Muchos países desarrollados aún requieren una prescripción médica para los anticonceptivos orales.

Por Jacque Wilson

(CNN) — En el futuro, las mujeres en todo el mundo podrían comprar píldoras anticonceptivas como si fueran pastillas para la tos, si se aplica la recomendación del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos (ACOG, por sus siglas en inglés).

El grupo recomienda que los anticonceptivos orales se vendan sin receta, en un esfuerzo para reducir el número de embarazos no deseados.

Aproximadamente cuatro de cada 10 embarazos a nivel global no son planeados, según una investigación publicada en 2010 por el Instituto Guttmacher, una organización sin fines de lucro dedicada a la investigación en salud reproductiva.

“Los problemas de acceso y costo son razones comunes por las que las mujeres no utilizan anticonceptivos o tienen lagunas en su uso”, según el ACOG.

Muchos países desarrollados aún requieren una prescripción médica para los anticonceptivos orales, incluyendo Canadá y la mayoría de naciones en Europa, pero muchos otros países venden la píldora sin receta, formal o informalmente.

El movimiento para impulsar el acceso a métodos anticonceptivos sin receta no es nuevo, dice el médico Daniel Grossman, voluntario y vicepresidente del Comité sobre Boletines de Práctica Ginecológica del ACOG.

A principios de la década de 1990, un artículo en la American Journal of Public Health afirmaba que los anticonceptivos orales debían estar disponibles sin receta médica. Lo que es diferente ahora, dice Grossman, es que una gran cantidad de evidencia documenta la seguridad y eficacia de la píldora, y el interés de las mujeres de obtenerla sin receta.

“La quiero entre los condones y los kits de pruebas de embarazo”, dijo Kirsten Moore, presidenta ejecutiva del Proyecto de Tecnologías de Salud Reproductiva en Estados Unidos, un grupo que defiende la libertad reproductiva. “La quiero allí para que dé el mensaje: si eres sexualmente activo, usa protección”.

Como con cualquier medicamento, hay riesgos asociados con los anticonceptivos orales. El ACOG reconoce que la píldora puede aumentar el riesgo de un paciente a coágulos sanguíneos y accidentes cerebrovasculares, especialmente si presenta obesidad o fuma. Y vender el medicamento sin receta reduce la probabilidad de que una mujer sea examinada por un médico.

El grupo de médicos afirma que los riesgos deben ser puestos en contexto: el riesgo de coágulos sanguíneos o accidente cerebrovascular frente al embarazo no deseado.

“La comparación no está en tomar o no la píldora”, dijo Moore. “Es tomar o no la píldora y arriesgarse a embarazarse”.

Grossman dice que le preocupan más los costos asociados con los anticonceptivos orales sin receta médica. Aunque la Ley de Cuidado de Salud Asequible de Estados Unidos requiere la cobertura de prescripciones de anticonceptivos, las compañías de seguros podrían no cubrir los medicamentos sin receta médica. Si el producto no se vende a un precio accesible para los consumidores, dijo, “la barrera de prescripción será reemplazada con una barrera de costo”.

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos dice que algunos incidentes similares muestran que cambiar los anticonceptivos para que no se necesite receta médica probablemente aumentará el uso.

Cuando los parches y chicles de nicotina salieron a la venta sin receta médica, los intentos de dejar de fumar utilizando estos productos casi se duplicaron, según estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).

Y las ventas de anticonceptivos de emergencia se duplicaron un año después de que la “píldora del día siguiente” Plan B One Step empezó a venderse sin receta médica, según el grupo de defensa OCs OTC.

Otro beneficio de ofrecer anticonceptivos sin prescripción es que podrían ampliar el acceso de las poblaciones que de otra forma no aprovecharían estos medicamentos.

“El acceso sin receta médica reduciría en gran medida las barreras sistémicas, como la pobreza, estatus migratorio e idioma, que actualmente previenen que las latinas accedan regularmente a los anticonceptivos, lo que resulta en mayores tasas de embarazos no deseados”, afirmó en un comunicado el Instituto Nacional de Latinas para la Salud Reproductiva en Estados Unidos.

“Es un movimiento bastante audaz de parte del ACOG”, dijo Grossman. “Realmente respeto que la organización decidiera hacer este comunicado tras revisar toda la evidencia. No es muy común escuchar a una organización de médicos decir: ‘Creemos que debería de haber un cambio para que nuestros pacientes no tengan que vernos más’”.

El ACOG espera que su recomendación motive a las empresas farmacéuticas a tomar el siguiente paso, dijo Grossman. Una empresa con una patente de medicamentos de prescripción tendría que presentar una solicitud a la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para comenzar el proceso de aprobación de venta sin receta médica.

Para hacer eso, la empresa necesita tener investigación sobre la seguridad del anticonceptivo para su venta libre. Estos estudios tendrían que probar a la FDA que las personas correctas (es decir, las mujeres saludables que quieren evitar los embarazos) elegirían tomar el medicamento, en lugar de las personas que no deben comprarlo (es decir: aquellas con alto riesgo de coágulos de sangre o accidentes cerebrovasculares).