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(CNN) — Incluso para los estándares de las fugas más dramáticas, esta huida fue particularmente descarada.

Dos hombres disfrazados de turistas rentaron un helicóptero de una empresa de viajes, le ordenaron al piloto volar a un centro de detención cerca de Montreal, subieron a dos internos usando cables y sogas, y escaparon. A plena luz del día y a la vista de testigos incrédulos.

Fue un verdadero “momento James Bond”, dijo el testigo Francis Emond, a la afiliada de CNN, CTV, sobre la fuga del domingo de las instalaciones de la correccional Saint-Jerome, a una hora y media al noroeste de Montreal.

Pero pese al escape digno de película, la libertad no duró mucho. El lunes temprano, las autoridades arrestaron tanto a los prisioneros como a las otras personas.

El plan fue puesto en marcha el domingo en la tarde. El helicóptero pertenece a una empresa de viajes Mont-Tremblant, una ciudad en Quebec ubicada a unos 130 kilómetros al noroeste de Montreal.

Dos hombres que se hicieron pasar por turistas contrataron el helicóptero para un viaje, de acuerdo con un reportero de la cadena de televisión LCN, quien aseguró que conoce al piloto.

Una vez que estaban en el aire, los hombres pusieron un arma en la cabeza del piloto y le ordenaron volar a Saint-Jerome. El vocero de la policía provincial de Quebec, Benoit Richard, no hizo comentarios sobre estos reportes. Una vez en el centro de detención, se lanzaron cables y sogas desde el helicóptero para subir a dos presos.

Los guardias vieron boquiabiertos cómo los dos presos se aferraban a las sogas y cables. Uno de los hombres, según la policía, es Benjamin Hudon-Barbeau, de 36 años, quien había ganado una apelación por doble homicidio, aunque seguía en prisión por una investigación de intento de asesinato.

El otro, Danny Provencal, de 33 años, cumplía una sentencia de siete años por varios delitos, incluido provocar un incendio de forma deliberada, según la policía.

“Es algo excepcional”

La prisión, que alberga a 480 internos, sabe cómo manejar lo esperado. Hace cerca de un mes, sofocó una revuelta antes de que ésta se saliera de control. Yves Galarneau, el subdirector general de los Servicios Correccionales del Oeste de Quebec, dijo que nunca había visto un escape como este en tres décadas de carrera.

“El tiempo de reacción probablemente fue muy lento”, dijo a los reporteros, al añadir que el escape había ocurrido muy rápido. Galarneau también reconoció que la prisión no tenía un protocolo de seguridad para prevenir escapes en helicóptero. “Hasta donde sé, es el primero en Quebec”, dijo a los reporteros. “Es excepcional”. Tras el escape, se puso en marcha un operativo para atrapar a los hombres.

Para añadir un extra de audacia al escape, un hombre que dijo ser Hudon-Barveau llamó a una estación de radio para decir que había recibido un tiro en la pantorrilla y para justificar su escape.

“No quiero causar daño a nadie. No soy un asesino. Nunca hice nada malo a ningún inocente”, dijo el hombre a la estación de radio 98.5 FM. “Sé que el escape no fue lo mejor, pero ya no quería estar en prisión. Estoy listo para morir”. Luego dijo que la idea de escapar fue de Provencal.

“No fue mi idea escapar, pero Danny me convenció, y fue su amigo el que hizo los arreglos afuera”, contó el hombre.

Las autoridades encontraron el helicóptero en Mont-Tremblant, de donde originalmente fue tomado. El piloto estaba a bordo, pero los hombres habían huido mientras la policía les seguía la pista. Las autoridades siguieron el vehículo en que huyeron los hombres a la ciudad de Chersey, a unos 50 minutos al norte de Saint-Jerome.

La televisión estatal LCN mostró imágenes de una casa de campo donde se creía que los hombres estaban escondidos. Afuera se observaba el vehículo estacionado con la puerta del piloto abierta.

Seis horas después de la fuga, los tres hombres fueron arrestados. Uno de ellos era Hudon-Barbeau. La policía no dio a conocer los nombres de los otros dos y encontró al cuarto en un depósito de azúcar de la misma ciudad.

Los cuatro hombres se presentarán ante la corte de Saint-Jerome el lunes para enfrentar cargos, que la policía no ha concretado. Pese a ser espectaculares, los escapes por el aire no son desconocidos.

El preso albanés Alket Rizaj escapó de una prisión de máxima seguridad en Grecia en dos ocasiones, en 2006 y 2009. En ambos casos, cómplices entraron al patio de la prisión en helicópteros y los prisioneros subieron escalando sogas. En ambos casos, Rizaj fue recapturado.

En febrero, otro prisionero en Grecia trató de escapar usando la misma técnica. Pero el flan falló cuando el prisionero recibió un disparo y la nave se vio forzada a aterrizar en el estacionamiento de la prisión.

En 1971, Joel David Kaplan, escapó de una prisión de Mexicali a bordo de un helicóptero. La historia inspiró el libro Fuga en 10 segundos: el escape de Joel David Kaplan, así como la película Breakout.

En Francia, Pascal Payet escapó no una sino dos veces de una prisión francesa. En ambos casos fue capturado de nuevo.