(CNN) El debate sobre la salud está lleno de números: 48,6 millones de estadounidenses no están asegurados; se gastan anualmente 2,6 billones de dólares en el cuidado de la salud. Las primas familiares han aumentado un 97% en la última década.
Sin embargo, esas cifras son abstractas y tienen poco significado para los estadounidenses que luchan por pagar sus cuentas médicas.
Tal vez una cifra más precisa sea 3,200 dólares: es lo que costó en promedio el servicio de salud para una familia de cuatro personas en 2011 en Estados Unidos. ¿Qué tal 815 dólares? Es el costo típico de una resonancia magnética abdominal en Chicago. O 24.431 dólares: la cuota de hospital por implantar un marcapasos en San Diego.
Esas son las cifras que pueden hacerte sentir impotente.
Cuando te enfermas, lo último que debes hacer es rechazar el cuidado. Mejor aprende a hacerte cargo de los costos de los servicios de salud para evitar que tu cuenta médica te enferme más.
“(Las personas) con frecuencia pagan más por los servicios porque no saben que hay variación en los precios, que puedes obtener exactamente la misma atención en un centro diferente, cruzando la calle, por una fracción del costo”, dice Jeffrey Rice, fundador de Health Care Blue Book.com, un sitio web en el que los pacientes pueden comparar precios.
Con frecuencia Rice cuenta la historia de su hijo, quien necesitaba una cirugía ambulatoria en un pie. Inicialmente le cobraban a Rice 37.000 dólares por el procedimiento. El médico le dijo que después de aplicar su seguro y los descuentos pagaría alrededor de 20.000 dólares. Así que Rice le preguntó si había otro lugar en dónde pudieran llevar a cabo la operación.
¿Su nuevo total? 1.500 dólares por un hijo feliz y saludable.
“Si hubiera una gasolinera que cobrara 20 dólares por galón, tú no irías ahí, ¿correcto?”, pregunta Rice. “Pero cuando se trata de los servicios de salud, así de malo es. Diariamente hay personas que pagan cinco veces más por su servicio de salud”.
Solo pregunta
La mejor manera de reducir los costos de tu salud puede resumirse en dos palabras: Solo pregunta.
Dile al médico que estás preocupado por el costo, dice Rice, y pídele que te ayude a ahorrar dinero. Pregunta cuánto costará el procedimiento. Pregunta si las pruebas que te ordenaron son necesarias o si puedes esperar una semana para ver si sanas en ese lapso. Pregunta si hay alguna alternativa o medicamento genérico más barato que el que te prescribió.
“Es justo hacer esas preguntas a tu doctor”, dice Rice. “Muchas veces, los médicos conocen las maneras de darte un buen cuidado sin gastar mucho”.
Otra pregunta importante que debes hacer es si el médico o las instalaciones están en la red de tu seguro médico, dice Karen Pollitz, experta en seguros privados en la organización no lucrativa Family Kaiser Foundation.
Recibir atención en lugares que tu seguro no cubre puede duplicar tus costos. La mayoría de las compañías tienen un sitio web o un número de teléfono que los pacientes consultan para verificar, pero de cualquier manera debes llamar al médico o al hospital para confirmar, dice Pollitz.
Los pacientes también deben tener la confianza de preguntar acerca de los planes de pago cuando se trata de sumas importantes. Los proveedores médicos usualmente ofrecen tasas de interés más bajas que las tarjetas de crédito. Los hospitales de beneficencia están obligados por ley a tener programas financieros de ayuda para los no asegurados y los que tienen un seguro limitado. Muchos hospitales y médicos también contribuyen con un porcentaje del costo si pagas en efectivo.
“Pregunta siempre”, subraya Politz. “Lo peor que puede pasar es que pierdas tu tiempo”.
Hazte amigo de tu farmacéutico local
Gracias a la Ley de Cuidado de Salud Asequible, los farmacéuticos tienen ahora un incentivo para bajar el ritmo y dialogar con los clientes, dice Ernest Boyd, director ejecutivo de la Asociación de Farmacéuticos de Ohio.
Esta sección de Medicare (Parte D), llamada “administración de la terapia farmacológica”, ayuda a los farmacéuticos a enfocarse en los pacientes a los que atienden en lugar de solo llenar botellas velozmente. Procura platicar con tu farmacéutico con regularidad.
Piensa en esto, dice Boyd: “¿Con qué otro profesional de la salud que tenga un título clínico puedes charlar gratis?”.
Los pacientes frecuentemente tienen varios médicos y especialistas a quienes recurren y cada uno de ellos los medica de manera diferente. Esto puede provocar complicaciones, duplicaciones y que se prescriban medicamentos que se añaden únicamente para tratar los efectos secundarios de otros medicamentos, dice Boyd.
Un farmacéutico puede ver todo el panorama si logras que revise tus recetas, dice. Lleva a la farmacia todos los medicamentos que estás tomando (con receta, sin receta y remedios naturales) y deja que el farmacéutico los revise uno por uno.
Por ejemplo: una paciente anciana estaba tomando 14 fármacos prescritos por varios médicos para varias dolencias. Boyd los redujo a ocho y le ahorró más de 1.200 dólares en gastos, sin alterar su tratamiento.
Cuando menos, el farmacéutico debe ser capaz de recomendar un medicamento genérico o alterno al que estás tomando a un precio mucho menor.
“El médico conoce el diagnóstico, el farmacéutico conoce los medicamentos”, dice Boyd simplemente.
Investiga
La mayoría de las personas prefieren hacer su declaración de impuestos que leer los términos de su póliza de seguro médico, dice Pollitz. “Es simplemente repulsivo. Creo que ese es el término técnico”.
Pero comprender tu plan —saber qué deducible o coaseguro tienes que cubrir— te ayudará a prepararte para futuros gastos.
Algunas grandes compañías ofrecen el servicio de asesores que pueden guiarte a través las letras pequeñas, dice Pollitz.
También existen varios sitios web que pueden ayudarte a reducir los costos de los servicios de salud en los que puedes averiguar cuánto deberías pagar.
Defiéndete
Si al final tu cuenta termina siendo más de lo que esperabas pagar, no temas defenderte, dice Pollitz.
“Las personas se inclinan a aceptar un ‘No’ por respuesta”, dice. “Siempre te puedes quejar. Siempre puedes apelar.”
De acuerdo con la nueva ley, los estados están iniciando los Programas de Asistencia al Consumidor que se diseñaron para capacitar a los pacientes. Uno de los trabajos que están obligados a hacer es ayudarte a presentar una reclamación de seguro, dice Pollitz.
Si la aseguradora niega la apelación (lo que suelen hacer, dice Pollitz), tienes el derecho de llevarla a revisión externa. Quienes lo hacen ganan la mitad de las veces, dice Pollitz.