Por Mariano Castillo, CNN

(CNN) — Conocido por su apoyo abierto y sin complejos a los migrantes en México, el sacerdote Alejandro Solalinde llevó su mensaje a Estados Unidos.

El sacerdote es parte de la caravana de migrantes, y gente que los apoya, que viajan desde Los Ángeles hasta Washington para impulsar un reforma inmigratoria.

En México, Solalinde ha criticado al gobierno e incluso a la Iglesia católica, al decir que ambos deberían ser más compasivos con los migrantes. Sus puntos de vista han sido moldeados tras años de liderar un refugio para migrantes en Oaxaca que ofrece apoyo a centroamericanos que se embarcan en una peligrosa ruta al norte a bordo de trenes.

Una serie de amenazas recibidas en el 2012 lo llevaron a dejar su puesto, en Ixtepec, en el sur de Oaxaca, pero ahora está de regreso.

“No sé cómo vivir con miedo”, dijo Solalinde a CNN.

Los asuntos de los migrantes deben ser abordados tanto en el lugar de destino como en la fuente, añadió.

En Estados Unidos, Solalinde dije que quiere incluir más voces al debate. “No solo la voz del norte sino también la del sur, la voz de los pobres, la voz de los migrantes”.

El sacerdote de 68 años, vestido con una camisa blanca abotonada, un chaleco color crema, gafas finas y un collar de cruz, admite que cree que su opinión tendrá poca influencia. Con tanto dinero e intereses políticos de por medio, es probable que la voz de un sacerdote mexicano sea ahogada, asegura.

Pero él no se inmuta. Los participantes de la caravana buscan que se abra un camino a la ciudadanía, que deje de separar a las familias y que se dé más atención al costo humano de las políticas migratorias. El sacerdote asegura que no está abogando por cierta política sino que quiere aumentar la conciencia sobre el tema.

El Senado estadounidene tiene pendiente la aprobación de una iniciativa sobre migración en la que se propone aumentar los recursos destinados a la frontera sur y que establece un nuevo sistema para medir la efectividad de los controles de seguridad en la zona, pero los críticos del plan dice que está llena de agujeros y que en última instancia hará poco para ayudar a detener la inmigración ilegal.

Mientras que la iniciativa aboga por fortalecer la línea fronteriza, también crearía un camino para dar la ciudadanía para la mayoría de los inmigrantes y cambiaría dramáticamente las leyes laborales en las granjas estadounidenses.

Imponer medidas restrictivas a través de un muro fronterizo no hace más que aumentar el precio que los traficantes cobran para pasar a escondidas a las personas hacia Estados Unidos, según Solalinde.

En el refugio de Oaxaca, Solalinde dice que constantemente ve sufrimiento pero también esperanza.

Durante su breve exilio del refugio, Solalinde pasó un mes en Europa seguido de varias semanas de reflexión en Jalisco antes de volver a Oaxaca.

Buena parte de ese tiempo la dedicó a leer y escribir, lo que le permitió regresar a sus actividades con más compromiso por ayudar a los migrantes, asegura.

“Cada día Dios me da la gracia de ser feliz, me da fuerza, pero al final del día me duele el corazón, se cansa emocionalmente”, dice.