Por Eric Marrapodi, coeditor del blog Belief de CNN
(CNN) — En los últimos 18 meses, más de 500 personas han muerto o desaparecido en el mar cuando intentaban escapar de África. El mundo apenas lo nota.
Tras un naufragio en la pequeña isla mediterránea de Lampedusa, el papa Francisco oró por las víctimas y dejó una corona en el agua como homenaje. Pero lo más importante, atrajo atención a la situación de los inmigrantes en todo el mundo.
“Hemos caído en una globalización de indiferencia”, dijo Francisco este lunes en Lampedusa, desde un altar construido con los restos del barco.
El Papa llevaba vestimentas color púrpura —que simboliza penitencia en el catolicismo— y rezó porque los líderes mundiales sean perdonados por ignorar la situación de los inmigrantes.
“El hecho de que vistiera púrpura y pidiera perdón fue muy poderoso”, dice el historiador y profesor asociado en la Universidad Kean, Chritopher M. Bellitto. “Él es un hombre que impacta en tus sentimientos y toca tu corazón”.
El viaje a Lampedusa fue su primera salida de Roma desde que asumió el liderazgo de la Iglesia católica. Además, mostró lo rápido que está aprendiendo a atraer los reflectores hacia su popular papado y los asuntos que están cerca de su corazón.
Existen diferencias obvias entre un pontífice y una princesa, pero los primeros meses de Francisco tienen algunas similitudes con la estrategia de la princesa Diana. Ella sabía que a donde fuera, los medios la seguían. Su activismo destacó a nivel mundial temas como la gente sin hogar, la lucha contra el sida y las minas.
Tal como Diana se alejó del palacio de Buckingham para abrazar a las víctimas de minas en África y todo el mundo, el Papa ha trasladado su liderazgo de la Capilla Sixtina a las calles.
A través de actos como abrazar a un niño con parálisis cerebral, lavar los pies de delincuentes jóvenes y celebrar misa en una isla de inmigrantes, Francisco está usando el poder de su fama para atraer la atención de los medios a las esquinas olvidadas del mundo.
La vida espiritual requiere más que meditar y leer libros, dice. “Todo lo que tenemos que hacer es salir a las calles”.
Tomar las calles
En las calles de Lampedusa, el Papa dio la espalda a la pomposidad para acercarse a los migrantes, muchos de los cuales eran musulmanes. Mientras él rezaba en el puerto, su cuenta de Twitter @Pontifex envió un mensaje:
“Creo que dio una señal muy clara para muchos países, incluido Estados Unidos, sobre su cercanía con los refugiados”, agregó. “No solo habla como Jorge Bergoglio; habla como líder de la Iglesia católica dirigiéndose al mundo”.
Y algunos tomaron nota.
La revista Vanity Fair lo nombró “Hombre del año” este mes en un artículo titulado Valentía de Papa, en el cual el cantante Elton John lo calificó como “un milagro de humildad en una era de vanidad”.
Los peregrinos llenan la plaza de San Pedro durante los discursos de Francisco. Las multitudes son mayores que con su predecesor Benedico XVI; algunos dicen que el doble.
A pesar de su popularidad, él sigue viviendo en la Casa Santa Marta, el hotel del Vaticano, en lugar de residir en el lujoso departamento papal. Prefiere manejar hacia la plaza de San Pedro en un Jeep abierto en lugar del papamóvil.
La semana pasada le dijo a los sacerdotes que no deben usar autos lujosos. Durante una misa en Santa Marta el pasado 3 de julio, Francisco explicó por qué ha insistido tanto en poner atención en las personas con discapacidad, los pobres, los refugiados y los prisioneros:
“El cuerpo de tu hermano herido, porque está hambriento, porque está sediento, porque está desnudo, porque es humillado, porque es un esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital. Ésas son las heridas de Jesús hoy”, dijo.
Crear instituciones de caridad para ayudar a la sociedad no es suficiente, agregó. “Necesitamos tocar las heridas de Jesús, acariciar las heridas de Jesús”.
Las preparaciones para Brasil
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebrará en Brasil este mes tiene el potencial para medir la popularidad del Papa.
Brasil alberga la población católica más grande del mundo, pero en la última década, la Iglesia católica ha perdido terreno frente a los evangélicos. ¿Podrá el primer papa latinoamericano revertir esa tendencia a largo plazo?
Al menos 60,000 voluntarios se inscribieron para ayudar en la organización de la peregrinación que empezará el 22 de julio. Los eventos incluyen una misa en la playa de Copacabana, DJs católicos en un festival en la playa y una misa final abierta al público en un campo gigante en el oeste de la ciudad.
Benjamin Paz Vernal, director de comunicaciones de la JMJ, dijo que pidieron 4 millones de hostias para la semana.
Y el Papa estará ocupado con un itinerario tradicional: visitará un hospital de rehabilitación, un santuario mariano, escuchará confesiones de presos jóvenes y acudirá a una favela de Río de Janeiro.
Pero todos estarán atentos a lo extraordinario de un Papa al que le gusta improvisar.
“Ya me rendí a intentar adivinar lo que él hará”, dijo Paddy Gilger, un sacerdote jesuita recientemente ordenado y que dirige el sitio The Jesuit Post.
“Él no tiene miedo de usar cualquier herramienta que pueda para compartir el Evangelio. Si eso no fuera tan sincero, sería muy manipulador”.
Un estilo polémico
El estilo del papa Francisco también tiene críticos, sobre todo por cómo aborda la adoración.
“Benedicto, en su papado relativamente corto, trabajó muy duro por traer de regreso muchas cosas que identificaban al catolicismo. Con el vaticano era esplendor, era dignidad”, dice Kenneth Wolf, escritor de publicaciones católicas tradicionalistas como Rorate Caeli.
“Francisco es más un… protestante estadounidense”, dijo. “No en sus creencias pero sí en su comportamiento y enfoque de la religión. Comportándose como uno del pueblo”.
Wolfe criticó la escena en Lampedusa: “La misa fue un chiste. Digo, ¿tener un altar hecho con restos de un bote, con un cáliz de madera, un atril con un timón y en el altar niñas?”, cuestionó. “Es parecido a las misas de payasos de 1960. No es una forma seria de presentar la liturgia”.
Después del Concilio Vaticano II, se retiró el latín de las misas para permitir que se hicieran en los idiomas locales y se abrió la puerta a nuevos himnos y prácticas, calificadas por los más tradicionalistas como “misas de payasos”.
Y, dice Wolfe, de hecho dio paso a las misas literalmente celebradas por payasos.
El camino hacia adelante
Cuando regrese al Vaticano después de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa tendrá un tiempo de paz.
Pero Francisco aún tiene una ambiciosa lista de puntos por cumplir y nadie espera que el hombre de 76 años frene su paso.
De hecho, ha prometido reformar todo, desde el banco vaticano hasta la curia y el personal profesional de la Santa Sede.
Monseñor Kevin Irwin, un profesor de teología en la Universidad Católica de Estados Unidos en Washington, explica por qué Francisco ha estado tan ocupado:
“El reloj está corriendo. Tiene solo un pulmón. Mejor lo hace ahora”.