BAGDAD (CNN) — Soldados iraquíes abrieron fuego este viernes contra manifestantes antigubernamentales suníes que demandaban la renuncia del primer ministro chií, según funcionarios médicos.
Al menos cuatro personas murieron y 42 quedaron heridas, de acuerdo con funcionarios médicos en Falluja, en la provincia de Anbar, un bastión suní donde los manifestantes han estado denunciando lo que llaman un trato de segunda clase por parte del gobierno.
Los disparos comenzaron, de acuerdo con testigos, cuando soldados iraquíes ordenaron a los manifestantes que dejaran de grabar las posiciones de las fuerzas de seguridad. Los soldados comenzaron a disparar luego de que los manifestantes les comenzaron a lanzar objetos.
El incidente hizo enojar aún más a los manifestantes que gritaban “esas son fuerzas de al-Maliki, esas son milicias de al-Maliki”, en referencia al primer ministro Nuri al-Maliki.
Líderes religiosos en Falluja han pedido a las fuerzas iraquíes dejar la ciudad. También llamaron a una procesión funeral para este domingo para los muertos en el incidente.
“Nos hemos estado demostrando pacíficamente. Pero ahora advertimos a al-Maliki que la sangre de los mártires de Falluja no será derramada en vano”, dijo Abdul Wahed Ammar, uno de los manifestantes.
El ministro de Defensa, en tanto, ordenó una investigación sobre el incidente, de acuerdo con Anbar Satellite TV. Un vocero del gobierno iraquí no respondió de forma inmediata al pedido de CNN de comentarios.
La protesta en Falluja, llamada “Viernes sin vuelta atrás” por los organizadores, es la última de varias que han ocurrido predominantemente en regiones suníes en Iraq. Pero han sido contrarrestadas por manifestaciones a favor del gobierno de chiis, lo que eleva los temores de que una división sectaria podría traducirse en violencia en las calles.
Las manifestaciones comenzaron a crecer en semanas recientes. Iniciaron a finales de diciembre cuando manifestantes suníes tomaron las calles de la provincia de Anbar, que hace frontera con Jordania y Siria, para protestar por la orden de al-Maliki de arrestar a los guardaespaldas del ministro de finanzas, Rafaie Esawi, un suní.
Los arrestos ocurrieron solo horas después de que el presidente Jalal Talabani, un kurdo que es visto como una fuerza política de estabilización en Iraq, dejó el país para recibir tratamiento contra el cáncer.
Los manifestantes también demandan la liberación de detenidos a los que según ellos no se les han presentado cargos, y llaman al gobierno corrupto y lo acusan de atacar a los sunís.
Los sunís y los kurdos han acusado a al-Maliki y a su partido político de intentar consolidad el poder en Iraq al excluirlos del proceso político. Recientemente legisladores estadounidenses mostraron preocupación por el fortalecimiento de los vínculos de Iraq con Irán, dominado por chiís.
Los sunís representan el 20% de la población estimada de Iraq, de unos 27 millones de habitantes, donde entre el 60% y el 65% son chiís.
Luego de la caída de Saddam Hussein, un suní, su grupo étnico fue desplazado. En 2005, los sunís boicotearon las elecciones, lo que dio camino a un gobierno dominado por los chiitas.
La división sectaria causó violencia en las calles en 2006 y 2007, con combates que casi destruyeron el país.