(CNN) — Corea del Norte despertó este miércoles una nueva preocupación en el noreste de Asia, al impedir que cientos de trabajadores surcoreanos acudieran a un complejo industrial conjunto, que sirve como un importante símbolo de la cooperación entre los dos países.
La decisión ocurre un día después de que Pyongyang anunciara sus planes para reiniciar un reactor nuclear que cerró hace cinco años, y tras varias amenazas contra Estados Unidos y Corea del Sur.
La retórica ardiente de Corea del Norte, impulsada por las sanciones recientes de la ONU, ante su último ensayo nuclear, han creado un ambiente de tensión en la península coreana, mientras Estados Unidos y Corea del Sur realizan ejercicios militares conjuntos en territorio surcoreano.
La amenaza que hizo Pyongyang el mes pasado, sobre un posible ataque preventivo nuclear contra Estados Unidos y Corea del Sur, causó cierta alarma, a pesar del escepticismo de analistas y funcionarios estadounidenses, respecto a que el ejército de Corea del Norte está lejos de llevar a cabo tal ataque.
La medida de Corea del Norte, de impedir este miércoles que los trabajadores de Corea del Sur y los gestores entren en el complejo industrial de Kaesong, que se encuentra en el lado norte de la frontera, es una señal tangible de las tensiones entre las dos partes.
Es una medida que podría terminar perjudicando a Pyongyang financieramente, ya que Kaesong es considerada como una importante fuente de divisas para el régimen de Kim Jong Un.
Más de 50,000 norcoreanos trabajan en la zona, produciendo cientos de millones de dólares en mercancías cada año.
Los trabajadores ganan un promedio de 134 dólares al mes, de las cuales las autoridades norcoreanas toman alrededor de un 45% en varios impuestos. Corea del Norte amenazó el fin de semana con cerrar el complejo industrial.
Una respuesta militar
Seúl indicó que “lamenta profundamente” la decisión de Corea del Norte, de detener la entrada de los surcoreanos a Kaesong.
“La acción de Corea del Norte supone un obstáculo para el funcionamiento estable” del complejo, indicó en un comunicado el Ministerio de Unificación de Corea del Sur, instando a su vecino a “normalizar inmediatamente ” el proceso de entrada y salida.
El ministro de Defensa surcoreano, Kim Kwan-jin, dijo que podría ocurrir una acción militar si la seguridad de los surcoreanos en la zona estuviera amenazada.
“Si hay una situación grave, estamos completamente listos, incluyendo medidas militares”, dijo en una reunión de legisladores, de acuerdo con la semioficial agencia de noticias Yonhap, de Corea del Sur.
En marzo de 2009, también durante una etapa de maniobras militares de Estados Unidos y Corea del Sur, que Corea del Norte consideró una amenaza, Pyongyang cerró la frontera, de manera temporal, dejando atrapados a cientos de trabajadores de Corea del Sur en el complejo industrial.
Permitió que muchos de los trabajadores varados regresaran a Corea del Sur el día siguiente, y volvió a abrir completamente la frontera alrededor de una semana más tarde.
El destino de cientos de trabajadores
En el inicio de este miércoles, cuando el Norte informó al Sur que impediría nuevas entradas al complejo, había 861 trabajadores surcoreanos allí, según el Ministerio de Unificación. Corea del Norte dijo que continuaría permitiendo que la gente saliera de la zona.
Cientos de trabajadores se rotan en Kaesong cada día, en una serie de entradas y salidas programadas. Muchos de ellos permanecen allí durante varias noches.
Un total de 484 trabajadores se registraron este miércoles para entrar en el complejo, dijo el ministerio, y 446 estaban registrados para salir.
Durante el final de la mañana y las primeras horas de la tarde (tiempo local), solo se pudo observar a unos cuantos trabajadores regresar a Corea del Sur desde Kaesong, mucho menos de los que se habían registrado para salir del lugar.
Las autoridades de Corea del Sur no dieron de inmediato una explicación sobre la discrepancia, diciendo que las compañías individuales deciden cuándo enviar de regreso a los trabajadores.
En marzo de 2009, durante una situación similar, muchas empresas surcoreanas que operan en la zona optaron por mantener a más trabajadores allí, para compensar a los que no se permitía entrar.