(CNN) — Se suponía que iba a ser un día de felicidad, un momento que marca el inicio de una fiesta musulmana que celebra la paz mientras los celebran el Hajj, la peregrinación anual a La Meca.
Fue un respiro que según Zain-ul-Obdin necesitaba el pueblo en la provincia afgana de Faryab, donde los atentados suicidas y los ataques insurgentes han hecho mella en la población.
La gente no tuvo ese respiro.
Fue borrado por un atacante suicida que dejó los cuerpos rotos y ensangrentados fuera de Eid Gah, la mezquita en la ciudad provincial de Maimana.
“Vi decenas de personas tiradas en el suelo cubierto de sangre”, dijo Zain-ul-Obdin. Entre ellos se encontraban los cuerpos de los niños, dijo.
Al menos 40 personas murieron y más de 50 resultaron heridas en el ataque ocurrido cuando los fieles salían de la mezquita tras realizar las oraciones del viernes por la mañana que marcan el comienzo de Eid al-Adha, dijo a CNN, Lal Mohammad Ahmadzai, un portavoz del jefe de policía del norte de Afganistán.
El número de muertos probablemente aumentará, dado el tamaño y el momento de la explosión, dijo el portavoz del Ministerio del Interior Sediq Seddiqi.
Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad, pero Seddiqi culpó por el ataque al líder talibán Mullah Omar.
“Su meta y su objetivo principal es atacar y matar a tanta gente como sea posible”, dijo.
Eid al-Adha, también conocida como Fiesta del Sacrificio, se considera una celebración alegre para los musulmanes. Se conmemora la aparición de Dios a Abraham - conocido como Ibrahim para los musulmanes - en un sueño y le pidió que sacrificara a su hijo como un acto de obediencia.
La mezquita estaba tan llena que Zain-ul-Obdin y sus vecinos tuvieron que orar más allá de las puertas de entrada de la mezquita.
Fue esta desgracia por no poder entrar en la mezquita lo que pudo haber salvado su vida.
Cuando el sermón había terminado, fue uno de los primeros en salir de las instalaciones, dijo.
Al mismo tiempo, el suicida – que dijo estaba vestido con un uniforme de policía - se metió entre la multitud que salía de la mezquita y detonó sus explosivos.
El ataque fue condenado por los gobiernos de Pakistán y Estados Unidos.
“Esta violencia llevada a cabo en un lugar de culto, y durante el Eid, demuestra una vez más la cruel hipocresía de la insurgencia y el desprecio por la religión y la fe”, dijo el general de la Marina, John Allen, comandante de la Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán se comprometió a ayudar a Afganistán en la lucha contra el terrorismo.
La Embajada de Estados Unidos en Kabul dijo que el ataque demuestra “la falta de respeto de la insurgencia a la religión, la fe y su desprecio por la seguridad del pueblo afgano”.