigello comparte la opinión de su presidente. “Si yo fuera de EE.UU., votaría por Obama”, dijo alegremente Chávez en la televisión estatal, justo una semana antes de que ganara su tercer mandato sexenal, hace dos semanas, lo cual podría extender su gobierno a dos décadas. “Obama es un buen hombre”.
Venezuela sigue en la resaca de su propia elección presidencial, y en este país políticamente fervoroso, sobre todo gracias a la omnipresencia de Chávez, la fuerza de su personalidad y las políticas que provocan división, la campaña electoral de Estados Unidos ofrece un ligero alivio después de unos meses complicados.
La contienda entre Chávez y Henrique Capriles, la primera esperanza real de la oposición venezolana en 14 años, hizo que el duelo entre Romney y Obama pareciera un juego de niños. En febrero, Chávez le dio la bienvenida en el ring a su oponente al llamarlo “cerdo mediocre” que sería “pulverizado”. No hubo debates aquí, ya que Chávez sintió que Capriles estaba por debajo de él. “El águila no caza moscas”, dijo un desafiante Chávez.
Los partidarios del líder socialista con estilo propio ven en Obama a alguien que sigue el ejemplo de Chávez. “Obama trabaja para el pueblo, como Chávez”, dijo Darwin Gómez, de 42 años, de pie bajo un enorme mural del “Che” Guevara en un barrio de Caracas que apoya a Chávez.
Gloria Torres ayudó a organizar vigilias de oración para Chávez, ya que el año pasado padeció cáncer. “Las políticas de Obama hacia América Latina no han sido agresivas”, dijo, ofreciendo su apoyo al actual mandatario estadounidense antes de añadir: “¡El otro hombre parece no tener intenciones amistosas hacia nosotros!”
Venezuela ha aparecido varias veces en el discurso republicano durante la contienda por la presidencia de EE.UU. A principios de este año, Mitt Romney calificó al gobierno venezolano como una “amenaza a la seguridad nacional”, y agregó que Chávez había propagado “dictaduras y tiranías en toda América Latina”.
El compañero de fórmula de Romney, Paul Ryan, agregó: “Con un gobierno de Mitt Romney, no seguiremos practicando esta política de apaciguamiento… vamos a ser duros con —el presidente cubano Raúl— Castro, duros con Chávez. Esto porque sabemos que es la política correcta para nuestro país”.
Este antagonismo de la campaña de Romney hacia Chávez, comparado con el enfoque más suave que tiene Obama, ha atraído a algunos de los venezolanos más ricos, opositores de línea dura.
“Romney nombró a Chávez en plataforma electoral, Obama no”, dijo Aixa Armas mientras desayunaba en uno de los hoteles más lujosos de Caracas. “Obama ha cerrado los ojos ante el problema, un problema regional y es demasiado amigable con Chávez”.
El amortiguador entre Caracas y Washington es la reserva de petróleo más grande del mundo, sobre la cual se encuentra Chávez. Es esa riqueza la que ha evitado que la economía de Venezuela se colapse, a pesar de la mala gestión, lo cual ha derivado en la tasa de inflación más alta de la región y una grave escasez de dólares estadounidenses. Estados Unidos es el mayor mercado de petróleo para Venezuela, y el país latinoamericano es uno de los cinco principales exportadores hacia Estados Unidos.
“Estados Unidos sigue siendo el único cliente real que paga en efectivo y el precio completo”, dijo Russ Dallen, jefe operador de BBO Servicios Financieros, en Caracas. “Puede que Romney quiera utilizar esa influencia para dejar de subvencionar una espina que tiene clavada Estados Unidos”.
Dallen añade que Venezuela, o por lo menos el gobierno de Chávez, necesita que los precios del petróleo se mantengan altos, y Obama podría ser una apuesta más segura para ese escenario. “Obama está más dispuesto a tolerar los altos precios de la gasolina porque la gasolina, a 4 dólares el galón, provoca que las personas estén más dispuestas a invertir en tecnologías alternativas y que esas tecnologías sean más rentables”.
Es poco probable que Chávez esté pensando de una forma tan detallada. Su reciente apoyo a Obama marca la cima de las relaciones del poderos hombre de 58 años con Washington, desde su ascenso al poder en 1999. El tristemente célebre punto más bajo en la relación fue en 2006, cuando Chávez estaba en el atril de Naciones Unidas, manifestándose melodramáticamente. “El diablo vino ayer aquí”, dijo un día después del discurso del expresidente George W. Bush. “Todavía huele a azufre”. Después pasó a describir la “dominación, la explotación y el saqueo de los pueblos del mundo” de Bush.
Chávez bromeó hace dos semanas que Obama también lo apoyaría si hubiera nacido en los barrios pobres de Venezuela. Tras algunas relaciones inestables, Chávez está dispuesto a empezar de nuevo. “Con la probable victoria de Obama y la extrema derecha derrotada, tanto aquí como allá —en EE.UU.—, espero que podamos empezar un nuevo periodo de relaciones normales”.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Girish Gupta.