(CNN) — Son personajes que se repiten en el debate sobre los polémicos disfraces de Halloween: terroristas suicidas, geishas, raperos pandilleros, rednecks (granjeros pobres) y enfermeras sexis.
Estos disfraces por lo regular generan acusaciones de racismo, sexismo o insensibilidad. Pero, ¿cómo hay que juzgar a los personajes de leyendas populares?
Este mes, el fabricante de ropa American Apparel se fue a ambos extremos del espectro en su catálogo anual de disfraces de Halloween. Debajo de una colección de disfraces de chicas de calendario —entre ellos una modelo vistiendo un sarape con el pecho desnudo— estaba La Llorona, la mujer fantasmal que llora y secuestra niños que deambulan, según cuenta la leyenda popular en algunas partes de América Latina.
Cierto, vestía un corpiño de encaje bajo un chal, pero capa sobre capa la hacen parecerse más a una mujer sin hogar poseída, que a un espíritu sexi.
Es la importancia cultural de la leyenda popular —y la falta de piel, excepto unos cuantos centímetros de barriga— lo que, para algunos, hace de este disfraz algo más aceptable que el de señoritas sexis o el de hombre tequila mexicano.
“Uno es mitología, y el otro es un estereotipo lleno de cargas”, dijo la bloguera feminista Verónica Arreola, directora adjunta del Centro de Investigaciones sobre la Mujer y Género de la Universidad de Illinois, en Chicago.
Es como vestirse como la diosa griega Atenea y rendirle tributo a un personaje específico, en vez de imitar un estereotipo que no representa a la cultura como un todo, dijo.
“La Llorona es un cuento popular, como para nosotros los estadounidenses el hombre del saco, la bruja de nuestra cultura. Eso es mejor como disfraz que la idea de alguien vestido con un sombrero o poncho y que diga “¡Hoy soy mexicano!”, dijo Arreola.
“Somos una cultura, no un disfraz”
Un argumento parecido planteó el año pasado un grupo estudiantil de la Universidad de Ohio en su campaña Somos una cultura, no un disfraz, la cual se manifestaba en contra de vestirse como los estereotipos raciales y étnicos.
La iniciativa se hizo muy popular, provocando memes que a menudo eran más ofensivos que las imágenes originales y propiciando el debate sobre la línea entre lo chistoso y lo desagradable.
La respuesta dio lugar a que el grupo, Students Taching About Racism in Society STARS (Estudiantes enseñando sobre el racismo en la sociedad), volviera a lazar su campaña este año.
En respuesta a las críticas de que la campaña no incorporaba un “estereotipo caucásico”, el grupo agregó una nueva imagen de un “disfraz de los Apalaches” representando estereotipos “pueblerinos”, dijo Keith Hawkins, estudiante de último año de la Universidad de Ohio y presidente de STARS.
“Decidimos seguir con los carteles debido a que estuvimos de acuerdo en que ellos no solo fueron exitosos el año pasado, sino que en realidad hicieron una diferencia en el campus y en la comunidad mundial”, dijo.
“Varios profesores nos dijeron que los estudiantes querían hablar sobre el tema, y eso era exactamente lo que estábamos buscando hacer. Así que esperábamos poder sacar otra campaña fuerte en este año que continuará con el mensaje de conciencia racial e inclusividad.”
Hawkins dice que la línea entre lo chistoso y lo ofensivo recae en el punto en el que los disfraces favorecen estereotipos negativos y despectivos de una cultura marginada.
“Cuando el disfraz retrata a un héroe o a una leyenda en general, diría que no es ofensivo”, dijo. “Lo que hace ofensivo a un disfraz es el acto de utilizar tanto al héroe como a la leyenda (o construir un disfraz por aparte) que exageren los estereotipos negativos que a menudo estigmatizan a las culturas marginadas”.
Parte natural del “proceso de asimilación”
En otras palabras, es la forma en que se representa al personaje lo que hace que la diferencia. Al igual que los cráneos caricaturizados y las decoraciones que tradicionalmente adornan los altares del Día de los Muertos, la apropiación de La Llorona como disfraz es una muestra de que la sociedad estadounidense dominante está absorbiendo aspectos de la cultura latina, dijo Marisa Treviño, fundador y editora de Latina Lista.
“Creo que es una progresión natural del proceso de asimilación integral”, dijo Treviño.
Sin embargo, el que ella aparezca en el comercial de American Apparel junto a mujeres en minishorts, camisetas escotadas y ligueros muestra que todavía existe la tendencia de explotar la sexualidad femenina en favor de los disfraces, afirmaron ambas mujeres.
En cierto sentido, el sexismo en los medios de comunicación masivos de América Latina tiene parte de la culpa por la percepción sobre latinas como objetos sexuales voluptuosas, dijo Treviño.
“Los medios hispanohablantes presentan diariamente programas de Centro y Sudamérica los cuales retrata a las latinas de forma muy sexi y provocativa. Para las personas que le están cambiando de canal al televisor y que no están familiarizadas con la comunidad latina, esas imágenes quedan guardadas en su mente”, dijo.
No solo es una preocupación para los latinos, dijo Arreola. Es algo en lo que deberían pensar todas las mujeres antes de decidir vestirse como algo sexi: geisha o hija de granjero.
“Existen vestidos que tienen ambos problemas y los presentan de manera conjunta y tenemos que lidiar con ellos”, dijo. “Se está volviendo algo indignante”.