Por H. Gilbert Welch
Nota del editor: H. Gilbert Welch es profesor de medicina en el Instituto de Políticas de Salud y Prácticas Clínicas de Dartmouth y co autor de ‘Sobrediagnosticados: Enfermando a la gente en búsqueda de la salud’ (Overdiagnosed: Making People Sick in the Pursuit of Health).
(CNN)— Vi por primera vez el encabezado el martes temprano en Real Clear Politics, un sitio de noticias políticas donde generalmente comienzo mis mañanas. No es donde esperaría ver una nota sobre el cáncer de mama.
Después revisé mis correos electrónicos y todos parecían ser sobre el artículo de opinión escrito por Angelina Jolie en el diario The New York Times. Estudiantes de mi clase de licenciatura querían discutirlo en nuestra próxima sesión. Algunos colegas expresaron su preocupación y se preguntaban cuál era la reacción correcta. Gente que ni siquiera conocía enviaba correos electrónicos.
Uno de ellos, de parte de un investigador en la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, resumió muy bien la preocupación generalizada: “Temo que esta revelación motivará a muchas mujeres a someterse a una mastectomía preventiva, aunque no la necesiten.”
Vaya. Tal vez deba leerla.
Así lo hice.
Me encontré con una conmovedora historia y comprendí su elección. Lo que no pude comprender inicialmente fue la preocupación expresada por otros.
Conforme fue avanzando el día, la nota dominaba las noticias. Yo no estaba dándome cuenta en realidad de lo admirada y respetada que es la señora Jolie y no consideré lo poderosa que puede ser una anécdota personal de una celebridad.
Si las mujeres estadounidenses se veían a si mismas en Angelina Jolie: eso podría ser un problema. Porque lógicamente la siguiente pregunta sería: ¿Debería hacerme una mastectomía preventiva?
Entonces me di cuenta de qué faltaba en el artículo; algo que debería haber estado impreso en letras grandes y negras.
“NOTA: ESTE ARTÍCULO NO ES RELEVANTE PARA MÁS DEL 99% DE LAS MUJERES EN ESTADOS UNIDOS”.
¿Por qué? Porque más del 99% de las mujeres no tienen las mutaciones en los genes BRCA1 – ni BRCA2.
Aclaremos, BRCA1 (Gen 1 de susceptibilidad de cáncer de mama) es una cosa terrible. Aunque podría discutir un poco con los números exactos en el artículo, la gran realidad es esta: una mutación dañina en el BRCA1 aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de mama aproximadamente cinco veces y aumenta el riesgo de cáncer ovárico más de 10 veces.
Es un factor de riesgo muy poderoso para estos cánceres; casi tan poderoso como fumar cigarrillos es para el cáncer pulmonar.
Cuando la gente se encuentra en un gran riesgo de que algo malo les suceda, las intervenciones preventivas son probablemente un buen trato, es decir, los beneficios seguramente excederán los daños. No estoy diciendo que la mastectomía profiláctica sea la decisión correcta para una mujer con BRCA1, simplemente que es una opción razonable.
Cuando la gente se encuentra en un riesgo moderado, el trato cambia. La oportunidad de beneficio es menor, simplemente porque es menos probable que suceda el evento negativo. Pero los daños de una intervención preventiva se mantienen aproximadamente iguales.
Es un precepto fundamental de la medicina, uno que insisto mucho a los estudiantes de licenciatura (futuros pacientes) y a los estudiantes de medicina (futuros médicos): Los pacientes con anormalidades severas pueden ganar mucho más de una intervención que los pacientes con aquellas que son leves. Es más probable que al final los pacientes con anormalidades leves experimenten un daño neto, simplemente porque tienen una menor oportunidad de obtener un beneficio.
La vasta mayoría de las mujeres no tienen BRCA1. Se encuentran en un riesgo promedio de contraer cáncer de mama. Ellas no son Angelina Jolie. Ellas no deberían someterse a una mastectomía preventiva.
Hace unas semanas, en un artículo de la revista New York Times, Peggy Orenstein habló de su primer instinto al enfrentarse a una recurrencia de cáncer de mama: remover el otro seno también.
Su oncólogo respondió con una simple pregunta: “¿Se cortaría los senos una mujer promedio?”
Espero que no.
Pero hay una segunda pregunta que se para las mujeres presentada por el artículo de Angelina Jolie:
¿Me debería de hacer exámenes para buscar BRCA1?
Ella parece creer que la respuesta es sí, dirigiendo la atención al medio millón de mujeres que mueren por cáncer de mama cada año. Pero no indica que el 90% de estas muertes no tienen nada que ver con el BRCA1. Eso es porque la mayoría de las mujeres no tienen BRCA1 y porque la mayor parte del cáncer de mama es esporádico.
Las pocas mujeres que podrían tener BRCA1 también probablemente ya sepan que puedan tener BRCA1 basándose en el examen genético más viejo de todos: un fuerte historial familiar de cáncer.
Los exámenes a toda la población presentan complejos problemas. Quisiéramos saber más sobre qué tan frecuentemente se equivoca el examen, particularmente qué tan frecuentemente el resultado es un falso positivo.
Esto es importante porque las mujeres que son equivocadamente diagnosticadas como portadoras de una mutación se someterán a una mastectomía profiláctica de manera innecesaria. Entonces vienen los efectos psicológicos, no solo para la paciente sino para sus hermanas y descendientes.
También tendríamos que saber más sobre lo que significa la mutación BRCA1 en ausencia de un historial familiar. La madre de Jolie murió de cáncer ovárico a los 56 años. No soy genetista, pero puedo adivinar que eso la pone en un riesgo más alto, tanto de tener la mutación como de desarrollar un cáncer agresivo.
Y también quisiéramos una respuesta a la pregunta: ¿Es necesario que el examen cueste tanto?
No hay solo una decisión correcta para una mujer en la posición de Angelina Jolie, pero tal vez pueda haber tomado la indicada para ella misma. Afortunadamente, no es una decisión que la mayoría de las mujeres deban enfrentar.