Los primates como los chimpancés siempre han tenido un gusto especial por las frutas, nueces y hojas.

Por Elizabeth Landau

(CNN) — Los humanos somos delicados en exceso en algunas ocasiones no sólo porque somos la única especie que hace reseñas de restaurantes. Las dietas de nuestros ancestros pudieron haber sido diferentes de las de nuestros parientes primates cercanos, según un nuevo estudio.

El ancestro humano en cuestión se llama australopithecus bahrelghazali. Sus restos fueron encontrados en el sitio de fósiles Koro Toro, en Chad, en el centro de África. Los investigadores estudiaron fósiles que datan de hace más de tres millones de años.

Los investigadores examinaron las proporciones de los isótopos de carbono presentes en los dientes de este antiguo homínido, una palabra que los paleontólogos utilizan para referirse a los ancestros humanos. Sus resultados se presentaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Con base en las proporciones de los isótopos de carbono, parece que el australopithecus bahrelghazali enfocaba su alimentación en una categoría especial de plantas que incluyen pastos tropicales y juncias (una planta similar al pasto, que crece en manojos de hojas largas, estrechas, de 8 a 12 centímetros). Estas plantas de pastizales tienen una firma distintiva de carbón en los dientes de los animales.

Los simios no comen eso, dijo el profesor universitario Mark Teaford, coeditor del Journal of Human Evolution, quien no estuvo involucrado en el estudio.

Los primates tienen un amplio rango de vegetales en su dieta, pero la mayoría de sus alimentos entran a las categorías de hojas, frutas y nueces; en otras palabras, plantas más “de bosque”.

Considerando la anatomía similar de los primeros humanos con otros primates, Teaford dice que eso no necesariamente significa que coman muchas hierbas y juncias.

“Poder observar los isótopos y decir, éste come una dieta más o menos similar a algunos más recientes, es sorprendente”, dijo Teaford.

El australopithecus bahrelghazali es el ejemplo más antiguo de un ancestro humano que pudo haber comido pastos y juncias, y es más de 1.5 millones de años más viejo que un ejemplo previamente identificado de un homínido con esta dieta.

“Aquí tienes a este ancestro humano primitivo. ¿Qué es lo que le permite hacer esto (comer pastos y juncias)?’”, dijo Teaford. “Quizá somos ingenuos en nuestra perspectiva de lo que se necesita para procesar estos alimentos eficientemente”.

Teaford, independientemente de este nuevo estudio, trabaja en el desgaste microscópico de los dientes de los ancestros humanos antiguos. También en esta línea de investigación hay evidencia de que la dieta de los primeros humanos no era como la de los otros primates, como los chimpancés y babuinos.

Es posible que los resultados de la investigación dental reflejen que los ancestros humanos comían, más bien, animales que comían hierbas y juncias, pero se necesita hacer más investigación para concretar estas teorías. Teaford dijo que diferentes tipos de dientes probablemente habían sido requeridos para cortar carne dura.

Este estudio se basa en sólo dos individuos, y los investigadores únicamente pudieron investigar qué comían estos primeros humanos durante el periodo en el que sus dientes se formaban (por ejemplo, cuando eran jóvenes), señala Peter Ungar, antropólogo en la Universidad de Arkansas, en Estados Unidos y coautor de un libro sobre la dieta humana con Teaford.

Pero los resultados son interesantes, y muestran que nuestro enigma sobre las elecciones alimentarias de los primeros homínidos se vuelve más complicado a medida que añadimos pedazos, dijo.

“Creo que es una llamada de atención para decir: ¿cuán bien conocemos lo que nuestros ancestros comían y qué se necesita para poder comer estos alimentos”, dijo Teaford.