Por Marci Alboher
Nota del editor: Marci Alboher es vicepresidente de Encore.org, un organismo sin fines de lucro que ayuda a la gente a encontrar una actividad que sirva al bien común. Su libro más reciente es The Encore Career Handbook: How to Make a Difference and a Living in the Second Half of Life, de la editorial Workman.
(CNN) — Un estudio reciente acerca de los empleos más estresantes del 2013 con un atractivo título llegó a ser noticia esta semana.
El estudio anual, realizado por careercast.com generó cierto revuelo en la red y me pidieron que me presentara en el programa de televisión, Today, para hablar de ello. Mis colegas me enviaron correos electrónicos y postearon en mi página de Facebook el sitio que ocupaba su profesión en la clasificación.
Mis amigos en los medios notaron que los profesionales en relaciones públicas, los reporteros y los fotoperiodistas estaban entre los 10 trabajos más estresantes.
El “estudio”, al que muchos se refirieron entre comillas, tomaba en consideración algunos criterios lógicos para establecer las clasificaciones. El índice de riesgo de muerte (tuya o de los demás), los viajes, las fechas límite, trabajar bajo la mirada pública y las exigencias físicas, acumularon puntos en la escala de estrés.
No hay duda de que el personal militar, los bomberos, los policías —todos en los primeros lugares en la lista de empleos más estresantes— están expuestos a mayores peligros que una costurera común (el segundo en la clasificación de los empleos menos estresantes).
El primer lugar entre los “menos estresantes” es, según el estudio, el de “profesor universitario”, decisión que generó indignación entre las personas que tienen ese empleo. Una de las personas que comentaron reconoció que la mayoría de los empleos docentes no te ponen en peligro (aunque se puede debatir ese punto), pero cualquier persona cercana a los profesores sabe que la política en el cuerpo docente, los estudiantes conflictivos y la presión de “publicar o morir” pueden ocasionar que hasta el individuo más sereno estalle.
Podríamos discutir si esto tienen lógica. También se puede debatir si cada oficial de policía, bombero o miembro de las fuerzas armadas se enfrenta a la misma cantidad de estrés.
Pero asegurémonos de tener la conversación correcta. ¿Cuántas personas eligen una profesión con base en el nivel de estrés? ¿Cómo se puede medir objetivamente? Si eres propenso a sentir angustia, probablemente te sientas igual aunque trabajes como bibliotecario, masajista o piloto comercial (número cuatro en la lista de estrés).
La gente elige su línea de trabajo por muchas razones. Para aquellos que están comprometidos con la comunidad y el mundo, para hacer de ellos un lugar más seguro y sano, el minimizar el estrés probablemente no sea una prioridad en su lista de criterios. Y no debería serlo.
Quienes eligen empleos altruistas con un alto nivel de estrés tienen otras motivaciones, como querer que su trabajo tenga sentido. No los desanima el hecho de que probablemente padecerán angustia o ansiedad. Algunas personas se sienten atraídas, por su naturaleza o personalidad, a trabajos que para otros podrían ser abrumantes. ¿Cuántos agentes del FBI crees que preferirían trabajar como audiólogos (el sexto empleo menos estresante)?
Cuando hablo con personas de 50 o 60 años que han decidido hacer una segunda carrera como maestros, me dicen que con frecuencia el trabajo es agotador y estresante. Están de pie todo el día, a veces con recursos inadecuados y con chicos que a su vez están bajo presión; incluso los que han ocupado puestos de liderazgo en otros sectores dicen que nunca habían trabajado tan duro. Pero ellos concluyen que hacer algo importante para los demás —y que los ponga en contacto con gente joven todos los días— compensa el estrés adicional.
Pasa lo mismo con quienes se enfrentan a algunos de los problemas más difíciles del mundo. Cuando hablo con Stephen y Elizabeth Alderman, cuya fundación capacita a profesionales de la salud alrededor del mundo para que trabajen con víctimas de traumas, o con Judith Broder, quien fundó el Soldiers Project, que trabaja con veteranos de guerra que regresan a casa, rara vez hablan de estrés. En vez de ello, afirman sentirse satisfechos por lo que hacen, porque es mejor que no hacer nada.
En lugar de desalentar a las personas a elegir cualquier empleo, hay que promover que escojan algo adecuado a sus aptitudes. Debemos apoyar a nuestros amigos y familiares en el camino que tomen.
Es difícil destacar entre todos los contenidos de la televisión matutina, pero un buen estudio con un título atractivo siempre lo logrará. Entonces, utilicemos eso para una buena conversación, por ejemplo, ¿por qué los empleos que nos mantienen a salvo y sanos, que cuidan de nuestros niños y del ambiente, rara vez figuran en las listas de los empleos mejor remunerados? Esa es una discusión que me encantaría tener.
(Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Marci Alboher).