En la carrera White Turf participan caballos principalmente de Hungría, Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña.

Por Neil Curry

(CNN) — Los parapentes vuelan sobre los picos nevados y las anchas pistas de esquí en las que cientos de jóvenes toman su primera lección en la escuela de esquí más grande de Europa.

Asentado en el Valle de Engadine, en medio de los Alpes Suizos, St. Moritz se ha ganado la reputación de ser uno de los campos de juegos invernales más importantes del mundo.

El centro turístico albergará los Campeonatos Mundiales de Esquí Alpino por quinta ocasión en 2017 y pugna por ser la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno por tercera vez —un récord— en 2022.

Al pie de las montañas se lleva a cabo el Campeonato de Bobsled (Trineos de carrera), lo que permite a todos los asistentes ver la acción del deporte mientras el trineo se abalanza sobre el muro de hielo.

Los participantes logran alcanzar velocidades de hasta 140 kilómetros por hora a bordo de sus bobsleds.

Los visitantes británicos fundaron el club privado a finales del siglo XIX como un destino turístico invernal. En el fondo del valle yace el lago congelado de St. Moritz, sede de la carrera de caballos en nieve y hielo White Turf.

“White Turf es un evento excepcional”, dijo el presidente del evento, Silvio Staub. “Es una reunión que data de 1907, así que este año se festeja su 106 aniversario. Se corre durante tres domingos en febrero y usualmente asisten cerca de 30,000 personas”.

Cada año, los organizadores deben esperar pacientemente a que se forme una sólida capa de hielo de al menos 30 centímetros de espesor para que el evento sea seguro.

Luego un grupo de ayudantes prepara la masa temporal de tierra. Se marca la pista de carreras mientras las aplanadoras compactan la nieve sobre el hielo para que los caballos tengan un poco de agarre.

Las puertas de salida móviles se colocan al mismo tiempo que las gradas y una hilera de tiendas que contienen los vestidores de los jinetes, las salas de pesado y los importantes salones corporativos.

Entre las disciplinas que componen la justa están la carrera plana, el trote invernal y la especialidad de la región: el skijorking es una extraña combinación de caballos con jinetes y esquíes, la carrera favorita del público.

En la carrera White Turf participan caballos principalmente de Hungría, Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña.

Antes de que los caballos pongan un casco en la nieve se les tienen que cambiar las herraduras, tarea de la que se encarga el herrador Christian Lampert, quien sustituye las herraduras comunes por un juego de herraduras para hielo y una singular capa de silicona que evita que la nieve se adhiera a los cascos.

“Esto se inventó y se patentó en St. Moritz. Sin ello, se formaría una capa de nieve y el caballo resbalaría. Los mantiene libres de nieve”, dijo.

En vez de adherirse a los cascos, la nieve suelta forma una peligrosa nube en el camino de los jockeys, quienes también necesitan protección.

“Es como si un hombre de media tonelada te arrojara bolas de nieve, así que a veces duele bastante”, dijo el jockey Robert Havlin. Para contrarrestar esto, usa una máscara como las de los corredores de motocross en condiciones lodosas. En conjunto parecen la caballería de los clones de Star Wars.

Otra adición al guardarropa de los jinetes en la White Turf es un enorme par de esponjosas pantuflas que parecerían más adecuadas para un payaso de circo, pero se trata de una prenda vital que cubre las botas de montar antes de la carrera.

Incluso a esta altitud, los caballos son físicamente capaces de soportar el esfuerzo.

“La altitud no es un problema para el corazón y los pulmones de los caballos”, dijo la veterinaria Annina Widmer. “No representa una amenaza para ellos. Tal vez el skijoring sea un poco más riesgoso porque en realidad los caballos no van bajo control, pero fuera de eso no hay otra cosa”.

Franco Moro ha sido campeón de skijoring en seis ocasiones y ha ganado 16 carreras. Como líder de la escuela de esquí de St. Moritz, a veces se le puede encontrar en una entrega de premios a los jóvenes esquiadores.

Sin embargo, cuando se celebra el White Turf, busca un premio para sí: quiere el título de Rey de Engadine, que se otorga al competidor de skijoring que acumule más puntos durante los tres fines de semana.

Este deporte requiere de cierto dominio de los esquíes ya que el jinete va tirado por el caballo y no encima.

“No tienes tanto control”, dijo Moro. “Cerca del 20% es responsabilidad del conductor y el 80% es del caballo”.

Uno de los peligros es la primera curva, en la que todos los caballos se dirigen al carril interior, por lo que los esquiadores se proyectan hacia afuera de la curva.

Con frecuencia, los jockeys se encuentran a lado del caballo del equipo que va detrás.

Franco usa sus codos para hacer a un lado a los caballos: es suficiente con que un caballo pise el esquí para acabar con sus oportunidades de ganar.

Su experiencia en este inusual evento no tiene comparación y solo los valientes apostarían en contra del ex Rey de Egandine que busca recuperar la corona perdida del año pasado.