Por Tom Watkins, Ian Lee y Gul Tuysuz, CNN
(CNN) — Las fuerzas de seguridad del gobierno turco utilizaron cañones de agua y lo que parecía ser gas lacrimógeno este sábado en un intento de despejar de manifestantes la plaza de Taksim, de Estambul.
La decisión se produjo poco después de que la policía lanzó un ultimátum a los manifestantes que han ocupado el último espacio verde que queda en Estambul por más de dos semanas para que se fueran voluntariamente o ser expulsados.
“Este Estado no es su juguete”, dijo el primer ministro Recep Tayyip Erdogan a una multitud de más de 100,000 simpatizantes que se reunieron en una plaza de Ankara. “No lo es. Lo siento”, dijo el primer ministro.
Erdogan anunció que otro mitin se llevará a cabo este domingo en Estambul, donde la plaza Gezi y la plaza Taksim han sido el centro de las manifestaciones durante 17 días.
“Si no se vacía, a partir de ahora, las fuerzas de seguridad de este país sabrán cómo vaciar ese lugar”, advirtió Erdogan.
Unos minutos más tarde, la policía utilizó altavoces para que los manifestantes de la plaza de Taksim escucharan su última advertencia.
Pero la manifestación continuó al llegar el atardecer, con cientos de personas abarrotando la plaza, algunos de ellos con máscaras de gas, otros unidos brazo con brazo en solidaridad y anticipación al desalojo.
Durante su intervención, Erdogan dijo que los manifestantes no estaban cumpliendo con su parte. “Les hemos tendido la mano”, dijo. “Sin embargo, algunas personas regresaron con sus puños en respuesta. ¿Puedes darle la mano a los que llegan con un puño?”.
Y ridiculizó las afirmaciones de los manifestantes que son ecologistas, calificándolos como “maleantes”, y citando su ruido de las bocinas como evidencia de su falta de sinceridad. “Esto se llama contaminación acústica”, dijo.
Una docena de edificios de su Partido AK de la Justicia y el Desarrollo han sido dañados y quemados, dijo, acusando a “extranjeros” de promover las manifestaciones.
También acusó a los manifestantes de incitar a la violencia sectaria por el ataque a una mujer que llevaba un pañuelo en la cabeza y que fue pateada, arrastrada por el suelo y arrancado su velo.
Acusó a algunos manifestantes de haber entrado en una mezquita con zapatos, bebido alcohol allí y escribir lemas insultantes en las paredes —actos prohibidos por los musulmanes—, mientas que las autoridades habían sido pacientes, dijo.
Erdogan dijo que los tribunales se encargarán de este tipo de incidentes.
Añadió que él no entendía las preocupaciones por el parque, ya que no se han firmado contratos y ninguna construcción ha comenzado. “No hay nada todavía para protestar”, dijo.
Erdogan acusó a las redes sociales de la difusión de información falsa, a los medios de comunicación nacionales de mentir, y de los medios de comunicación internacionales de mostrar “todo tipo de hipocresía” en sus reportes. Expresó su agradecimiento por el apoyo de la multitud.
Elogió la actuación de su gobierno en los últimos 10 años y medio, citando un aumento del nivel de vida, un mercado de valores que ha batido récords, el incremento de las reservas del banco central, los planes para construir el aeropuerto más grande del mundo y la construcción de un tercer puente en el Estrecho de Estambul para 2015.
Erdogan dijo que mantener el parque como espacio verde no era el verdadero objetivo de la mayoría de los manifestantes, cuatro de los cuales han sido detenidos.
“¿Cuál es el problema entonces?”, se preguntó. “Se trata de acabar con el gobierno del Partido AK”. A excepción de unos pocos que realmente están preocupados por el medio ambiente, los manifestantes están molestos por la fuerza creciente de Turquía, dijo, y agregó que más de 600 de sus policías resultaron heridos en los enfrentamientos.
“Nadie nos puede asustar”, dijo.
Erdogan pronunció su mensaje ante simpatizantes, en medio de un ambiente de carnaval y la pesada seguridad policial. Durante sus comentarios, algunos de sus seguidores ondeaban la bandera turca roja y blanca, así como la bandera naranja, blanca y azul de Partido AK de Erdogan.
El ambiente festivo contrastaba con la escena en Estambul donde la policía antidisturbios turca roció a los manifestantes con cañones de agua y gas lacrimógeno, arrestando a casi una docena de personas en la tercera noche consecutiva de enfrentamientos en la capital.
Los disturbios comenzaron a cerca de 500 kilómetros de distancia, en Estambul, hace casi tres semanas cuando un pequeño grupo de personas protestó contra los planes del gobierno para convertir la plaza Gezi en un centro comercial.
Erdogan ha sido criticado —incluso por sus aliados— por usar tácticas de mano dura en su gobierno y por tratar de imponer cambios sin pedir primero la opinión de la gente. El plan del parque representa el colmo para muchos turcos.
Este viernes, Erdogan se reunió con los manifestantes en Ankara y luego dijo que iba a suspender sus planes de construir un centro comercial en Estambul en espera de una decisión judicial sobre las objeciones de los manifestantes a su construcción.
Karl Penhaul, Antonia Mortensen, Joe Sterling y Ben Brumfield contribuyeron a este reporte.