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(CNN) — Incluso después de la identificación de los sospechosos de las explosiones en Boston, Estados Unidos, a partir de imágenes granuladas de cámaras de seguridad, funcionarios dicen que llenar una ciudad con este tipo de vigilancia puede crear tantos problemas como los que resuelve.

Una red de cámaras en las calles de la ciudad y otros espacios públicos aumenta las probabilidades de capturar a un criminal en video, pero genera una cantidad abrumadora de evidencia para examinar cuidadosamente.

Algunas personas se sienten más seguras al saber que los delincuentes son observados, pero los defensores de la privacidad y otros ciudadanos sienten incomodidad con la idea de que el Gran Hermanomonitoree todos sus movimientos públicos.

Mientras tanto, el software de reconocimiento facial y otras tecnologías hacen que las imágenes de las cámaras de seguridad sean más valiosas para la policía. Ahora, estos programas pueden extraer material automáticamente para encontrar información, como el rostro de una persona en específico, y crear una base de datos gigante.

Después de las explosiones en el maratón de Boston, las autoridades tuvieron que examinar cuidadosamente una gran cantidad de grabaciones recopiladas por las cámaras de seguridad del gobierno, privadas e imágenes tomadas por espectadores en sus smartphones. El FBI tardó tres días en publicar borrosas imágenes de los dos sospechosos, tomadas por las cámaras de una tienda departamental.

Compara este rápido cambio con las explosiones que ocurrieron en Londres en 2005, cuando miles de investigadores tardaron semanas en analizar el material del circuito cerrado de televisión (CCTV) de la ciudad después de los ataques. Las cámaras, software y algoritmos han progresado mucho en ocho años.

Ciudades bajo vigilancia

En las grandes ciudades, en la época del terrorismo, casi siempre hay alguien vigilando.

Las cámaras utilizadas en Londres son parte del extensivo y sofisticado sistema de vigilancia Ring of Steel de la capital inglesa, que combina casi medio millón de cámaras, retenes y lectores de placas para monitorear el centro de la ciudad. Fue establecido en 1998, es uno de los más avanzados en el mundo y permite a las autoridades rastrear a cualquier persona que entre o salga del centro de Londres.

Sin embargo, muchos residentes cuestionan la efectividad del sistema. En 2008, solo se resolvió un crimen por cada 1,000 cámaras, de acuerdo con la policía local. Las cámaras de CCTV en toda Gran Bretaña costaron a las autoridades 800 millones de dólares en los últimos cuatro años, según el grupo de libertades civiles Big Brother Watch.

Imitando el modelo londinense, la Iniciativa de Seguridad Lower Manhattan de Nueva York monitorea 4,000 cámaras de seguridad y lectores de placas en el sur de Canal Street. El proyecto utiliza material de cámaras de seguridad públicas y privadas que son monitoreadas las 24 horas del día por la Policía de Nueva York.

Con el uso de tecnología de detección facial y de objetos, la policía puede rastrear automóviles y personas que se mueven en cuatro kilómetros cuadrados en el bajo Manhattan e incluso detectar paquetes abandonados. La iniciativa de 150 millones de dólares también incluye varios detectores de radiación y retenes automáticos que pueden utilizarse para detener el tráfico en una emergencia.

La red de cámaras de Boston es más pequeña que la de Londres y Nueva York, aunque es probable que esto cambie pronto. En 2007, la policía de la ciudad tenía un estimado de 55 cámaras de CCTV en la ciudad. Desde entonces, la ciudad amplió su sistema de vigilancia, aunque las autoridades no comentan sobre el alcance exacto de la configuración actual de cámaras.

El ejemplo de Boston muestra el poder de estos sistemas para ayudar a resolver crímenes, por lo que muchas personas piden más cámaras. Pero aún no está claro si son efectivas para prevenir los crímenes. Según el Centro de Estudios de Vigilancia de la Universidad Queen en Ontario, Canadá, los sistemas de vigilancia urbana no han mostrado tener algún efecto en disuadir a los criminales.

Reconocimiento facial

A medida que el volumen y la calidad de las cámaras y los sensores aumenta, las ciudades recurren a software de reconocimiento facial y de objetos más avanzado para dar sentido a los datos.

“Describimos qué está en el video y lo almacenamos en una base de datos”, dijo Al Shipp, CEO de 3VR de San Francisco, EU, una de las varias empresas que fabrica este tipo de tecnología de reconocimiento facial.

