El papa Francisco canonizó a la colombiana Laura Montoya y a la mexicana María Guadalupe García.

(CNN) – El papa Francisco canonizó los primeros santos de su papado, incluyendo la primera santa colombiana y a una mexicana, en una misa el domingo en la Plaza de San Pedro, según informó la página web del Vaticano.

Laura Montoya de Colombia and María Guadalupe García Zavala de México fueron declaradas santas por su trabajo como monjas es sus países.

El papa Francisco también canonizó a 800 mártires italianos que se negaron a convertirse al Islam en el siglo XV y que fueron decapitados.

“Veamos a los nuevos santos a la luz de la palabra de Dios proclamado, una palabra que nos invita a ser fieles a Cristo, incluso hasta el martirio; una palabra que nos recuerda la urgencia y la belleza de llevar a Cristo y su Evangelio a todos; una palabra que nos habla de ser testigos de caridad”, dijo.

Montoya pasó más de 30 años viviendo con indígenas en Colombia durante un tiempo en que eran considerados “bestias salvajes”, dijo el Vaticano. Ella les infundió esperanza, dijo el papa.

La madre Laura murió en 1949.

El presidente colombiano Juan Manuel Santos asistió a la misa.

García, conocida como la madre Lupita, ayudó a esconder al arzobispo de Guadalajara y a unos sacerdotes durante la represión a la religión en los años 20, dijo el sitio web del Vaticano. También fue conocida por pedir por los pobres y enfermos antes de morir en 1963.

“Esto es lo que significa tocar la carne de Cristo”, dijo Francisco.

Los mártires italianos eran residentes del poblado Otranto, en el mar Adriático. Fueron asesinados en 1480 por fuerzas islamistas que buscaban tomarse a Europa, dijo la página del Vaticano citando a Donald Prudlo, profesor de historia medieval de la Universidad Estatal de Jacksonville en Alabama.

“El significado de su sacrificio fue claro”, ·Los pobladores habían en realidad salvado a Europa. Su valentía le dio tiempo a la cristiandad de reagruparse y de darse cuenta de la gravedad de la amenaza”.

“Mientras veneramos a los mártires de Otranto”, dijo el papa, “pidámosle a Dios que apoye a los muchos cristianos quienes, en estos tiempos y en muchas partes del mundo, ahora sufren de violencia, para que les dé el coraje y la fidelidad para responder al mal con bien”.