Por Miriam Torres, especial para CNN
Nota del Editor: Miriam Torres es una joven recién graduada con honores del Young Harris College. Tiene 22 años y calificaría para el programa de Acción Diferida del gobierno de Obama si su estatus legal no hubiera sido ya resuelto. Sin embargo, ella convive diariamente con jóvenes que no han tenido la misma oportunidad de legalizar su estatus migratorio y corren el peligro de ser deportados y separados de sus familias.
Pareciera que siempre que el sol empieza a brillar para Maya*, las nubes llegan.
Maya se graduó de la universidad en mayo de este año. Con grandes expectativas después de su graduación con honores, ella esperaba con ansias una reforma migratoria. Cuando el nuevo plan de Acción Diferida (DACA por sus siglas en ingles) tomó curso, Maya estaba feliz: “Cuando vi en las noticias que Obama había aprobado la Acción Diferida, me sentí con un alivio muy grande, pues pensé que finalmente el me estaba tomando en cuenta y que tanto como yo, mi hermana y mis amigos se beneficiarían”, dijo.
Sin embargo, Maya no pudo obtener su permiso de trabajo con opción a renovarlo por un requisito pequeño, pero muy necesario para poder aplicar: la edad. Maya llegó a este país cuando había cumplido ya los 16 años de edad, y haber entrado a este país antes de los 16 años es uno de los requisitos para poder aplicar. Maya cumple con el resto de los requisitos que uno puede hayar en la página de inmigración.
La pesadilla de cumplir con todos los requisitos menos uno ha diferido los sueños de muchos jóvenes que, como Maya, tendrán que esperar por una reforma migratoria más extensa que ayude a más personas indocumentadas que llegaron a los Estados Unidos después de los 16 años: “Creo que es muy injusto. Se supone que la Acción Diferida es para aquellos que llegaron aquí como niños (Childhood Arrival), pero a los 16 años ya no me están considerando como una niña. Obvio no era una bebé pero mis padres aún tenían cierto control sobre mi vida. Y en este caso ellos decidieron traerme a Estados Unidos para estar juntos. Yo no me podía quedar sola a los 16 años sin ellos. Se me hace más injusto porque en realidad cumplo con el 90% de los requisitos menos el de la edad”.
Jamie Hernan, un abogado de inmigración dedicado a servir a los indocumentados declaró que la Acción Diferida, aunque es un buen comienzo hacia una reforma migratoria más comprensiva, es tan solo la punta del témpano de hielo: “Aun hay mucho por hacer. Como empezar a darles a todos los indocumentados el respeto y dignidad que se merecen”.
Ana Sánchez, una joven de 19 años de edad sí puede aplicar para el programa. Ella al igual que 1,7 millones de jóvenes indocumentados es elegible para aplazar la posibilidad de ser deportada en Estados Unidos por medio del programa de Acción Diferida: “Aun no he aplicado porque estoy esperando unos trámites. Un permiso de trabajo es un paso muy grande. Aunque nuestro estatus no sea uno de legalidad absoluta, tenemos la oportunidad de ganar más dinero al poder trabajar y ya no vivimos con el temor de ser deportados. Estoy agradecida porque ya es ganancia el hecho que me brinden una oportunidad de poder mejorar en este país que me vio crecer. Aun sueño con el día que nos puedan dar la ciudadanía”.
Sin embargo, la Acción Diferida no es suficiente porque beneficia superficialmente a las personas que están desesperadas porque sus familias se están separando y su estatus migratorio se difiere cada día más.
Según la pagina de USCIS, “La Acción Diferida no confiere un estatus legal al individuo”, sino que simplemente ayuda a aplazar la deportación de dicha persona.
Melina Salmerón, una solicitante que fue aprobada y le fue dado su permiso de trabajo lo acepta con optimismo: “No me importa mucho [el hecho de que no tenga estatus legal] ya que tengo la seguridad de que pasarán otros proyectos que nos permitan obtener la residencia en un futuro cercano”.
En su proceso de aplicación, Melina aseguró que “fue un proceso un poco largo y lleno de incertidumbre; el 2 de octubre fui a mi cita de las huellas digitales y de ahí demoró aproximadamente un mes para que mi permiso de trabajo llegara”.
¿Qué pasará con aquellos que no cumplen enteramente con los requisitos? ¿Habrá esperanza?
Jamie Hernan dice que “en el pasado, el congreso ha tenido oportunidad de pasar una reforma de inmigración más comprensiva; desafortunadamente, es este mismo congreso al que le han faltado las agallas para hacer algo por los indocumentados en este país. Debe haber un gran compromiso con la comunidad hispana, y éste se puede adquirir mediante un acuerdo bipartidista”.
Esto lleva a Hernan a creer que hay grandes esperanzas para que en este segundo término del gobierno de Obama haya una reforma migratoria. Pero por el momento, solo se puede especular sobre una reforma y anhelar que sea posible. Lo que está claro es que la Acción Diferida no es lo mismo que el DREAM Act ni mucho menos un alivio para regularizar el estatus de los más de 11 millones de indocumentados que hay en Estados Unidos.
A Maya no le queda más que esperar y esperar. Con una licenciatura en literatura, ella quisiera ejercer su carrera y enseñar Inglés a aquellos que no han tenido la misma oportunidad que ella de aprenderlo.
Si Maya tuviese la oportunidad de hablar con Obama le diría que “tiene que hacer algo por los inmigrantes que de alguna forma ya son parte de esta sociedad y del sistema. Más que nada tiene que apoyar a aquellos que no representan una amenaza para el país; aquellos que como yo solo quieren salir adelante y estar en paz. También le diría que ya es hora de que nos cumpla pues él fue reelegido gracias al voto hispano”.
Yo le diría lo mismo.
*Maya es el sobrenombre de una joven mexicana de 23 años cuyo verdadero nombre se omite por discreción.
(Las expresiones contenidas en este texto corresponden exclusivamente a Miriam Torres).