El primer inversionista de la compañía fue In-Q-Tel, el fondo de inversión de riesgo de la CIA que encuentra y financia tecnología prometedora relacionada con la seguridad. Ahora, 3VR trabaja con agencias de policía locales y federales, así como con empresas privadas y bancos.

Su software puede identificar objetos por tamaño, forma y color. Puede leer placas y reconocer automóviles. Respecto a las personas, puede detectar su género, edad aproximada, estado de humor y otra información demográfica. Con el uso de múltiples cámaras, puede rastrear sus patrones y algunos comportamientos. Automáticamente hace acercamientos al rostro de cualquier persona y la identifica basándose en cosas como la distancia entre sus ojos o la forma de su nariz.

Toda esa información está almacenada en una base de datos. Grandes pistas que le tomarían a un investigador incontables horas para descubrirlas pueden encontrarse con una búsqueda de 15 segundos.

Por ejemplo, podrían buscar a cualquiera que ingresó a una tienda 7-Eleven entre las 20:00 y las 23:00 horas en una noche en específico, obtener información de las veces que ciertos automóviles entraron y salieron de un estacionamiento, o pedir imágenes de todas las personas que visitaron un cierto edificio en el año pasado.

“Instantáneamente te da una imagen de todos los que han entrado en el pasado basándose en la geometría de su rostro”, dijo Shipp.

Preocupaciones de seguridad

Los activistas de libertades civiles están preocupados por cómo puede abusarse de esta tecnología. Con cámaras en ciudades lejanas que se conectan a la misma base de datos, los movimientos de una persona pueden rastrearse en estados o continentes. Por ejemplo, podría utilizarse para señalar a una persona que asiste a múltiples protestas políticas.

“Nos gusta pensar que tenemos algo de privacidad en nuestras vidas, que podemos ir a lugares que necesariamente queremos que el gobierno sepa”, dijo Jennifer Lynch, una abogada en la Fundación Electronic Frontier (Frontera Electrónica), un grupo de libertades civiles en internet. “Lo que me preocupa es que si todas estas cámaras se conectan en algún punto, y si aplicamos el reconocimiento facial al final, podremos rastrear a las personas a dondequiera que vayan”.

Por ahora, muchas de las bases de datos biométricas en Estados Unidos aún están separadas. Algunas están dispersas a través de varias agencias de gobierno locales y federales; conectarlas tomará mucho tiempo y requerirá de grandes presupuestos. El FBI está en proceso de construir su propia base de datos de reconocimiento facial y trabaja con departamentos estatales de vehículos para acceder a sus fotografías.

Es menos probable que el gobierno pueda aprovechar las bases privadas de datos pronto, pero aún es una causa de preocupación en el futuro, dicen los defensores de la privacidad. Facebook tiene la mayor base de datos de reconocimiento facial en el mundo, una serie de datos potencialmente ricos para cualquier agencia gubernamental.

Otra preocupación es la identificación errónea de sospechosos. Shipp reconoce que estos sistemas pueden cometer errores, pero aclara que las computadoras no reemplazarán a los humanos, sino que ayudarán a los investigadores a separar la información inútil.

“Las cámaras en sí no son una panacea. No van a resolver el problema. Es una de las medidas”, dijo.

Pero al menos un prominente bloguero de tecnología cree que los beneficios de las cámaras de seguridad superan nuestros miedos sobre la privacidad.

“Las cámaras en el cielo son la manifestación final del Gran Hermano; una forma para que el gobierno te vigile todo el tiempo, en todos lados”,escribió Farhad Manjoo en Slate.

Manjoo cree que necesitamos pensar en formas para hacer que las cámaras funcionen para nosotros, no en razones para eliminarlas.

“Cuando comparas las cámaras con otras medidas de seguridad, surgen como la opción menos costosa y más efectiva. Después del 11-S, hemos convertido la mayoría de los lugares públicos en fortalezas; ahora, es imposible que entres a edificios altos, aeropuertos, varios museos, conciertos, e incluso celebraciones públicas sin ser sometido a revisiones y detectores de metal. Cuando se combinan con policías competentes, las cámaras de vigilancia son más efectivas, menos intrusivas, menos agotadoras psicológicamente, y son mucho más agradables que estas alternativas”.