Por Mariano Castillo
(CNN) — El carismático y combativo presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cultivó una apariencia imponente. Sin embargo, incluso después de 13 años en el poder, su legado para el país podría ser más efímero de lo que insinuaba su personalidad.
Tanto sus simpatizantes como sus oponentes pueden describir cómo se ha transformado Venezuela a lo largo de esta etapa: la pobreza ha disminuido, los delitos han aumentado, la polarización es lo común; sin embargo, los cambios podrían no estar tan arraigados como parecen.
La piedra angular de la presidencia de Chávez fue la Revolución Bolivariana, su ambicioso plan para transformar Venezuela en un Estado socialista. Los signos más visibles de la revolución fueron las numerosas “misiones” sociales dirigidas a erradicar el analfabetismo, a distribuir alimentos básicos y ofrecer servicios de salud en cada rincón del país.
Los programas sociales no eran desconocidos en Venezuela, pero Chávez aumentó su variedad y prominencia. “El legado más positivo que Chávez tiene es que puso el dedo en la llaga de la injusticia social, uno de los reclamos de la mayoría de los venezolanos”, dijo Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue, un centro de investigación política con sede en Washington. “Quienquiera que lo suceda tendrá que lidiar con eso”.
Chávez fue electo y reelecto en gran parte gracias al apoyo de los pobres del país, quienes se sentían marginados por los gobiernos anteriores. Supo ponerse en contacto con sus necesidades y frustraciones, a menudo a través de confrontaciones con las élites venezolanas, y prometió que la enorme riqueza obtenida del petróleo se redistribuiría entre los pobres.
Según estadísticas del Banco Mundial, el porcentaje de venezolanos que vive por debajo del umbral de pobreza disminuyó del 62% en 2003 al 29% en 2009. Entre 2001 y 2007, el analfabetismo bajó del 7 al 5%.
“El resultado es que en adelante, cualquier gobierno tendrá que hacer de esto una prioridad”, dijo Shifter. Esto fue muy evidente durante la última contienda presidencial, en la que el candidato de la oposición, Hernrique Capriles Radonski criticó los malos manejos en las misiones de Chávez y prometió arreglarlas en vez de deshacerse de ellas. En octubre, los venezolanos decidieron dar a Chávez un periodo más de seis años.
“Definitivamente, Chávez ha dado identidad y un sentido de dignidad a la gente que se sentía invisible e ignorada”, dijo Jennifer McCoy, directora del Programa para las Américas del Centro Carter, en Atlanta. “Lo que perdurará es que la gente que se benefició seguirá exigiendo participación en el proceso y el sistema políticos”.
Proyecto con caducidad
Sin embargo, este despertar político entre las clases bajas no se traduce en una solución duradera a la pobreza, dicen los analistas. McCoy dijo que Chávez no creó un sistema que hiciera sostenibles estos beneficios al no invertir lo suficiente en infraestructura, por ejemplo.
Shifter dijo que los programas del presidente otorgaban asistencia sin crear empleos. “Este no es un modelo sostenible”, dijo. “Es una oportunidad desperdiciada”.
Chávez también será recordado por haber socavado la economía de su país. Venezuela siempre tuvo una presidencia fuerte y Chávez consolidó aún más el poder en el ejecutivo. Conforme el presidente acumulaba poder, las instituciones como la comisión electoral y el sistema judicial se politizaron, y cerraron filas en favor de Chávez. Los dos partidos que alternaban en el poder desaparecieron. En su lugar quedó un partido, un hombre.
“Su presidencia acabó con el universo político que existía antes”, dijo Charles Shapiro, presidente del Instituto de las Américas y exembajador de Estados Unidos en Venezuela durante la presidencia de Chávez.
El gobierno se centró en Chávez y sus seguidores fueron llamados “chavistas”. “Con frecuencia era presentado como un personaje bufonesco; sin embargo, para la gente que lo apoya, es una estrella y un político muy capaz”, dijo Shapiro.
El fervor de sus seguidores, combinado con el desdén de las clases altas, polarizó profundamente a Venezuela. Shapiro dijo que los simpatizantes y opositores de Chávez “niegan de muchas formas que la otra parte tenga derecho a defender sus puntos de vista”.
Despertó el sentimiento nacionalista y obtuvo popularidad entre la oposición venezolana al enfrentarse al “imperio” de Estados Unidos y sus aliados. Usó sus belicosos discursos para crear una brecha entre la clase trabajadora y la élite de su país.
Un antiguo funcionario de alto rango del Departamento de Estado de Estados Unidos rememoró una reunión que tuvo con Chávez a principios de la década del 2000 en la que ambas partes sostuvieron una conversación “bastante buena”. “En persona, frente a frente, puede ser encantador. Es inteligente, puede ser complaciente”, dijo el antiguo funcionario.
Sin embargo, inmediatamente después de la productiva reunión, Chávez se presentó en la televisión, “sacando totalmente de contexto” la conversación. Era una de las facetas de Chávez que los funcionarios estadounidenses veían con frecuencia.
“Simplemente se deja llevar por el entusiasmo. Algo lo anima y entra en esta modalidad demagógica y acusadora”, dijo el exfuncionario. Sin embargo, no es probable que el estilo fiero y cismático de Chávez se convierta en la característica de los futuros líderes, aún si su partido permaneciera en el poder.
“Es el problema clásico del líder carismático”, señaló el exfuncionario del Departamento de Estado. “Su autoridad descansa en su atractivo personal ante sus simpatizantes, y hay muy pocas personas que pueden ocupar su lugar”.
Las cosas que no cambiaron son tan importantes como las que Chávez cambió. Bajo su mandato, el país siguió dependiendo de los ingresos obtenidos por el petróleo. El nuevo modelo de capitalismo de Estado no logró que cuajaran las promesas de reactivar la economía. Las instituciones gubernamentales, que eran débiles antes de que Chávez llegara, ahora están politizadas pero siguen siendo débiles.
Para bien o para mal, los frutos del legado de Chávez no han cambiado el rumbo de Venezuela de forma tan drástica como lo afirma su aparato de comunicación social. Quienes estudian Venezuela coinciden en que antes de Chávez, los fondos obtenidos gracias al petróleo ya se destinaban a los pobres. Ya se habían nacionalizado varios sectores. Siempre existieron la corrupción y los órganos gubernamentales débiles. Chávez mejoró algunas de estas políticas y modificó otras, y a todo le agregó su ardor antiestadounidense.
“No creo que haya sido el innovador que la gente afirma que fue, ya que en Venezuela hay antecedentes de una política redistributiva”, dijo el exfuncionario del Departamento de Estado.
La mayor parte de los logros de Chávez pueden deshacerse, aunque no de la noche a la mañana, señalan los analistas. “Esta es simplemente una situación triste, había muchas promesas, muchas esperanzas y muchas posibilidades, pero su apetito de poder y su desdén por las instituciones lo llevaron al fracaso”, dijo Shifter.