KATMANDÚ, Nepal (CNN) — Bijaya Limbu es un experimentado artista de circo que disfruta de su arte, pero su introducción al mundo del espectáculo llegó a través de los traficantes de personas, quienes lo compraron a sus padres.
Mientras otros niños miran el circo con asombro, Limbu apenas tenía nueve años cuando por primera vez se le obligó a trabajar en uno.
Dice que los tratantes lo llevaron de Nepal a un circo en India, y que fue obligado a actuar durante cuatro años, hasta que lo rescataron.
La historia de Limbu destaca la situación de la trata de personas en Nepal, donde la pobreza junto con la falta de conciencia alimentan el comercio infantil.
Dice que unos “agentes” se acercaron a sus padres y ellos estuvieron de acuerdo en que se lo llevaran. Dice que no recuerda exactamente la cantidad que pagaron a su familia.
Él cuenta que llegó a “un lugar de India”, que fue entrenado en un circo y que realizaba tres presentaciones por día.
No habla mucho de aquellos días en el circo. Dice que no tiene sentido volver a abrir las cicatrices.
Ahora, con 21 años, Limbu está de vuelta en Nepal y es estrella del Circo de Katmandú, que en gran medida está compuesto por los sobrevivientes del tráfico infantil. Once de sus 13 integrantes lo han sufrido.
Constituido en 2011, el Circo Katmandú es también uno de los principales líderes en este tipo de espectáculo contemporáno y profesional de Nepal.
Limbu dice que él y sus compañeros sobrevivientes ven al Circo Katmandú como un lugar para perfeccionar las habilidades que alguna vez no tuvieron más opción que aprender.
“Antes me obligaban a hacer esto”, dijo, quien también es gimnasta con medalla de oro a nivel nacional. “Pero aquí estoy, todavía haciendo circo, porque me encanta. Combino lo que aprendí antes -en el circo indio, con mi talento en el Circo Katmandú”.
Y el circo representa un fragmento de la realidad de la trata en el escenario.
Su espectáculo más reciente, Swagatam (Bienvenido), refleja hechos reales y explora el tema de la trata de personas.
El espectáculo de 45 minutos de duración con canciones populares nepalíes, indias e inglesas, incluye monólogos en el que se narran historias muy personales sobre el tráfico de personas en Nepal.
Según el informe más reciente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los niños nepaleses son traficados con el “propósito de explotación sexual y laboral, incluyendo espectáculos de circo dentro de Nepal e India”.
El informe calcula que 5.500 personas fueron víctimas de la trata en 2010. En 2011, calcula que 11.500 lo padecieron o fueron objeto de intento de tráfico. El país no cuenta con datos concretos sobre cuántos de ellos eran niños.
El Informe de Tráfico de Personas 2012 del Departamento de Estado de EU establece que el “Gobierno de Nepal no cumple con los estándares mínimos para la eliminación de la trata, aunque realiza importantes esfuerzos para hacerlo”.
Kiran Rupakhetee, subsecretario en el Gobierno de Nepal de la Secretaría para el Comité Nacional de Control de la Trata de Personas, insistió en que su departamento, que depende del Ministerio de la Mujer, la Infancia y el Bienestar Social de Nepal, está “preocupado y enfocado” en aplicar las políticas.
En marzo de 2012, Nepal aprobó el Plan Nacional de Acción contra la Trata de Personas. Las políticas se centran en la prevención y en procesar jurídicamente a los traficantes, así como en la construcción de centros para los supervivientes rescatados.
Sin embargo, Rupakhetee añade que este no contiene un plan para rescatar a las víctimas en India.
Hasta ahora, eso ha dependido de grupos no gubernamentales y personas como Shailaja CM. Ella se encargó de rescatar a la mayoría de los sobrevivientes que actualmente se encuentran en el Circo de Katmandú.
CM dice que ha rescatado víctimas desde el 2004 y que se ha involucrado en 42 misiones de rescate. Hasta ahora, ha ayudado a rescatar a unos 500 niños de la India, 390 de ellos en circos de ese país.
Dice que ir a una misión de rescate es como ir a la guerra: tiene que combatir contra los enemigos y regresar victoriosa con los niños. Siempre está el riesgo de ser asesinada.
“Pero son los niños los que me arman de valor”, dijo CM, quien ahora trabaja con la organización sin fines de lucro Sano Paila, de la Agencia de Rescate de Nepal.
“No puedes ver el peligro y darte por vencida. Tienes que ver la situación de los niños, están siendo explotados. Alguien tiene que hacer algo”.
Los integrantes del Circo Katmandú son un ejemplo de lo que pueden lograr los niños rescatados.
Anjali Chhetri, de 20 años, es reticente a hablar de su pasado. Al igual que la mayoría de los miembros de la compañía, quiere enfocarse en el presente y tiene establecidas metas para el futuro. Está decidida a estar involucrada con el circo y ayudar a cambiar la percepción que tiene la gente de esto.
El circo, dijo, tiene una connotación negativa en Nepal. “No es una mala profesión”, dijo Chhetri mientras miraba a sus compañeros prepararse para el espectáculo en Katmandú. “Mostramos nuestras capacidades y nuestro talento. Es una profesión, y nos sentimos orgullosos de ella”.
Para la mayoría de los integrantes, el circo también es su fuente de ingresos. Reciben un salario mensual de 8.000 rupias nepalíes (alrededor de 94 dólares), además de otras prestaciones y viáticos.
Sin embargo, los 13 integrantes, todos de aproximadamente veintitantos años, también sueñan con construir una identidad nacional e internacional para su arte.
Todo empezó cuando Robyn Simpson, cofundador del circo, visitó Katmandú para un taller en 2010.
“Estos niños cuentan con las habilidades y el potencial. Hubo una oportunidad para ellos de mostrar lo que podían hacer. Pensamos en establecer una empresa profesional y dejarlo actuar como profesionales”, señaló.
Desde entonces, el Circo Katmandú ha producido tres espectáculos: El hechizo del demonio, Dakini y Swagatam.
Simpson, quien viaja a Katmandú cada seis meses para entrenar a la compañía, dijo: “Todo lo que pensamos como una posibilidad ya es una realidad”.
Pero para algunos de sus integrantes, la experiencia es emotiva, ya que los recuerdos de su tormento en India chocan con sus sueños para el futuro.
Simpson dijo: “ha sido un proceso importante para conseguir que el grupo sienta que puede reclamar su pasado y reconocer que ellos no estarían donde están ahora sin eso. Ahora, la experiencia es una forma de impulsarlos hacia el futuro”.
Y según el grupo, el panorama parece prometedor.
Después de varias presentaciones a nivel local, el Circo Katmandú planea su debut internacional a finales de este año, en Londres.
Para la mayoría de los integrantes del circo, esta será su primera vez en viajar en avión.
Chhetri dice que está emocionada con la posibilidad de presentarse en el extranjero y que la gente conozca al Circo Katmandú.
Limbu dice que está “ansioso de ver Londres”. Entiende que es una oportunidad no solo para mostrar sus habilidades, sino también para construir una imagen positiva del circo en casa.
“Tenemos que acabar con los estereotipos y hacer que la gente sepa que no es malo después de todo”, dijo. “Nepal no tiene ningún grupo profesional de circo y vamos a romper barreras”.
“Me siento libre ahora y quiero hacer del circo mi futuro”, añadió.