Los sobrevivientes enfrentan muchos efectos a largo plazo por el tratamiento.

Por Jacque Wilson

(CNN) — Michelle estaba preparada para la quimioterapia. Estaba lista para perder el cabello y lidiar con náuseas extremas y estar hospitalizada durante meses. Incluso para morir, sabiendo que, debido a su forma agresiva de leucemia, esa era una posibilidad muy real.

La muerte no llegó, pero Michelle quedó oficialmente etiquetada como sobreviviente de cáncer. Y no estaba preparada para lo que vendría después.

El tratamiento aceleró su transición hacia la menopausia y eso cimbró su sistema hormonal. El estrés y falta de confianza le causaron problemas con quien había criado dos hijos en 24 años.

También presentó estenosis vaginal, un estrechamiento del conducto vaginal tan grave que, en algunos casos, imposibilita el coito.

“Tenía 49 años cuando fui diagnosticada (con cáncer), 50 cuando recibí mi trasplante (de médula ósea)”, dijo Michelle, quien pidió no ser identificada con su nombre completo por privacidad. “No estaba lista para renunciar a una parte muy importante de mi bienestar, es decir, mi sexualidad”.

Los sobrevivientes enfrentan muchos efectos a largo plazo por el tratamiento, desde cánceres secundarios hasta problemas cardiovasculares o daños cognitivos. Pero los efectos en la sexualidad del paciente a menudo son ignorados, dijo Sharon Bober, directora del programa de salud sexual en el Instituto de Cáncer Dana-Farber en Boston, Estados Unidos.

La radiación, la quimioterapia, la terapia de hormonas y la cirugía tienen, cada una por sí misma, el potencial de afectar significativamente la función sexual, dijo Bober.

En un estudio, las sobrevivientes jóvenes de cáncer de mama reportaron sensibilidad en la piel, resequedad vaginal, dolor genital, menopausia prematura, problemas de fertilidad y fatiga extrema. Sus resultados en una prueba de salud sexual fueron menores que los de la población en general, lo que indica problemas con el deseo sexual, excitación, orgasmo y satisfacción en la relación.

Los hombres enfrentan muchas de las mismas cuestiones, además de disfunción eréctil, dijo Bober.

Los efectos secundarios no terminan cuando el tratamiento termina. Bober y sus colegas recientemente completaron un estudio de 200 adultos jóvenes sobrevivientes de cáncer, y muchos de ellos mencionaron problemas sexuales años después de que terminaron sus terapias.

Los cambios hormonales, por la quimioterapia y la radiación, a menudo reducen el deseo sexual de los pacientes y muchos enfrentan problemas de autoestima después del tratamiento.

Junto a las pelucas y prótesis, en la tienda para pacientes de Dana-Farber, hay vibradores y lubricantes. Bober trabaja con un equipo de médicos para ofrecer cualquier servicio que necesiten sus pacientes, ya sea terapias de pareja o educación sobre salud vaginal tras una menopausia temprana.

El programa de Bober ayudó a Michelle a entender qué había pasado con su sexualidad, tanto física como mentalmente. “No slo nos proporcionó las herramientas emocionales para superar los cambios que experimentamos, también me animó a utilizar ‘herramientas’ para ayudar a mi cuerpo a regresar a la normalidad”, dijo Michelle.

“A menudo bromeo sobre que nunca imaginé que un médico recetara vibradores. Pero fueron absolutamente necesarios”.

A puerta cerrada

La mayoría de los pacientes de Bober están simplemente agradecidos de saber que no hay nada malo con ellos o con sus relaciones. Aunque se ha mostrado en estudios que la sexualidad juega un papel importante en la felicidad y calidad de vida, no es algo que suelan discutir los médicos, dijo Bober.

“Vivimos en una cultura que no apoya o facilita las conversaciones honestas y francas sobre el sexo”, dijo. “Muchas personas asumen que debido a que nadie dice nada sobre esto, es solo un precio que tienen que pagar”.

Nadie conoce la política de sexualidad a puerta cerrada mejor que Patty Brisben, coautora de Sexy por siempre: la intimidad después del cáncer y fundadora de Pure Romance, la empresa más grande de venta casera de accesorios sexuales. También tiene el programa Sensualidad, Sexualidad, Supervivencia.

“A las mujeres de 19 y 20 años que no han tenido su primera experiencia sexual, los médicos les dicen (que compren) juguetes sexuales para estimular y así evitar que comience una atrofia”, recuerda Brisben.

Un regreso a la intimidad

El esposo de Michelle “no se quejaba” durante su tratamiento de cáncer, dijo, pero la pareja tuvo dificultades al reconectarse en la recámara.

Su esposo tuvo problemas para mantener una erección por miedo a lastimarla. Michelle recuerda que pensaba: “debe estar muy traumatizado (…) Ahora solo me ve como un ser frágil y no como la mujer que solía ser”.

El cáncer puede poner a prueba a cualquier relación, dijo Ian Kerner, experto en sexualidad.

“Por supuesto, en última instancia, cuando estás en medio de una batalla contra el cáncer, realmente estás enfocado en la supervivencia (…) Pero a medida que reanudas tu vida, quieres reanudar todos los aspectos de tu vida. Y la sexualidad se vuelve un factor clave”, dijo Kerner.

Kerner recomienda que las parejas comiencen lentamente: actúen como dos personas enamoradas de nuevo, en lugar de un paciente y un cuidador, salgan en citas por la noche y se abracen frente a una fogata.

Haz que tu sexualidad sea una conversación en marcha, dijo. Tu intimidad recién descubierta podría no ser necesariamente el sexo en la forma que solía ser; tienes que encontrar una nueva versión de sexo que funcione para ti.

“Al recuperarte de cáncer, a menudo no hablas de semanas o meses”, dijo Kerner. “Hablas de años”.

Michelle está en remisión desde marzo de 2009. Se ajusta a la vida como sobreviviente, y es voluntaria en Dana-Farber para ayudar a otros que lidian con cicatrices emocionales similares.

“Intento volver a la normalidad en cada faceta de mi vida”, dijo.