WASHINGTON (CNN) — Sin ningún acuerdo del Congreso, el recorte de 85.000 millones de dólares en el gasto federal entrará en efecto este viernes, afectando a todas las carteras, desde defensa a educación.

Hay poca esperanza de que un acuerdo de último minuto impida los recortes automáticos luego de que el Senado no pudo concretar uno, y de que un gran número de congresistas dejaron Washington este jueves para pasar el fin de semana en sus lugares de origen.

Los recortes son resultados de un impase entre los partidos, cuyos orígenes se remontan a un acuerdo de agosto de 2011 para recudir la deuda de la nación por más de 1.000 millones de dólares.

Este viernes por la mañana inició una reunión entre los líderes del Congreso y Barack Obama en un intento por buscar una solución.

Tras la reunión, John Boehner, el líder republicano de la Cámara de Representantes, dijo que la próxima semana se votarán medidas para autorizar fondos federales para después del 27 de marzo, y así prevenir que el gobierno deje de operar.

En tanto Obama dijo durante una conferencia de prensa, ofrecida tras la reunión, que no anticipa “una gran crisis financiera” por los recortes, pero dijo que habrá gente que resultará afectada. “La economía no va a crecer tan rápido como debería”, dijo Obama desde la Casa Blanca.

La próxima guerra presupuestal, que incluye un posible cierre del gobierno para esa fecha, se dará cuando se termine el presupuesto formalmente.

De acuerdo con la ley, Obama debe de firmar una orden este viernes para forzar al recorte de gastos. Si eso ocurre, Obama notificará oficialmente a todas las agencias que los recortes han entrado en efecto.

No está claro cuál será el efecto inmediato de los recortes en los estadounidenses. Obama ha advertido que el recorte podría devastar la frágil economía, mientras que los republicanos han criticado las advertencias.

Este jueves por la tarde, el Senado rechazó planes alternativos presentados por el senador demócrata Harry Reid, y por el senador republicano Mitch McConnell.

El plan de Reid tuvo 51 votos de apoyo, mientras que el de McConnell tuvo 38, lejos de los 60 votos requeridos para ser aprobados.

Reid proponía reemplazar el paquete de recortes por un plan de 110,000 millones de dólares que incluye nuevos impuestos para millonarios, recorte de subsidios y en defensa. Esto último fue rechazado por la mayoría de los republicanos, y calificaron de inaceptable el llamado a nuevos impuestos.

McConnel quería darle a Obama más flexibilidad para que seleccionara una serie de recortes para el 15 de marzo. Los demócratas consideraron la propuesta como una trampa diseñada para poner más responsabilidad sobre los hombros del presidente por los recortes. Críticos en ambos partidos calificación la idea como una abdicación del poder del Congreso.

Lo mismo ocurrió en la Cámara de Representantes. El presidente de la Cámara, John Boehner presentó nuevamente las dos leyes republicanas que se aprobaron en la anterior legislatura para reemplazar los recortes.

Los demócratas desecharon las propuestas, que no tenían oportunidad de pasar en el Senado o sobrevivir un veto presidencial.

Jim Acosta, Ted Barrett, Tom Cohen y Deirdre Walsh contribuyeron con este reporte.